Las
tres instalaciones habilitadas en el sur no logran cumplir con el objetivo de
terminar con los depósitos a cielo abierto. Por los altos costos de
implementación hay municipios que desisten de sumarse o continuar.
Las
tres plantas de tratamientos de residuos sólidos urbanos que fueron emplazadas
en el sur cordobés no lograron terminar con el serio problema de la basura, y
afrontan serios inconvenientes para continuar trabajando por los altos costos
que insumen a los municipios y los escasos beneficios que otorga.
La
primera de estas instalaciones habilitadas fue la de Laboulaye, en el
Departamento Sáenz Peña. La Provincia invirtió alrededor de 4,5 millones de
pesos en su infraestructura, y en la actualidad son pocas los municipios que
derivan sus desechos aquí. General Levalle, uno de los municipios más grandes
después de la principal ciudad de esta jurisdicción, evalúa abandonar el
proyecto.
Alejandro
Delmédico, secretario general de la Municipalidad de Laboulaye, señaló que al
asumir la nueva gestión se encontró que la planta tiene 20 empleados, los
cuales se encuentran todos en negro. “La situación es muy difícil, es una falta
de respeto hacia los empleados. No entendemos porqué los 10 municipios que
integran la Comunidad Regional (administradora del proyecto) nunca plantearon
la posibilidad de regularizar esta situación”. Hoy, para ordenar esto y evitar
eventuales juicios laborales -que ya afrontan los municipios por esta planta-
buscan conformar una cooperativa de trabajo con sus actuales empleados.
A
ello se suma además el inconveniente de que no todas las comunidades llevan
hasta allí los residuos, cayendo el peso del funcionamiento en pocos
municipios. “Lo que pasa es que no se tratan todos los desechos, y para las
comunas chicas no es beneficioso. Además, ahora Levalle quiere salir del
proyecto”, precisó el funcionario.
En
el caso de esta planta, sólo el Municipio de Laboulaye aporta 190 mil pesos por
mes para el tratamiento de desechos, que
representan el 63 % del costo total de funcionamiento. El resto es provisto por
los demás municipios.
Aún
así, su puesta en marcha no ha solucionado el problema de basurales abiertos
que siguen existiendo, ya que allí sólo se procesan desechos sólidos domiciliarios.
Definen
su continuidad
La
planta instalada en Huinca Renancó demandó también casi 5 millones de pesos en
inversión. Hoy en el lugar se afrontan numerosas dificultades para su
funcionamiento. Por estos días los mandatarios de la zona que conforman la
Comunidad Regional Roca, analizan cómo continuar. El reciente apartamiento de
Jovita del proyecto y un sensible incremento que pide la administradora de la
RSU junto a los cuestionamientos hacia su funcionamiento y los costos que
supone para los municipios hacen tambalear el proyecto.
A principios de semana se llevó a cabo una reunión en Huinca donde los mandatarios debatieron más de 4 horas qué hacer con la Planta.
Huinca
presentó un proyecto alternativo para administrar la RSU del cual aún no se
conocieron mayores detalles. En tanto, se avaluó la posibilidad de rescindir el
contrato con la actual Cooperativa El Sureño ya que el sistema resulta muy
costoso y los problemas de funcionamiento, hechos públicos en los últimos
meses, horadaron las intenciones de darle continuidad.
Lo
cierto es que hoy la planta, contrariamente a lo que se había estimado en su
inicio, se ha quedado sin espacio para colocar los llamados caramelos de basura
y a este ritmo en poco tiempo ya prácticamente no quedará espacio en el predio
ubicado a unos cinco kilómetros hacia el este de la ciudad.
A
media máquina
La
Planta de Residuos Sólidos Urbanos situada
a unos 5 kilómetros al norte de Coronel Moldes, propiedad de la
Comunidad Regional del departamento Río Cuarto, no está trabajando en su
capacidad total. Allí se desempeñan 9 operarios de lunes a viernes en horario
corrido.
La
situación económica aparece como la principal dificultad debido a las
distancias.
A
modo de ejemplo, que Vicuña Mackenna no participe de este programa ambiental,
arrastra por peso propio a las poblaciones de La Cautiva, Washington y
Tosquita.
En
la actualidad, de las 12 comunidades elegidas para llevar los residuos a
Coronel Moldes lo hacen siete: San Basilio, Malena, Chaján, Bulnes, Sampacho,
Las Vertientes y Coronel Moldes.
El
resto, por diversas cuestiones o falta de transporte no están participando del
proyecto.
Fue
José Manuel de la Sota quien inauguró esta planta en 2013, pero el tiempo fue
transcurriendo, la gigantesca maquinaria quedó inactiva hasta que finalmente en
julio del año anterior comenzó a trabajar pero a ritmo lento.
Mientras los intendentes agotan esfuerzos y recursos para mantener en pie estas plantas, la basura se sigue acumulando y nuevos depósitos a cielo abierto siguen apareciendo.
Fuente:
La basura sin solución: las plantas regionales no logran funcionar a pleno, 20/03/16, El Puntal de Río Cuarto.
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