Con factores de riesgo claros, como la actividad industrial
química, la ciudad no posee información sobre el nivel de casos de cáncer y
enfermedades respiratorias graves.
El historial ambiental de Río Tercero no es el mejor. La
ciudad carga desde hace años con el rótulo de zona contaminada, imagen que se
ha construido progresivamente producto de políticas ambientales ineficaces,
desinterés y falta de compromiso industrial.
El debate sobre qué se considera contaminación y qué no, es
profuso y no cuenta ni contará con una verdad absoluta. Pero mientras tanto hay
un solo factor que debería suscitar la preocupación de las autoridades: la
salud y, sobre todo, qué incidencia puede tener sobre ella el funcionamiento
diario de ciertas actividades industriales y productivas.
Una de las dolencias que se asocia rápidamente con los
peligros del medioambiente, es el cáncer. Hace años que Río Tercero intenta
conocer datos certeros acerca de la evolución de esta temida enfermedad, y lo
que es más difícil aún, si la calidad de nuestro ambiente incide en su
aparición. Pero ninguno de los sectores que cuentan con alguna responsabilidad
de gobierno y representativa, se ponen de acuerdo para determinar una política
de estado en ese sentido.
¿Río Tercero posee más, iguales o menos casos de cáncer que
ciudades similares de la provincia? ¿Qué impacto tiene la contaminación
ambiental sobre esas patologías prevalentes?
Conocer esa información es vital para acabar con una duda
central entre los vecinos, y para encarar planes de prevención sanitaria. Ese
interrogante surge en la ciudad siempre que se conoce algún caso conocido que
oficia de disparador, como el duro momento que enfrenta el basquetbolista de
Atlético Río Tercero Leonardo “Chufli” Díaz. El descubrimiento de su enfermedad
fue impactante en el ambiente deportivo.
Este año el bloque de concejales del Frente Todos por Río
Tercero fue el primero en plantear la iniciativa. Fue a partir de la
presentación de un proyecto de ordenanza que establece la realización de un
relevamiento sanitario en los barrios cercanos a las industrias químicas, con
el fin de saber la cantidad de casos de cáncer y enfermedades respiratorias existentes.
La idea es trabajar incluso con las historias clínicas de pacientes atendidos
en el Hospital Provincial y las clínicas privadas locales, para comenzar a
confeccionar una estadística. El proyecto fija 180 días como meta de trabajo.
Por ahora duerme en comisión y no hay certezas sobre el tiempo que demandará su
tratamiento.
Discrepancias
De todos modos, su planteo metodológico no fue bien recibido
por el secretario de Salud Alejandro Primo. En diálogo con este medio, el
funcionario dijo que la ciudad necesita conocer su realidad sanitaria en base
al cáncer, pero el propuesto no es el método más adecuado. Primo sostuvo que
los números estadísticos deben ser comparativos para que puedan ser de
utilidad. Y los que surjan de este relevamiento no está claro cómo se
cotejarán, y de qué manera se podrá encontrar el factor incidente.
Un médico consultado dio un ejemplo. Dijo que como paciente
atendió por cáncer de pulmón a un empleado de 25 años de una de las industrias
químicas, acérrimo fumador. “A qué se le puede atribuir el cáncer que padece”,
se preguntó, para luego responder: “Desde el punto de vista médico al
cigarrillo”, sentenció.
Primo aseguró que para conocer la realidad sanitaria de Río
Tercero en cuanto al cáncer, la
Provincia es la vía más adecuada como fuente de información.
Dijo que dentro del Ministerio de Salud funciona un comité específico que lleva
estadísticas de toda la provincia, puesto que cada centro de salud está
obligado a denunciar los casos de cáncer que sean tratados en los consultores.
“Sólo basta pedir la información allí”, destacó Primo.
En ese sentido, el funcionario se mostró a favor de trabajar
sobre el tema con todos los sectores interesados, pero advirtió que la tarea
lleva tiempo y compromiso. “Lo importante es empezar y sostener el trabajo en
el tiempo”, puntualizó.
Para Danilo Cravero, titular del bloque Frente por Río
Tercero, el relevamiento estadístico que proponen debe constituirse como una
“herramienta de trabajo”, y servir para encarar campañas de prevención. “No es
para perseguir a nadie, sino para fijar una política de estado sobre el tema”,
indicó a este medio. El rol y compromiso del Hospital Provincial y las clínicas
privadas es clave.
Pero Primo señaló que aún así la información sería
incompleta, ya que la mayoría de los pacientes oncológicos se atienden en
centros asistenciales de la ciudad de Córdoba.
Más allá de todo, hay una sola certeza: los riotercerenses
carecen de esa información vital que podría, nada más y nada menos, que salvar
vidas. El ejemplo más cercano de cómo la información puede ayudar, fue el
juicio por fumigaciones en barrio Ituzaingó Anexo de Córdoba, que terminó con
varios condenados a partir del llamativo número de casos de cáncer detectados
en pocas cuadras. Determinar cómo estamos ubicados frente al cáncer en
comparación con la media provincial y nacional es vital. Requiere -como lo
señala Primo y muchos concejales- de acordar un método de trabajo eficaz y
alejado de todo interés político sectorial.
Fuente:
No hay datos sobre cuáles son las enfermedades con más incidencia, 13/07/13, Tribuna Digital. Consultado 15/07/13.
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