lunes, 9 de diciembre de 2013

Villa del Rosario quiere despertar de la tragedia

Tras el temporal del lunes, que arrasó la ciudad, volvió el agua potable y 90 % de las casas tienen luz. No hay telefonía fija y las calles siguen llenas de postes caídos.

por Augusto Laros

El último lunes 2 de diciembre, la ciudad sufrió el peor desastre de su historia. Una tormenta de piedra y viento, con ráfagas de hasta 200 kilómetros por hora, dejó sin prestaciones básicas a toda Villa del Rosario y a sus 20 mil habitantes.

Hubo dos muertos, varios heridos y enormes daños. A casi una semana de la tragedia, algunos servicios fueron restablecidos, pero las consecuencias de la tormenta aún golpean a gran parte de la población, especialmente a aquellas familias a las que el viento les arrebató todo.

Unas 15 casas fueron arrasadas por las ráfagas de viento y más de 100 quedaron muy dañadas, por lo que varias familias debieron ser evacuadas. Hubo voladuras de techos y daños totales en la zona de la costanera, que fue el sector más afectado. Se estima que en esa zona sólo el 20 por ciento de los árboles resistieron la tormenta.

A Ada Bustamante (64), que vive cerca del río, el temporal (se cree que se trató de un huracán) le ocasionó daños totales en su vivienda y decidió mudarse a Río Segundo.

“Perdimos todo. No sé cómo vamos a seguir ahora”, dijo la mujer, que confía en que alguien va a ayudarla a salir de esta situación. Como Ada, otras familias también esperan asistencia.

Además, hubo graves daños en algunas industrias. Como el caso de una fábrica de muebles, con más de 150 empleados, donde calculan en 4 millones de pesos las pérdidas ocasionadas por el desastre natural.

Roberto Patria, titular de la firma, indicó que el viento le destruyó unos cuatro mil metros de tinglado. Pese a todo, es optimista. Según confía, “en enero la planta funcionará normalmente”, a pesar de que aún no recibió ayuda del Gobierno provincial ni nacional. Dado que la mayor parte de la empresa no está operativa, la firma decidió adelantarles las vacaciones a sus operarios.

Una fábrica de colchones, ubicada en el ingreso a la ciudad, también atraviesa una situación delicada. La tormenta arrasó con un tinglado entero y perdieron casi 80 por ciento del stock , según Julio Rodríguez, jefe de planta.

En tanto, los daños fueron totales en el depósito de una distribuidora de bebidas. “Hay que empezar de nuevo”, dijo su dueño.

Continúa la emergencia
Javier Giraudo, director de comunicaciones del municipio, reconoció que les llevará seis meses salir de la situación de emergencia y más de dos años normalizar la ciudad. No obstante, destacó que antes de ayer se restableció el sistema de agua potable y que el 90 por ciento de la población cuenta con energía eléctrica.

De todos modos, aún no se normalizó el servicio de telefonía fija, que sufrió la caída de unos 450 postes. Y todavía hay varios postes de luz y árboles caídos, además del 50 por ciento de los semáforos fuera de servicio.

Giraudo dijo que están abocados a la limpieza de calles y destacó que varios municipios colaboran en esa tarea. En ese contexto, y para evitar la circulación de gente, Roberto Herrera, intendente de la ciudad, decidió adelantar el cierre del ciclo lectivo, suspendido desde el último lunes.

El Gobierno provincial envió subsidios para comprar 50 tanques de agua y abrió una línea de ayuda a empresas. Además, envió colchones y comida para los damnificados.

“Nosotros seguimos sin luz porque se cayeron los postes del frente de mi casa. Iluminamos con un sol de noche. Perdimos todo lo que teníamos en el quiosco”, dice Rosa Gómez, de 52 años, una de las afectadas por el temporal.

Julio Juárez, otro damnificado, cuenta que la tormenta le destruyó la casa que estaba construyendo.

Fuera de servicio
Aún no se normalizó el servicio de telefonía fija, que sufrió la caída de unos 450 postes. Y todavía hay varios postes de luz y árboles caídos, además del 50 por ciento de los semáforos fuera de servicio.

El Gobierno provincial envió subsidios para comprar 50 tanques de agua.

Rosa Gómez. “Seguimos sin luz porque se cayeron los postes del frente de mi casa. Iluminamos con un sol de noche. Perdimos todo lo que teníamos en el quiosco”.

Julio Juárez. “La tormenta me destruyó la casa que estaba construyendo. No quedó nada. Estamos esperando ayuda. La vida me cambió en 10 minutos”.

Ercolino Quintero. “Tenía una cancha de fútbol y el viento me la hizo desaparecer. Ojala la pueda reconstruir porque es parte de mi sustento diario”.

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Fuente:
Augusto Laros, Villa del Rosario quiere despertar de la tragedia, 08/12/13, La Voz del Interior. Consultado 09/12/13.

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