La operadora de la accidentada planta nuclear japonesa de Fukushima empezará esta semana a retirar 400 toneladas de combustible con alta radiación en una operación enormemente delicada y sin precedentes cargada de riesgo.
Retirar cuidadosamente más de 1.500 ensamblajes de combustible potencialmente dañados del inestable reactor número 4 de la planta podría tardar un año, y se verá como una prueba de la capacidad de Tokyo Electric Power para seguir adelante con el desmantelamiento de la instalación al completo, una tarea que probablemente tarde décadas y cueste decenas de miles de millones de dólares.
Si las varillas -hay entre 50 y 70 en cada uno de los ensamblajes, pesan unos 300 kg y miden 4,5 metros- se exponen al aire o se rompen, se podrían liberar grandes cantidades de gases radiactivos a la atmósfera.
Si las varillas -hay entre 50 y 70 en cada uno de los ensamblajes, pesan unos 300 kg y miden 4,5 metros- se exponen al aire o se rompen, se podrían liberar grandes cantidades de gases radiactivos a la atmósfera.
La complicada operación ha sido equiparada por Arnie Gundersen, un veterano ingeniero nuclear estadounidense y director de Fairewinds Energy Education, con intentar sacar cigarrillos de un paquete aplastado.
Cuando llegue el momento, extraer el combustible de los otros reactores de la planta, donde los niveles de radiación son mucho mayores por la fundición del núcleo, será incluso más complicado.
Los reactores número 1 y número 3 sufrieron más daños que el número 4 como resultado del terremoto y el tsunami de marzo de 2011, tras el que dejaron de funcionar la electricidad y el enfriamiento en la estación de Fukushima, provocando tres fusiones que liberaron radiación al aire y al Océano Pacífico.
La urgencia de despejar el reactor número 4 se debe al riesgo de haber gastado combustible almacenado a tanta altura -18 metros- en un edificio que ha cedido y se ha inclinado y que podría derrumbarse si hay otro terremoto.
También, si la piscina que alberga los ensamblajes tiene fugas y se escapa agua podría liberar más radiación que durante el accidente de 2011, lo que amenazaría Tokio, a unos 200 km al sur de la central.
"La liberación total de la piscina de combustible gastado de la unidad 4, sin ninguna contención ni control, podría causar de largo el desastre radiológico más grave hasta la fecha", dijeron los consultores independientes Mycle Schneider y Antony Froggatt en un informe reciente sobre el sector nuclear mundial.
Una prueba de fuego
Tokyo Electric, o Tepco, apuntaló el reactor número 4 y erigió una enorme estructura de acero sobre la instalación, que perdió su tejado en la explosión de 2011. Dice que el edificio puede soportar temblores similares a los del terremoto de 2011.
La compañía ha eliminado los trozos más grandes que dejó la explosión en la piscina que enfriaba el combustible en los últimos dos años y medio. Como el agua utilizada para enfriar las barras se bombeaba desde el mar existe el riesgo de que parte se haya corroído.
Tepco ya eliminó el año pasado dos ensamblajes de combustible en una operación de prueba en el reactor número 4, pero estas barras son menos peligrosas que las barras gastadas. Extraer combustible gastado es habitual en una central nuclear, pero hay pocas cosas normales en Fukushima hoy.
Ampliamente criticada por una serie de tropiezos en la gestión de la limpieza tras el desastre, Tepco dice que reconoce que la operación será difícil, aunque cree que la puede realizar de forma segura. La empresa ha pasado dificultades para evitar que el agua radiactiva fluya por otra partes de la instalación de Fukushima, y los expertos se han cuestionado si debería seguir a cargo de la limpieza.
Tepco dijo que el proceso de eliminación de residuos comenzará a mediados de noviembre, manteniendo en el aire la fecha real por lo que dijo que eran motivos de seguridad.
Fukushima planea recortar 1.000 empleos
La empresa TEPCO, operadora de la accidentada central nuclear de Fukushima, planea recortar 1.000 puestos de trabajo a los largo del próximo año a través de jubilaciones voluntarias, informó hoy el diario económico Nikkei.
Según el rotativo, la medida forma parte del nuevo plan de negocio que Tokyo Electric Power (TEPCO) y el Gobierno nipón cerrarán a finales de año y está orientada a reducir gastos frente a un aumento de las ayudas públicas que la operadora recibirá para las labores de descontaminación.
La malograda central, que fue azotada por un tsunami en marzo de 2011, es objeto de un largo y costoso proceso de limpieza y descontaminación y ahora el Gobierno se está planteando emplear más dinero público para ayudar a la operadora en esta labor.
Prestamistas
En este sentido, los principales prestamistas de TEPCO, la eléctrica más grande de Japón y la tercera del mundo, han solicitado un nuevo plan de negocio más acorde con la situación financiera de la operadora, apuntó Nikkei.
De acuerdo con en el nuevo esquema de negocio, las operaciones de desmantelamiento se llevarán a cabo desde una unidad independiente dentro de la empresa energética a partir de 2014 y se calcula que los trabajadores que se someterán a bajas voluntarias serán entre 1.000 y 1.500.
Accidente
El actual plan de la eléctrica era reducir su plantilla en 3.600 trabajadores a través de las bajas y una política de reducción de contrataciones a lo largo del ejercicio fiscal 2013 que en Japón acaba en la primavera del año que viene.
Tras el accidente nuclear de Fukushima, el peor de la historia junto al del Chernobil en 1987, la operadora quedó prácticamente nacionalizada y recibe ayudas del Gobierno nipón principalmente para el pago de indemnizaciones.
Fuentes:
Fukushima: ahora llega la parte difícil, 13/11/13, Reuters España. Consultado 16/11/13.
Fukushima planea recortar 1.000 empleos, 16/11/13, EFEverde. Consultado 16/11/13.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Fukushima Study" del artista Garth Schmeling.
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