domingo, 8 de noviembre de 2015

Altautina: un caserío que se escapa del mapa

A contramano del tiempo. Altautina, en el corazón de Traslasierra, aún conserva su capilla, una pulpería y un algarrobo de 450 años. Foto: José Gabriel Hernández/ LaVoz

Prosperó hasta que los aserraderos y las canteras agotaron sus recursos. Hoy languidece con 20 habitantes.

por Héctor Brondo

Altautina tiene unos 20 pobladores estables, una capilla de casi un siglo y medio -que terminara el legendario vicario del departamento San Alberto, José Gabriel Brochero-, una pulpería que avanza a contramano del tiempo y un algarrobo de más de 450 años al cual cuatro hombres tomados de las manos no alcanzan A abrazar completamente.

También, un río con lecho de arena que nace en las Altas Cumbres y acuña testimonios valiosos de los dueños originarios de las sierras pampeanas y sus valles: los comechingones.

Por caso, a metros de la casa donde vivieron y murieron Matilde Agüero y Reymundo Reynoso, pioneros del lugar, la Comunidad Aborigen de Altautina y la Junta Municipal de Historia de Villa Dolores elaboraron un monolito a partir de un mortero hecho en piedra por aborígenes de esa etnia, en memoria de los caciques Balta Navie y Haica Navi.

Capilla montaraz
El pequeño oratorio del paraje data de 1869 y se levantó en advocación de la virgen del Carmen. José Agüero y su esposa Jesús Romero de Agüero donaron el terreno para el templo al entonces vicario Francisco Ignacio Aguirre. No obstante, la finalización de la obra corresponde al Cura Gaucho, quien luego de la Navidad de ese año reemplazó en el curato de San Alberto al presbítero Aguirre.

La vicaría abarcaba 4.336 kilómetros cuadrados de hondonadas y montañas casi desiertas, infestadas de bandidos y prófugos de la Justicia.

Luego de tres días de viaje en mula, el 27 de diciembre de 1869 Brochero llegó a San Pedro. Transcurrido un tiempo y por decisión propia, se instaló de manera definitiva en Villa del Tránsito, donde construyó la Casa de Ejercicios Espirituales de Traslasierra (1877) y bendijo el Colegio para Niñas (1880), que confiara a las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Antes, el presbítero (que hoy marcha hacia la santidad) trazó una travesía para unir ambas localidades.

El estrecho camino de herradura hilvanó a su paso a caseríos montaraces como Sarmiento, Mina El Salto, Ciénaga del Toro y Pozo del Algarrobo, entre otros. También, a Altautina, 15 kilómetros al norte de Villa Dolores.

La Asociación Cultural la Vuelta del Guerrero (promotora de las Cabalgatas Brocherianas desde 1997) colocó un cartel en Altautina con la imagen del Cura Gaucho. En él asegura que, en 1870, el mítico sacerdote “abrió la huella entre Villa del Tránsito y Altautina” para extraer de allí “vigas de madera” y materiales para la construcción de aquellas obras emblemáticas en el pueblo de Traslasierra que hoy lleva su nombre.

Cuesta abajo
A fines del siglo XIX, la población de Altautina rondaba las 600 personas, atraídas principalmente por la demanda de trabajo en aserraderos, las cementeras y la extracción de piedras y calizas, además de las bondades del clima y el paisaje. La prosperidad se apuntaló luego con el ensanchamiento y la consolidación del camino que abriera Brochero y la llegada del tendido eléctrico.

Pero el asfalto de la ruta que atraviesa “por el bajo”, el agotamiento del monte nativo por la explotación intensiva de quebrachales y algarrobales y el cierre de las canteras, fueron expulsando hacheros y mineros. Luego comenzaron a marcharse los jóvenes en busca de trabajo o para continuar sus estudios; así el pueblo comenzó a despoblarse.

Hoy es un caserío extraviado en el valle de Traslasierra, casi sin vecinos permanentes, que se escapa del mapa en silencio y apenas sacude su modorra los fines de semana.

Documentos para descargar
Gráfico Ubicación Altautina (81.75 KB)

La piadosa confesión que se transformó en capilla

El 16 de abril de 1866, el cura y 
vicario con asiento en Villa del Tránsito, presbítero Francisco Ignacio Aguirre, envió un oficio.

El destinatario era monseñor David Luque, para comunicarle que don José Agüero, vecino de Altautina, ofrecía en donación un terreno en dicho paraje con destino al culto católico.

En el escrito, el sacerdote califica el gesto como “piadosa confesión” y considera viable el propósito, dado que las capillas en la región se “hallan a muchas leguas de distancia”. Agrega que “la construcción es sólida, siendo sus murallas de piedra y cal con techo cubierto por tejas, lo cual permite erigir la capilla...”.

El donante le había manifestado el deseo de que la advocación del oratorio fuera a la virgen del Carmen, de la que era devoto al igual que su esposa, Jesús Romero de Argüello.

Luque le respondió el 17 de abril de 1866. Le dice que aporte más datos, tales como si es factible ampliar la construcción para el albergue de los curas.

El trámite concluyó el 3 de abril de 1869. En el lapso, Romero, su esposa y otro caracterizado vecino del lugar, don Egidio Vilches, donaron terrenos para la construcción de un cementerio y una plazoleta al costado de la capilla.

El presbítero Aguirre prestó los servicios religiosos en el humilde templo, hasta que se marchó a La Rioja para asumir como rector del Seminario Menor de esa provincia.

Lo reemplazó en la vicaría José Gabriel Brochero. El “Cura Gaucho” le dio un fuerte impulso al sagrario. Levantó una pieza para la sacristía, construyó el altar e hizo fabricar bancos para la feligresía.

Después levantó el campanario y encargó la campana a un artesano de Villa Dolores: Fructuoso Mercado.

Este herrero -de origen chileno- tenía su taller frente a la actual Plaza Mitre, el principal paseo de la cabecera del departamento San Javier.

La más grande de las dos campanas de bronce de la capilla tiene grabado el año de su fabricación: 1890.

Según el historiador y 
arqueólogo dolorense Domiciano Osvaldo Herrero, la pieza 
fue trasladada a lomo de mula para su colocación en el 
campanario de la capilla de Nuestra Señora del Carmen, 
de Altautina.

Fuentes:
Héctor Brondo, Altautina: un caserío que se escapa del mapa, 08/11/15, La Voz del Interior. Consultado 08/11/15.
La piadosa confesión que se transformó en capilla, 08/11/15, La Voz del Interior. Consultado 08/11/15.

4 comentarios:

  1. Es muy ilustrativo este aporte sobre la historia y el presente de este pueblo de Altautina y sus primeros gestores.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por la informacion , a los habitantes..ustedes viven el paraizo !!! .

    ResponderEliminar
  3. Bello paraje dónde nació mi abuela Doña Custodia Aguirre.

    ResponderEliminar
  4. el dia 16 de julio de 2018,en sus fiestas patronales,tuve la gran álegria y emocion conocer ese hermoso paraizo pernotado por este gran santo argentino, que dios bendiga este pueblo, *viva la patria* un coterraneo y granadero reservista.

    ResponderEliminar