jueves, 4 de julio de 2013

La isla que inspiró a Gauguin, remanso de paz para la Ruta Quetzal

Paul Gauguin, "Autorretrato con sombrero", 1893

Hastiado de Europa y en pos de nuevas y exóticas experiencias, Paul Gauguin viajó a Panamá en 1887 y se instaló en la minúscula isla de Taboga que le sirvió para pintar los cuadros en la Polinesia que le hicieron inmortal y actual remanso de paz para los jóvenes de la Ruta Quetzal.

No es de extrañar que al pintor post-impresionista Gauguin (1848-1903) le ocurriera algo así, pues varios personajes de la cultura panameña, como el escritor Rogelio Sinán o el poeta y compositor Ricardo Fábrega, hallaron a las musas aquí en este remanso de paz , entre la arena de sus playas, las aguas pacíficas, el verdor de su montaña boscosa y las palmeras.

Sería un orgullo que Gauguin tuviera una inspiración en la isla de Taboga antes de viajar a otros países donde hizo su vida artística, declaró a Efe su alcalde, José Chirú, con motivo de la visita de la Ruta Quetzal BBVA a este enclave situado a unos 20 kilómetros de la capital panameña.

La llegada de la expedición académico-cultural a este pedazo de tierra de apenas 12 kilómetros cuadrados situado en el océano Pacífico supuso un descanso para los “ruteros”, después de las kilométricas caminatas por la selva del Darién y las intensivas jornadas de estudio en Ciudad de Panamá.

Jóvenes de la Ruta Quetzal
Sin prisas por los largos desplazamientos, sin ruidos debido a la ausencia de coches y con el mar junto a la escuela donde se situó el campamento, los jóvenes pudieron disfrutar de 24 horas de deporte al aire libre, baños oteando en el horizonte el “skyline” de la Ciudad de Panamá y calmadas charlas.

El director regional del Ministerio de Educación para Panamá Este, Rodolfo García, afirmó a Acan-Efe que “la tranquilidad” y “el sosiego” que se sienten en Taboga hacen fluir el amor.

“Para mí Taboga representa el ver la naturaleza tan cerca de una capital convulsionada por edificios y construcciones nuevas. Es un área refrescante, me permite tener ideas nuevas y renovarme en menos de 30 minutos de la ciudad. Y se presta para el romance, ya que la playa acaricia los cuerpos”, indicó el funcionario.

Gauguin, obrero de excepción en el canal de Panamá
El intento francés por construir un canal en Panamá a finales del siglo XIX contó con un obrero de excepción, Paul Gauguin, quien, huyendo de la civilización europea, buscaba otras emociones en nuevos mundos y recaló en la isla de Taboga.

“Mi fama de artista crece cada día pero, mientras espero, paso a veces hasta tres días sin comer, lo cual destruye no solamente mi salud, sino también mi energía. Quiero recuperar esta última y me voy a Panamá para vivir como un salvaje”, escribió el pintor en abril de 1887, en una carta a su mujer, Mette-Sophie, a lo que agregó: “Conozco una pequeña isla del Pacífico, casi deshabitada, libre y fértil, situada a una legua en el mar de Panamá”.

Apenas 700 habitantes, según su regidor, residen hoy en Taboga, que, pese a no disponer en sus archivos de documentos que atestigüen el paso del pintor francés, tiene un pequeño rincón dedicado a su figura, con reproducciones en azulejo de varias obras suyas en la puerta de la que, supuestamente, fue su casa en aquel tiempo.

Además, un mural elaborado por dos artistas locales en 1995 y restaurado en 2012 por tres más homenajea a Gauguin, que viajó a esta isla panameña junto a su amigo y también pintor Charles Laval.

La inspiración tabogana también tocó al escritor Rogelio Sinán (1902-1994), cuya casa natal, situada frente a la iglesia de San Pedro de Taboga, está marcada con una placa en la fachada.

El alcalde confesó a Acan-Efe una curiosa anécdota, ya que, durante su juventud, elaboraba el pan francés que Sinán compraba para llevar a la capital, después de anotar en su agenda “un escrito listo para editar” en sus visitas a Taboga.

“Lo hacía sentirse bien a uno. Le decía a mi jefe: ‘Como tu panadero no me haga el pan, somos enemigos’”, explicó sonriente el regidor acerca de este autor, que inició el vanguardismo en Panamá a partir de un poemario, “Onda”, publicado en 1929 en Italia.

Sinán también escribió cuentos, novelas, teatro infantil y ensayo.

Este pequeño lunar verde frente a la costa panameña, destino turístico habitual para residentes en el istmo, también sirvió al poeta y compositor Ricardo Fábrega (1905-1973) para crear canciones como “Bajo el palmar”, que dedicó a su mujer en memoria de su noviazgo en Taboga.

Pero, sin duda, la más significativa de su repertorio y por la que se le nombró hijo predilecto fue “Taboga”, en la que, además de reconocer que la isla es su inspiración, dice: “Taboga, eres tú tan bella / que no te puedo olvidar”.

Seguro que los expedicionarios de la XXVIII Ruta Quetzal BBVA recordarán muy bien este remanso de paz en medio del camino.

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