La
interacción entre los ríos y el mar, su relación con la biodiversidad, la
"trama alimenticia" y el impacto que tienen en este ecosistema el
vertido de metales pesados tóxicos fue el objeto de una investigación de
científicos del Conicet.
por Lisa
Cargnelutti
La
interacción entre los ríos y el mar, su relación con la biodiversidad, la
"trama alimenticia" y el impacto que tienen en este ecosistema el
vertido de metales pesados tóxicos fue el objeto de una investigación que
realizaron a bordo de un barco de Prefectura un equipo de científicos del
Conicet, que analizaron muestras de sedimentos entre Bahía Blanca y la bahía de
San Matías, en Río Negro.
El
equipo de investigadores del Instituto Argentino de Oceanografía (IADO) realizó
el estudio cientíico a bordo del motovelero Bernardo Houssay de la Prefectura
en la zona del Mar Argentino conocida como El Rincón, en una travesía de dos
días efectuada por Télam en medio de condiciones climáticas adversas.
"El
Mar Argentino es muy rico, en él confluyen dos corrientes, una cálida que viene
de Brasil y una fría que llega desde las Malvinas, sin embargo se ha estudiado
muy poco, por eso es importante salir a mar abierto; sus sedimentos, por
ejemplo, están siendo modificados por la pesca con redes de arrastre y aún no
se conoce bien cómo eran originalmente", comentó a Télam Emilia Bravo, bióloga
e integrante del equipo.
Durante
la campaña, que recorrió más de 300 millas náuticas -600 kilómetros-, el grupo
integrado por biólogos y químicos marinos, zoólogos e ingenieros, recolectó
muestras de sedimentos, plancton, peces, agua y bentos -que son los seres
vivos que habitan en el fondo del mar-.
El
objetivo era conocer la interacción entre los ríos y el mar, ya que los
primeros aportan nutrientes y otros elementos esenciales para la vida, pero
también llevan metales pesados tóxicos generados por la actividad industrial.
"Normalmente
hacemos salidas de un día por el estuario de Bahía Blanca -donde se mezcla el
agua de río con el mar-, por eso es importante tener la oportunidad de hacer
muestreos en mar abierto, para entender la interacción con lo que sucede cerca
de la costa y lo que pasa en mar abierto", contó la bióloga Gabriela
Blasina, integrante del equipo.
En
el estuario, explicaron los científicos, las aguas son más tranquilas y
constituyen áreas protegidas naturalmente favorables para la cría de peces y
otros seres vivos, los investigadores buscan establecer la interacción entre
los estuarios y la biodiversidad de alta mar, así como profundizar el
conocimiento sobre la "trama alimenticia".
Para
tomar las muestras se llevaron a bordo distintos instrumentos: una draga para
recoger sedimento marino, una roseta para tomar muestras de agua a distintas
alturas, una ecosonda que detecta cardúmenes, y redes y mallas para pescar
plancton y peces, entre otros.
Las
muestras se separaban, filtraban y conservaban, primero, en un laboratorio
húmedo, para luego ser secadas en otro sector, con una estufa.
El
motovelero Houssay zarpó desde Ingeniero White, Bahía Blanca, el miércoles
último, dos días después de lo previsto debido a los fuertes vientos, y regresó
a puerto el viernes.
Durante
el recorrido, el buque navegó a una velocidad promedio de ocho nudos y se
detuvo en seis "estaciones" -puntos de muestreo- situadas en la zona
del mar argentino conocida como El Rincón, que va desde Bahía Blanca hasta el
golfo San Matías, en Río Negro. Los 24 tripulantes de Prefectura y los 12
científicos trabajaron de manera coordinada para que se pudieran cumplir los
objetivos de la investigación y la navegación fuera segura y previsible.
Las
primeras tres estaciones estaban hacia el norte de Bahía Blanca, a la altura de
Baliza, Pehuencó y Monte Hermoso, y se recorrieron durante la primera jornada
de trabajo; durante la noche se navegó hacia la estación más austral de la
campaña, a la altura de la desembocadura del Río Negro y a casi treinta
kilómetros del continente.
Luego
de otras seis horas de navegación los científicos alcanzaron el quinto punto de
muestreo, a la altura de la bahía San Blas, y llegaron a la última estación, en
el extremo sur del estuario de Bahía Blanca, casi a la medianoche del segundo
día.
El
Instituto Argentino de Oceanografía tiene su sede en Bahía Blanca, dentro de
uno de los Centros Científico-Tecnológicos del país; todos los investigadores
que participaron de la campaña son argentinos y residen en Bahía Blanca, eran
ocho mujeres y cuatro hombres.
El
motovelero Bernardo Houssay de la Prefectura Naval Argentina fue construido en
1931 en Dinamarca para un instituto oceanográfico estadounidense financiado por
Rockefeller, fue vendido al Conicet de Argentina en 1967 y pasó a manos de la
prefectura, por cuestiones presupuestarias, en 1996.
Fuente:
Fuente:
Lisa Cargnelutti, La pesca con redes de arrastre modificó la vida en el fondo del mar, 02/05/16, Télam.
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