Las medidas nacionales que fomentan las energías renovables y la que protege los bosques nativos no se cumplen. Faltan normas para reducir emisiones agropecuarias.
por Lucas Viano
Desde el lunes y hasta el vienes 12, el mundo discute cómo evitar el calentamiento global en la cumbre sobre cambio climático de Lima (COP20). El objetivo es lograr un acuerdo para reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Los principales protagonistas son las potencias como Estados Unidos, China y la Unión Europea, responsables históricos de la contaminación. En 2015 estas naciones deberán firmar un acuerdo vinculante de reducción de emisiones.
La meta es evitar que la temperatura global del planeta aumente más de dos grados respecto de las mediciones de la época preindustrial.
Con menos del uno por ciento de las emisiones mundiales, Argentina se ubica 23º en el ranking de países y está tercero en América latina. En emisiones per cápita se ubica 52º, con unas ocho toneladas de dióxido de carbono (CO2) por año, una cifra similar a países europeos como España, Italia o Portugal y a la poderosa China.
“Aunque somos una economía del G20, con una matriz energética compuesta en un 90 por ciento por combustibles fósiles, el país está encaprichado en no asumir ningún compromiso vinculante”, dice Mauro Fernández, responsable de la campaña de Clima y Energía de Greenpeace.
Fernández dice que ya no pueden seguir poniendo excusas. Otros países de América latina le han puesto números a sus compromisos. Argentina aún no. “El país no realizará una propuesta de reducción de emisiones, sino de adaptación”, asegura Nazareno Castillo, quien hasta octubre fue el director de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente de la Nación.
Y explica que al mundo no le interesan los planes de adaptación que haremos en nuestro territorio, sino una reducción de emisiones que influirá en el clima mundial.
Fernández y Castillo coinciden en que la prioridad para el país es adaptarse a las consecuencias de un planeta más caliente: inundaciones, sequías, eventos climáticos extremos, pérdida de costas y avance de enfermedades trasmitidas por vectores, entre otras.
Pero Castillo entiende que Argentina debería aprovechar las oportunidades de financiamiento para mitigar la contaminación.
Para reducir sus emisiones el países sancionó algunas leyes que ya tienen más de cinco años de vigencia. Casi ninguna ha sido exitosa.
Energías renovables
Las plantas generadoras de energía son la principal fuente de emisión de GEI (el 28 % del total). En 2006, se sancionó la ley de fomento para el uso de fuentes renovables de energía.
La meta era lograr que en 2016 el 8 por ciento de la producción eléctrica nacional provenga de las energías eólica, solar, minihidráulica, biogás y biomasa. Establece exenciones fiscales para incentivar la inversión en el sector.
Las proyecciones indican que no se va a cumplir el objetivo. “Hasta el momento no superamos el 2 por ciento y las perspectivas no son promisorias”, dice Fernández.
Otra forma de producir menos energía es ser más eficiente en el consumo. La ley de reemplazo de lámparas incandescentes se engloba en este punto, como también las normativas para etiquetar los aparatos eléctricos para que el consumidor se informe sobre su eficiencia.
Esta última reglamentación es obligatoria para heladeras, lavarropas y aires acondicionados. A pesar de que son normas que se cumplen, no hay datos oficiales sobre la reducción de emisiones que significaron estas medidas.
Bosques
Otra ley clave fue la de bosques nativos, sancionada en 2007. Los árboles sirven para captar el CO2. Pero si se los tala, el carbono vuelve a la atmósfera.
“Es una normativa muy buena pero difícil de implementar. Cerca del 7 por ciento de las emisiones provienen de la tala de árboles”, dice Castillo.
Fernández agrega que desde la sanción de la ley, se desmontaron 1,9 millones de hectáreas de bosques, a razón de dos hectáreas por minuto.
“Y se desmontó más en áreas protegidas que en las que está permitido deforestar. Además, el Presupuesto Nacional 2015 incluyó sólo el 5 por ciento de lo que obliga la ley para protección de bosques”, comenta.
Transporte
El 13 por ciento de la emisiones del país provienen de lo que emiten los caños de escapes de autos, camiones y colectivos.
Por ley, desde 2010 la nafta y el diésel deben tener un 5 por ciento de bioetanol y biodiésel, que en el país se producen a partir de cultivos agrícolas. Desde diciembre de este año ese porcentaje es del 10 por ciento.
Desde el sector ambiental discuten la eficacia de este medida. Algunos estudios señalan que el bioetanol producido a partir del maíz no reduce las emisiones, si se compara con la nafta del petróleo. Lo números son más “verdes” en el bioetanol de caña de azúcar y el biodiésel de soja.
El campo
El país no ha señalado ninguna medida o política para mitigar las emisiones generadas por las actividades agrícola y ganadera, que representan el 43 por ciento del total de la contaminación nacional con GEI.
La digestión de las vacas produce metano y representa el 20 por ciento de los GEI emitidos en Argentina. En tanto, los fertilizantes y el cultivo de soja provocan emisiones de óxido nitroso, otro GEI, el cual es culpable del 23 por ciento de nuestras emanaciones.
En este sector, entre las medidas a considerar deberían promoverse la rotación de cultivo y el remplazo de un sistema de crianza pastoril por otro de alimentación a partir de concentrado en corrales.
Aunque también hay medidas extremas e impensadas en la economía y cultura nacionales, como disminuir la superficie sembrada con soja o desalentar la ganadería vacuna.
Otro sector contaminante son los enterramientos de residuos que contribuyen con el 5 por ciento de las emisiones nacionales.
Algunos municipios con ayuda de la nación están realizando acciones para gestionar de forma más eficientes los residuos y hay iniciativas para capturar sus emanaciones y transformarlas en biogás reutilizable.
La razones
Castillo fue funcionario por varios años en la gestión kirchnerista. Explica por qué Argentina ha fracaso en sus acciones contra el cambio climático.
“Falta trabajo interno. El cambio climático en Brasil ha llegado a los máximos referentes. Dilma Rousseff habla de cambio climático. En Argentina no está en la agenda política de los que toman las decisiones en los altos niveles”, dice.
Y agrega: “En otros países, detrás del cambio climático hay otros temas. En Brasil, está el Amazonas y su soberanía. El mundo se quiere meter adentro del país para controlarlos. Argentina no está en los ojos del mundo, entonces el decisor político no se preocupa”.
El calor no respeta a Papá Noel
Un descanso. Vestido como para las temperaturas del Hemisferio Norte, Papá Noel sufrió como nadie el calor de la peatonal cordobesa. Ayer tuvimos en la Capital una máxima de 34,5 grados a las 16. Para hoy se prevé una máxima de 37 grados, mientras que recién el domingo bajaría la temperatura y se registrarían algunas lluvias.
Fuente:
Lucas Viano, Las leyes contra el cambio climático están fracasando, 06/12/14, La Voz del Interior.
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