por
Thalif Deen
Naciones Unidas, 2 may 2016 (IPS). Diez presidentes y primeros ministros colaborarán
para resolver la creciente crisis mundial del agua mientras la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) advierte que el planeta podría sufrir un déficit de
40 por ciento en la disponibilidad de ese elemento para 2030.
A
pesar de los avances, al menos 663 millones de personas aún no tienen acceso al
agua potable. La ONU prevé que en el futuro aproximadamente 1.800 millones de
personas, de una población mundial superior a los 7.000 millones, vivirán en
países o regiones con escasez hídrica.
Varios
factores agravan la crisis actual, como el cambio climático -que desencadena
sequías- y los conflictos militares, en los que se utiliza el agua como arma
de guerra en varias zonas, incluidas Iraq, Siria y Yemen.
El
Grupo de Alto Nivel sobre Agua, anunciado conjuntamente por la ONU y el Banco
Mundial a fines de abril, movilizará recursos financieros y reforzará las
inversiones para incrementar el suministro de agua. El organismo será
copresidido por los presidentes Ameenah Gurib, de Mauricio, y Enrique Peña
Nieto, de México.
La
lista de mandatarios en el organismo se completa con los primeros ministros
Malcolm Turnbull, de Australia, Sheikh Hasina, de Bangladesh, Mark Rutte, de
Holanda, y Abdullah Ensour, de Jordania,
junto con los presidentes János Áder, de Hungría, Macky Sall, de Senegal, Jacob
Zuma, de Sudáfrica, y Emomali Rahmon, de Tayikistán.
El
secretario general adjunto de la ONU, Jan Eliasson, de Suecia, dijo en una mesa
redonda en el foro mundial que el agua se encuentra en el nexo entre el
desarrollo sostenible y la acción climática.
“Demasiada
agua y ni una gota para beber”, comentó uno de los colegas de Eliasson que
visitaron Pakistán después de una gran inundación, en referencia a los dos
extremos de patrones climáticos, sequías por un lado e inundaciones por el
otro.
Cuando
los líderes mundiales celebraron una reunión cumbre en septiembre para adoptar
la Agenda de Desarrollo Posterior a 2015 de la ONU, aprobaron 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible, que incluyen la eliminación de la pobreza extrema y el
hambre y el suministro de agua potable a cada habitante del planeta para 2030.
¿Se
cumplirá el objetivo en el plazo estipulado de 15 años?
“A
medida que ingresamos a la era de los ODS, no hay duda de que el objetivo de
conseguir agua ‘gestionada de forma segura’ para cada persona del planeta en
los próximos 15 años va a ser todo un reto. Lo que hemos aprendido de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio es que el agua no puede abordarse con éxito
en forma aislada”, sostuvo Sanjay Wijesekera, director de Agua, Saneamiento e
Higiene en el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
La
potabilidad del agua está en riesgo todos los días debido a la falta de
saneamiento, algo muy extendido en muchos países, especialmente en Asia
meridional y África subsahariana, indicó.
En
la actualidad se estima que casi 2.000 millones de personas beben agua que
podría estar contaminada con materia fecal.
Unicef
y otras organizaciones deberán redoblar sus esfuerzos para mejorar el acceso de
las personas a los retretes, y sobre todo para poner fin a la defecación al
aire libre.
Con
respecto al “agua, el saneamiento y la higiene, también hay que tener en cuenta
el cambio climático. Las sequías, las inundaciones y las condiciones climáticas
extremas repercuten en la disponibilidad y la seguridad del agua”, aseguró
Wijesekera.
También
señaló que unos 160 millones de niños y niñas menores de cinco años viven en
zonas con alto riesgo de sequía, mientras que alrededor de 500 millones viven
en zonas de inundación.
Para
resolver la crisis del agua, Darcey O’Callaghan, de la organización Food and
Water Watch, observó que “en primer lugar debemos proporcionar suficiente agua
limpia y segura para todas las personas, porque el agua es un derecho humano.
La viabilidad financiera es un elemento clave para satisfacer esta necesidad”.
“En
segundo lugar, debemos proteger la sostenibilidad del agua y no extraer
demasiada de las cuencas más allá de su recarga natural. Si permitimos que las
fuentes hídricas se sequen, entonces perdemos la capacidad de proteger los
derechos humanos de las personas. Así que, claramente, debemos tratar estos dos
elementos en tándem”, opinó.
Para
que el agua tenga una tarifa accesible debe ser gestionada por una entidad
pública y no una privada y con fines de lucro, recomendó la experta. Mal
servicio, tarifas elevadas y calidad del agua degradada fueron algunas de las
consecuencias cuando se permitió que las empresas controlaran el acceso al
agua, algo que se conoce como “la privatización del agua”.
Empresas
como Veolia y Suez, y sus filiales en todo el mundo, procuran lucrar con la
gestión de los sistemas locales de agua, explicó, e instituciones financieras
como el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo suelen imponer
condiciones a los préstamos que conceden a los países en desarrollo que exigen
la privatización de estos sistemas.
“Pero
esta es una receta para el desastre. El lucro no debe ser la prioridad cuando
se trata de darles servicios de agua y saneamiento a la gente”, sentenció
O’Callaghan.
Ya
no queda ninguna duda de que el agua y el saneamiento son derechos humanos,
subrayó ante la pregunta de si la gente debe pagar por estos servicios. Lo que
el público paga es el mantenimiento de la infraestructura hídrica y el agua
corriente a través de las redes que distribuyen el recurso a las casas, escuelas,
negocios e instituciones gubernamentales, explicó.
“La
ONU fijó pautas para la asequibilidad del agua -en tres por ciento de los
ingresos familiares- y estas… protegen el derecho humano al agua. Si la tarifa
del servicio de agua supera la capacidad de pago de un hogar, entonces es una
violación de los derechos humanos”, denunció.
Una
estrategia que resultó prometedora son las asociaciones entre organismos
públicos (APP). En contraste con la privatización, que coloca las necesidades
públicas en manos de las corporaciones con fines de lucro, las APP reúnen a
funcionarios públicos, trabajadores y comunidades para ofrecer un servicio
mejor y más eficiente.
Las
APP permiten que dos o más empresas públicas de agua u organizaciones no
gubernamentales sumen sus fuerzas y aprovechen sus capacidades compartidas, lo
que les permite aunar sus recursos, poder de compra y conocimientos técnicos,
dijo O’Callaghan.
Traducido
por Álvaro Queiruga
Fuente:
Fuente:
Thalif Deen, El déficit del agua llegaría a 40 por ciento en 2030, 02/05/16, Inter Press Service.
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