Isabel Lagger, "La Cañada de Córdoba", 2009, acrílico sobre tabla.
Esta obra representa uno de los íconos de la ciudad. Sus características más sobresalientes son su diseño en piedra, surcada por numerosos puentes y acompañada por enormes árboles de la especie tipa, que enaltecen y adornan este singular paseo.
Pese a su aparente mansedumbre, desde siempre amenazó con sus crecidas a la ciudad. En tiempos donde el clima castigaba con sus lluvias torrenciales este cauce tranquilo se transformaba en un río violento que en muchas ocasiones arrasaba con todo lo que se encontraba en su camino. Por este motivo el primer trabajo de encauzamiento fue el famoso Calicanto (murallones de cantos rodados soldados con cal) cuyo diseño y proyecto es debido a los jesuítas. Pese a tal obra, hacia 1890 el arroyo se desbordó un día
de madrugada, causando la muerte de unas 200 personas. Hasta inicios del siglo XX La Cañada representaba el límite occidental de la ciudad, más al oeste comenzaba una zona de arrabales conocida como El Abrojal.
Otra famosa tragedia
sucedió en 1939, cuando su caudal arrasó con pavimento, ómnibus, muebles y
animales, determinando así la construcción de las obras de encauzamiento. El 4 de julio de 1944 fueron inauguradas oficialmente, con una longitud de unos 3 km, mientras que el arroyo es de mayor longitud, unos 28 km.
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