Así salía el agua de las canillas de Embalse a fines de 2014, la crisis se repitió en 2015 a pesar de las recurrentes promesas de las autoridades. Foto: Liliana Palacios |
Cada año mueren casi dos millones de chicos y bebés por consumir agua contaminada, y cada año se arrojan al mar dos millones de toneladas de efluentes cloacales e industriales sin tratamiento. Una bomba de tiempo sanitaria.
Según la
Organización de la Naciones Unidas, al menos un millón ochocientos
mil menores de cinco años mueren cada año por males vinculados al
agua sucia, en tanto el mundo actual emite dos millones de toneladas
de efluentes cloacales y desechos industriales y agrícolas. Así lo
afirma una declaración conjunta emitida por dos programas de la
organización -sobre Medio Ambiente y sobre Hábitat- que delinean un
preocupante panorama de contaminación ambiental y mortalidad
infantil.
Achim Steiner,
director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (Pnuma), destaca que “más de la mitad de las camas de
establecimientos médicos del mundo están ocupadas por pacientes que
sufren enfermedades ligadas a la ingesta de agua contaminada. Para
que se aprecie la magnitud del desastre basta saber que hoy muere más
gente como consecuencia del agua que por efecto de toda formas de
violencia, incluidas las guerras”.
La documentación
proporcionada por la dupla Pnuma-Hábitat, señala que el impacto de
la situación sobre el medio ambiente en general no es menos
impactante. Ello se debe a que alrededor del 90 por ciento del agua
desechada en los países en vías de desarrollo es vertida sin
tratamiento alguno directamente en ríos, lagos y océanos.
“Tales
descargas son parte de la razón por la cual crecen sin cesar y
velozmente las zonas carentes de oxígeno en los mares y océanos del
planeta”, dijo Anna Tibaijuka, directora ejecutiva de Hábitat.
Tibaijuka señaló también que “actualmente 245 mil kilómetros
cuadrados de ecosistemas marinos son afectados por impactos tóxicos
en la fauna ictícola, los ambientes submarinos y las cadenas
alimentarias”.
Los especialistas
verificaron además que el clima es impactado, ya que las emisiones
acuáticas de gas metano y de óxido nitroso podrían aumentar
intensamente (entre el 25 y el 50 por ciento) de aquí al año 2020:
son parte del calentamiento global. Según Naciones Unidas, más de
la mitad de la población mundial vive en ciudades marcadas por
inadecuadas infraestructuras y recursos para encarar la gestión
hídrica de manera eficiente y sustentable. Al respecto se resalta
que 21 de las 33 megaciudades del planeta se encuentran sobre zonas
costeras donde frágiles ecosistemas se hallan en franco deterioro, y
que sin mediar una gestión hídrica eficaz, empeorarán de forma
irreversible.
Hacia 2015 las
poblaciones costeras sumaban 1.600 millones de personas (un quinto
del total global) que sumarán 5.000 millones en 2030, en un mundo
cuya población global superará los 9.000 millones en 2050. “Algunas
de esas tendencias son inevitables, pero sin embargo el mundo posee
opciones en términos de cantidad y calidad de los desagotes en ríos
y mares si se toman medidas de sustentabilidad en establecimientos
agrícolas, áreas rurales y ecosistemas circundantes”, afirmó
Steiner.
Ambos
funcionarios citados consideran que si se realizaran inversiones
apropiadas en los sistemas sanitarios y las tecnologías de
tratamiento de efluentes, la situación general podría mejorar. En
otros casos, afirman, también podrían tomarse en cuenta inversiones
para la rehabilitación y restauración de los sistemas purificadores
que posee la naturaleza, como los humedales y los manglares,
“desafíos para los que nuestras instituciones están preparadas”.
El príncipe
Willem-Alexander, subsecretario general de la ONU para el agua y
sistemas sanitarios, opinó al respecto que “los efluentes tóxicos
no son apenas una amenaza sino un desafío donde podemos hallar
oportunidades para crear empleos verdes, bienestar social y salud
ecológica”.
Anualmente, según
la ONU, más de dos millones de personas fallecen por enfermedades
diarreicas que en un 88 por ciento se deben a la falta de higiene
cloacal y al abastecimiento de agua contaminada. Dado que el agua del
plantea viaja por el sistema hidrológico desde las cumbres de las
montañas hasta los mares, las actividades de la sociedad humana
capturan y extraen millones de litros de agua para sostener a sus
comunidades y economías. En cuanto al impacto del cambio climático
en las aguas terrestres, ya hay regiones que padecen escasez de
líquido confiable, mientras los grandes glaciares están
retrocediendo a enorme velocidad.
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