En
2011 y en 2013, la Provincia anunció leyes de arbolado masivo en
campos y en rutas. Ninguna se concretó, mientras Córdoba sigue
perdiendo bosques y desnudando suelos.
por
Fernando Colautti
Ya
nadie discute en Córdoba la necesidad de sumar forestación. Ha
dejado de ser sólo un planteo de ambientalistas; y hasta los
partidos políticos, incluso gobernantes, lo prometen en sus
campañas. Pero Córdoba sigue perdiendo masa forestal, y con ello
sustentabilidad ambiental, año tras año.
En
las últimas dos décadas ha sido uno de los lugares de América con
mayor tasa de desmonte.
El
siglo pasado se dio en la zona llana, dominada por el uso agrícola,
donde ya no quedan bosques y hasta las cortinas forestales rurales
fueron desapareciendo. Más recientemente, el desmonte avanzó sobre
las Sierras y el noroeste, donde se conservaba el bosque nativo
remanente.
Sobre
los 16 millones de hectáreas de Córdoba, alguna vez 12 millones
fueron de bosque autóctono. De eso, hoy queda menos del tres por
ciento bien conservado y el nueve por ciento si se suman los
medianamente preservados (sin contar las forestaciones industriales
con pinares), según el más reciente relevamiento con imágenes
satelitales de los investigadores Marcelo Cabido y Marcelo Zak, del
Conicet y la UNC.
En
los últimos años, la Provincia anunció dos planes de forestación
que prometían plantar millones de árboles, sobre todo en zonas
rurales agrícolas. Pero ninguno se concretó. Ni las leyes que los
proponían fueron aprobadas.
Esos
planes son independientes de la discusión sobre la vigente Ley de
Bosques Nativos, cuyo fin es preservar lo que aún queda de monte
autóctono.
Uno
y dos
En
2011, el gobernador Juan Schiaretti envió a la Legislatura un
proyecto que prometía plantar 17 millones de árboles en cinco años,
en campos privados y en banquinas de rutas. Exigía que cada dueño
de campo presentara una propuesta que sumara arbolado a su lote, y
que, luego de aprobada, debía ejecutar. Ese proyecto nunca se
transformó en ley. Sólo se plantaron unos 150 mil árboles (menos
del uno por ciento) en las banquinas de algunas rutas, y apenas una
parte sobrevivió por falta del vital cuidado inicial.
En
2013, el gobernador José Manuel de la Sota anunció el envío de una
ley que obligaría a cada dueño de campo, cualquiera fuera su uso y
ubicación, a forestar “al menos el uno por ciento de su
superficie”. Se estimaba que, de ese modo, en cinco años se
sumarían unas 80 mil hectáreas arboladas en la provincia. Ese
proyecto nunca fue tratado en la Legislatura.
En
ambos casos, los objetivos declamados eran ayudar a fijar los suelos
rurales para evitar una mayor erosión, mitigar las tormentas de
tierra y colaborar con la retención de aguas en deriva. Los “campos
que vuelan” en días de sequía y viento, como las inundaciones
rurales y la aparición de cárcavas (grietas) cuando llueve en
exceso, vienen siendo explicados, en parte, por esa ausencia de
forestación que fije los suelos.
Las
dos iniciativas oficiales, en realidad, no llegaban a configurar la
creación de bosques, que suponen varios estratos vegetales y no sólo
un conjunto de árboles dispersos. Implicaban sólo cortinas
forestales o núcleos verdes entre medio de los mares de soja, maíz
o sorgo. Pero representaban, al menos, un intento por recuperar algo
de la forestación perdida.
En la
Legislatura anticipan ahora que la Provincia tiene en análisis un
nuevo proyecto.
Los
dos proyectos archivados no establecían estrategias diferenciadas
para las Sierras, donde el bosque nativo resulta vital para proteger
las cuencas hídricas que nutren de agua a Córdoba. Hace años que
desde ámbitos académicos se advierte que el desmonte serrano
agudiza las sequías sobre ríos y lagos en invierno, pero, a la vez,
también las crecidas más alevosas en verano. Sin suficiente tejido
verde, se afecta la esponja que absorbe agua y se acrecienta el
tobogán que la deriva.
“Hay otra iniciativa en carpeta”
Carlos Gutiérrez, presidente del bloque de legisladores de Unión por Córdoba anticipó que el Ministerio de Agricultura de la Provincia “tiene en carpeta” una nueva iniciativa para reflotar el tema.
Carlos
Gutiérrez, presidente del bloque de legisladores de Unión por
Córdoba, reconoció que los dos planes provinciales de reforestación
rural anunciados en 2011 y 2013 no llegaron a ejecutarse, pero
anticipó que el Ministerio de Agricultura de la Provincia “tiene
en carpeta” una nueva iniciativa para reflotar el tema.
El
legislador justicialista era ministro de Agricultura cuando se lanzó
el plan “Forestando mi provincia” en 2011. “Se puso en marcha,
en parte, aunque no se aprobó la ley para exigir la adhesión a los
dueños de campos. Se hicieron plantaciones en accesos a varios
pueblos, pero luego se discontinuó, y en 2013 apareció otro
proyecto”, señaló.
Gutiérrez
admitió que una dificultad para un plan ambicioso es que no hay
suficiente producción de árboles. “Por eso se planteaba que fuera
en cinco años”, dijo. Luego, justificó que haya enfocado a las
zonas agrícolas ya deforestadas: “Los productores del noroeste
plantean que es injusto que a ellos se les impida ahora tocar el
bosque, porque ahí aún queda, cuando antes en la pampa gringa se
arrasó con todo y no se les exigió nunca reforestar”, planteó.
Desde
la oposición, la legisladora radical Amalia Vagni marcó que “los
dos proyectos anunciados por la Provincia quedaron en la nada, y
otros presentados por legisladores no fueron nunca tratados”.
Reclamó que, al menos, avance un proyecto que presentó semanas
atrás, que exige a la Provincia y a los municipios forestar las
banquinas de todas las rutas, para aminorar los efectos de las
tormentas de tierra.
Fuentes:
Fuentes:
Planes de reforestación rural: dos proyectos quedaron en la nada, 28/06/16, La Voz del Interior. Consultado 28/06/16.
“Hay otra iniciativa en carpeta”, 28/06/16, La Voz del Interior. Consultado 28/06/16.
No hay comentarios:
Publicar un comentario