El climatólogo
indio y profesor de Ciencias Climáticas y Atmosféricas de la
Scripps Institution of Oceanography de la Universidad de California
Veerabhadran Ramanathan charla con ABC horas antes de recoger el
Premio BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático.
por Araceli
Acosta
El climatólogo indio y profesor de Ciencias Climáticas y Atmosféricas de la Scripps Institution of Oceanography de la Universidad de California, en San Diego (Estados Unidos), Veerabhadran Ramanathan (Madurai, India, 1944), charla con ABC horas antes de recoger el Premio BBVA Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático.
El premio se le
otorga por descubrir que hay otros gases y contaminantes, además del
CO2, afectados por la actividad humana con un enorme poder para
alterar el clima de la Tierra, y sobre los que se puede actuar ya
para ayudar a combatir el calentamiento global.
¿Cuáles son
esos otros gases y partículas y qué resultados tendría actuar
sobre ellos?
Si vemos cómo
los contaminantes están contribuyendo al calentamiento, el 50 %
proviene del CO2 y el resto, de otros contaminantes, los gases "traza", que proceden de la quema de combustibles fósiles y otros
procesos industriales. Cuando en 1975 publiqué el efecto de estos
otros contaminantes, provocó una gran sorpresa, porque demostré que
una tonelada de clorofluorocarbonos (CFCs) era equivalente a 10.000
toneladas de CO2. Esa es la mala noticia, pero la buena es que
sabemos cómo recortar estos otros contaminantes. Y además estos
contaminantes son de corta vida, están en el aire entre una semana,
en el caso del hollín, y 10-15 años en el de los gases traza. Si el
mundo entero dejara de emitir hollín o carbón negro, resultante de
la combustión del diésel, dentro de una semana el planeta empezaría
a enfriarse
¿Y qué
supondría eso en el calentamiento global del planeta?
Reduciendo las
emisiones de metano en un 50 %, de hollín en un 90 % y dejando de usar
del todo los HFCs, en 2030 habremos reducido a la mitad el
calentamiento previsto para los próximos 35 años. Reducir las
emisiones de estos contaminantes de vida corta tendrá un impacto
inmediato y puede ralentizar enormemente el calentamiento global de
aquí a unas décadas. Esto nos daría un tiempo que necesitamos
desesperadamente para cambiar radicalmente nuestra dieta energética.
Entonces, ¿actuar
contra estos gases nos daría una ventana de oportunidad para actuar
contra el CO2?
Sí, y si no lo
hacemos en 30 años el calentamiento será enorme, de 2 ºC sobre el
nivel preindustrial, tendremos grandes sequías, inundaciones,
destrucción de los humedales a lo largo de la costa... Puedo ver
cien millones de refugiados, y tenemos en las noticias lo que está
pasando en Europa con solo un millón de ellos. Necesitamos
ralentizar el calentamiento inmediatamente, y esto es lo que puede
lograrse si actuamos sobre esos contaminantes de corta vida. Digamos
que tenemos dos palancas: una es la de los contaminantes de corta
vida y la otra es la del CO2. Además, reduciendo los contaminantes
de corta vida estamos reduciendo también la contaminación del aire.
Mire Madrid, que tiene problemas con la contaminación por el diésel.
Y es que una tonelada de diésel es igual a 2.000 toneladas de CO2, y
tenemos la tecnología para hacerlo. El ejemplo está en California,
que ha reducido su contaminación de hollín en un 90 %.
¿Y cómo lo ha
hecho?
Con dos cosas muy
sencillas. La primera es un filtro electrónico que ya tienen
incorporado la mayoría de los coches nuevos que se fabrican en
Alemania y California. Y la segunda es que tenemos que eliminar el
azufre del diésel. Y en el caso de los HFCs, que se utilizan para la
refrigeración y que son 4.000 veces más potentes que el CO2, ya
tenemos refrigeradores sin esos gases. La gran tragedia del cambio
climático y de la contaminación del aire es que existen las
soluciones para poner fin a ello, pero hay un mito creado por la
industria de que esto es algo muy caro; nos dicen que la gente va a
perder los puestos de trabajo, que la economía va a caer... La
realidad es que por cada dólar que California ha dedicado a la
limpieza del aire se han obtenido beneficios de 30 dólares. Es un
problema que podemos resolver y, en vez de hacerlo, estamos
arriesgando la vida de nuestros hijos.
Usted ha
asesorado al papa Francisco. ¿Lo hace porque es creyente o porque
cree que los líderes religiosos pueden hacer llegar de forma masiva
y creíble el mensaje del cambio climático?
Personalmente no
puedo decir que estoy cercano al Papa, sí soy miembro de la Academia
Pontificia de las Ciencias y él recibe nuestros informes. Dos veces
al año tenemos reuniones científicas e informamos de ellas al Papa.
Pero sí puedo decirle, que hace diez años, cumplidos los 60, veía
que nos estábamos acercando al abismo y que no se estaba haciendo
nada, pensé que mi vida había sido en balde, una pérdida de
tiempo... Fue entonces cuando Juan Pablo II me invitó a formar parte
de la Academia Pontificia de las Ciencias, y ahí es donde me dí
cuenta del poder de la religión para luchar contra el cambio
climático. El cambio climático es una cuestión moral, ética,
porque afecta de lleno a los más pobres y porque afecta a las
generaciones que aún no han nacido. En la encíclica "Laudato si"
hay una frase que lo explica muy bien, es algo así como que "el
llanto de la Tierra debe vincularse al grito de los pobres".
¿Qué le dijo al
papa Francisco y cuál fue su reacción?
Yo organicé una
reunión en 2014 en el Vaticano con los científicos más importantes
del mundo, y me pidieron que informara al Papa sobre el asunto que
íbamos a tratar. Yo le dije cómo el cambio climático iba a
impactar en los pobres. Y él me preguntó, en español: ¿Qué
podría hacer yo? Y le dije que debería hablar sobre el cambio
climático y de que la gente cuidara de la Creación en sus
diferentes discursos. Si hablamos de proteger la Creación en cada
iglesia, cada mezquita, cada templo, entonces estaremos actuando
contra el cambio climático. Con el Acuerdo de París tenemos la
firma de todos los líderes políticos, pero ahora todos nosotros
tenemos que actuar.
¿Pero hay
tiempo? Los científicos dicen estar abrumados con lo que está
pasando con el clima, este año especialmente.
Bueno, sí, es
una locura. La tremenda ola de calor de la India, el año pasado
España la sufrió también; California en llamas... En diez o quince
años los cambios serán tan grandes, tan extremos, que sé que todo
el mundo va a querer resolver el problema. Pero igual es demasiado
tarde, tenemos que empezar ya. Soy consciente de que estamos luchando
contra la industria del petróleo y por eso creo que necesitamos un
apoyo masivo, y ahí es donde las religiones pueden echar una mano.
Fuente:
Fuente:
Araceli Acosta, "La verdadera tragedia del cambio climático es que tiene solución", 26/06/16, ABC.es
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