sábado, 26 de abril de 2014

¿Qué les pasa a las abejas?


Desde la década de los 90 se ha observado un declive progresivo en las poblaciones mundiales de abejas. Las abejas, responsables de la polinización del 90 % de la flora silvestre mundial y de más de un tercio de los alimentos que consumimos están desapareciendo.

Es tal la importancia de estos polinizadores que Einstein, uno de los mayores sabios del siglo XX ya se hizo eco de ello afirmando que "si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres".

Anualmente las colmenas sufren una pérdida media que oscila entre el 5-10 % de la población, sin embargo en los últimos años ha alcanzado cifras de hasta el 50 %, o incluso el 60 % de pérdida registrado en Estados unidos.

De desaparecer las abejas, ¿Quién polinizaría nuestros campos?. La polinización manual es un proceso caro además de laborioso que conllevaría unos gastos de 265 mil millones de euros según los datos presentados por Greenpeace en su nueva campaña llamada "Salvemos a las abejas" #SOSabejas. Como Greenpeace  afirma "Incluso desde un punto de vista puramente económico, merece la pena proteger las abejas".

¿Qué está pasando con las poblaciones de abejas?
Existen diferentes causas que están originando muertes masivas en las colmenas. Los insecticidas utilizados en los campos de cultivo, especialmente tóxicos para las abejas son los del grupo de los neonicotenoides. Estos plaguicidas sistémicos ampliamente  utilizados en Europa y Estados Unidos en monocultivos intensivos, no permanecen en el exterior de la planta sino que penetra y se disemina por el interior de la planta incorporándose a sus tejidos y a las secreciones resultantes de su metabolismo pudiendo permanecer incluso en el polen en el momento de la floración. Es durante la polinización donde las abejas lo toman y mueren.

Hace unos años una publicación en la revista Science, presentó datos reveladores sobre los problemas derivados en las poblaciones de abejas del uso de neonicotenoides, demostrándose numerosos efectos adversos resultantes de la exposición de las abejas a una concentración baja del plaguicida. Como consecuencia la comisión europea propuso una prohibición de dos años en el uso de neonicotenoides para incentivar y facilitar la recuperación de las abejas. Sin embargo muchos países votaron en contra imposibilitando su implantación.

El uso de venenos no es la única causa implicada en la desaparición de las abejas,  otro de los factores implicados en el colapso de las colmenas es el incremento en la emisión de ondas electromagnéticas como consecuencia del boom de la telefonía móvil así como de las antenas.

Además debido al cambio climático y  a la homogeneidad del paisaje resultado de la explotación  monoespecífica del cultivo, las abejas se están debilitando haciéndolas más sensibles al ataque de hongos o parásitos los cuales se propagan a través de especies invasoras que de esta manera desplazan a especies autóctonas de abejas.

Fuente:
¿Qué les pasa a las abejas?, 25/04/14, Ambientum. Consultado 26/04/14.

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