Ayer la comunidad de Jáchal, en San Juan, entró en alerta. Una cadena de chat por celular advertía que se había producido un derrame de 15 mil litros de cianuro y que había llegado al río, fuente de suministro de agua potable. Recién luego de que el incidente se filtrara a los medios, la empresa Barrick Gold tuvo que reconocer el hecho pero negó que se haya producido contaminación del agua. Sin embargo, un funcionario provincial manifestó que el cianuro llegó al río Taguas.
El mensaje circuló a través del sistema WhatsApp: "Hoy hubo un derrame de 15.000 litros de cianuro y mercurio en Veladero directamente al río. Los empleados de la mina no pueden decir nada pero ya sabe el gobernador y la policía minera pero seguramente la población será la última en enterarse".
Anoche, el pueblo de Jáchal se vio alterado por esta noticia. Frente al alerta, la población dejó de consumir el agua de red. Se vendió agua embotellada y se suspendieron las clases de hecho ante la incertidumbre provocada. La intendencia debió involucrarse en la situación de crisis.
Frente a la filtración de la información, esta mañana la empresa Barrick Gold emitió un comunicado: "Veladero reportó un incidente derivado de la rotura de una válvula de una cañería que conduce solución cianurada [con cianuro], desde la planta de procesos hacia el valle de lixiviación", reconoció.
Sin embargo, según su versión, la gacetilla oficial señala que la solución cianurada pasó a ser derivada desde la pileta de contingencia al valle de lixiviación. Y agrega en forma enfática: "Solo hubo daños materiales en una cañería sin verse afectada la salud de los trabajadores".
No obstante esta desmentida parcial de la empresa, llamó la atención que un funcionario provincial expresó públicamente otra versión de los hechos: “el material salió del valle de lixiviación y fue hacia el rió Taguas, pero rápidamente se diluyó y actualmente el problema está solucionado”.
Las declaraciones de Marcelo Ghiglione, Secretario de Gestión Ambiental y Control Minero al Diario de Cuyo contradicen la explicación de la empresa. Si bien el funcionario dice que la situación está controlada y que no hay riesgos, no es lo mismo que el cianuro haya llegado al río.
"Le creemos más al WhatsApp que a la empresa"
Frente a esta situación, la población sigue en alerta. En declaraciones a FM Cosmos, Saúl Zeballos, integrante de la Asamblea de Jáchal advirtió que "nos siguen ninguneando", porque no existe comunicación directa con la población. Ni de parte de la empresa ni del gobierno.
"El problema es la falta de comunicación. Cuando se filtra alguna información y los medios requieren por un problema, recién ahí aceptan que hubo un problema. Entonces qué confianza podemos tener nosotros", explicó el asambleísta sobre la situación desatada en las últimas horas.
Así, Zeballos sintetizó la situación actual: "Por más comunicado oficial que haya nos queda la duda y le creemos más a una cadena de WhatsApp que a la empresa". Y detalló: "El problema no es la empresa, es el gobierno provincial, que es el que tiene que tener los medios para informar a la población".
Los asambleístas participaron de tomas de muestra sobre el río Jáchal que serán analizadas por autoridades provinciales de Salud Pública y de OSSE (Obras Sanitarias Sociedad del Estado) para confirmar que no exista riesgo para la salud.
Mientras tanto, el gobernador de San Juan, José Luis Gioja, dio su interpretación: “Fue contingencia técnica que fue controlada y no generó problemas. Hay que llevarle seguridad a todos. Están todos los recaudos tomados, son cosas que pueden llegar a pasar”.
Contaminaciones
Estas "cosas que pueden llegar a pasar" se enmarca en los incidentes de contaminación directa que puede generar la mega-minería, a través de distintos "accidentes" que las empresas no pueden controlar, muy a pesar de su discurso que habla de una minería segura y responsable.
De todos modos, vale recordar que aún si no se confirmara la presencia de cianuro en el río, su propagación en el ambiente puede perjudicar a la zona, como en el caso de las lluvias ácidas que pueden registrarse o su eventual infiltración a las aguas subterráneas.
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