El espacio verde
de barrio Alberdi presenta lugares riesgosos y señales de deterioro.
Los puentes de acceso están dañados y faltan segmentos de barandas
perimetrales.
por Diego
Marconetti
Para entrar a la
isla, hay que tener cuidado de no caerse al río. Y si se camina
adentro, también hay que tener cuidado de no caerse.
La Isla de los
Patos, ubicada en el río Suquía a la altura de la cancha del club
Belgrano, está deteriorada y presenta varios peligros para quienes
quieren disfrutarla.
Por empezar, los
puentes de acceso están dañados. Se trata de dos estructuras de
hierro con piso entablonado. Pero varios de los tablones de madera
están dañados y a la espera de provocar un accidente. El peligro se
dispara si quienes transitan esos pasos sobre el río son niños, ya
que caben en esos huecos y podrían caer a las aguas del Suquía.
Se sabe que esos
puentes son utilizados para ingresar vehículos al paseo, lo que
explica que los sectores dañados son los que
coinciden con los
lugares por donde pasan las ruedas.
Ya en la isla, la
glorieta principal también está deteriorada. Tiene dos escaleras en
la parte norte a las cuales les arrancaron las barandas, dejando
liberada una caída de más de 2,5 metros. También hay un hueco en
un muro lateral.
En la baranda
perimetral también hay tramos faltantes, lo que acrecienta la
posibilidad de un accidente y de caídas al río.
La enumeración
de peligros continúa con postes que tienen los cables descubiertos.
Se trata de columnas de un metro de altura que, aparentemente, no
tienen utilidad. Pero el cableado está al aire y a la altura de la
mano de cualquier niño.
La isla fue
construida con gaviones, que son unos bloques de alambre que en su
interior tienen piedras. En el extremo sur se erosionó la cubierta
vegetal y quedaron a la vista peligrosos alambres que podrían
lastimar a cualquiera que no los advierta.
Sin patos
La última gran
intervención en la Isla de los Patos fue en diciembre de 2010,
durante la intendencia de Daniel Giacomino.
De los juegos
inclusivos que se colocaron en esa oportunidad, nada queda. Sólo un
conjunto de hamacas, un sube y baja y un tobogán, pintados con el
verde que caracteriza a la gestión del intendente actual, Ramón
Mestre.
Tampoco quedan
rastros de los patos que le dan nombre. Los perros, las personas y
los desaprensivos se encargaron de hacerlos desaparecer, pese a las
reposiciones que se hicieron.
Una obra
emblemática
La construyó la
gestión de Ramón B. Mestre en la primavera de 1991.
La isla fue una
de las obras emblemáticas de la intendencia de Ramón Bautista
Mestre. Ubicada en el río Suquía a la altura de barrio Alberdi, fue
el corolario de la recuperación que el exintendente realizó sobre
buena parte de las márgenes del curso de agua que divide en dos a la
ciudad de Córdoba.
Inaugurada el 21
de septiembre de 1991, se trata de una isla artificial de una
hectárea y media que se construyó con los mismos materiales que se
habían utilizado en las obras de la avenida Costanera, inauguradas
en 1988. La isla tomó su nombre de los miles patos que Mestre liberó
en el lugar, y pronto se constituyó como uno de los paseos más
disfrutados.
Fuente:
Diego Marconetti, La isla sin patos, pero llena de peligros, 11/07/16, La Voz del Interior.
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