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Babahoyo. La capital de Los Ríos es una de las ciudades perjudicadas siempre por las lluvias y las inundaciones. Muchos de sus barrios, como el Barreiro, se encuentran a las orillas de los ríos. |
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A remo, Jaqueline Beltrán llega a su hogar, en el barrio 3 de abril, en Santa Lucía (Guayas), donde hay casas construidas con el bono del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi). |
por Cecilia Zúñiga Delgado, Xavier Ramos Pereira y
Katerine Erazo
Montañas de más de 600 metros rodean al
recinto Negrillo, del cantón Pujilí, en Cotopaxi. Un río correntoso, el Pilaló,
pasa por detrás y por delante de la mayoría de casas asentadas en zonas un poco
más planas. Entre los cerros y el caserío está la carretera principal que
conecta a la Sierra
con la Costa
(vía Latacunga-La Maná-Los Ríos). Y sobre las montañas verdosas y empinadas
están las pequeñas fincas de sus habitantes y de los de áreas cercanas.
Sus moradores son agricultores, ganaderos y jornaleros. Sobreviven
con los productos que les da la tierra y de la cría de animales. Las viviendas
y solares que tienen la mayoría los heredaron de sus padres, abuelos y
bisabuelos, quienes compraron o se posesionaron en un pedazo de terreno en las
montañas.
Aquí han existido deslizamientos y la crecida del Pilaló ha
arrasado con lo que encuentra a su paso. Pero en sus recuerdos no registran un
deslave como el del pasado 24 de marzo.
Ese derrumbe acabó con parte de la poca infraestructura.
Varias casas de cemento y de caña, entre estas la iglesia, quedaron bajo el
lodo, así como sus habitantes, que intentaban subir de un cerro a otro para
salvarse, en medio de los gritos, llanto y rezos de adultos y niños.
No sabían qué hacer ni adónde correr porque la vía quedó bloqueada
por los derrumbes. Se sentían encerrados.
Por sus condiciones geográficas, sociales, culturales,
económicas y por no tener la capacidad para reponerse a los fenómenos
naturales, esta comunidad junto a otros poblados son más susceptibles a desastres.
En Ecuador, el 35 % de la población se asienta en zonas
amenazadas por inundaciones, deslizamientos, flujos de lodo y escombros. Y el
30 % de las poblaciones de la
Costa y la
Amazonía , así como el 15 % de la superficie nacional, están
sujetos a inundaciones periódicas, indica el informe de la Segunda Comunicación
Nacional sobre Cambio Climático (2011) del Ministerio del Ambiente y del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Por ejemplo, en este invierno, Manabí, Guayas, El Oro, Los
Ríos, Loja y Esmeraldas han sido las provincias más afectadas por inundaciones
y deslizamientos, de acuerdo con los reportes de la Secretaría Nacional
de Gestión de Riesgos (SNGR). Esta entidad estatal, en su consolidado nacional
con corte del 23 de marzo de este año, identifica a 78.770 afectados.
También han registrado a 5.138 evacuados, 655 damnificados,
2.837 personas que permanecen en albergues; 1.881 personas acogidas por
familiares. Entre los daños a la infraestructura están 13.315 viviendas, 97
albergues, 47 escuelas y 31 puentes. Estas seis provincias, declaradas en
estado de excepción, han figurado entre las más aquejadas en años anteriores.
En cambio, el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda
(Miduvi) cita, hasta el 30 de marzo, a 10.504 afectados (2.626 familias) de
nueve provincias. De estas, seis provincias son las del reporte de la SNGR ; además de Azuay, Carchi
y Cotopaxi.
Las razones para la vulnerabilidad varían. Y las historias
por inundaciones y deslizamientos se repiten. Manabí, Los Ríos y el norte del
Guayas son las más vulnerables, Recalca Rodney Martínez, coordinador científico
del Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno El Niño (Ciifen), que
ha evaluado la susceptibilidad del país por medio de mapas de riesgo climático
en coordinación con la SNGR
y con Naciones Unidas.
Para los análisis se consideraron aspectos como:
agricultura, asentamientos, educación, infraestructura, salud, pobreza, entre
otros.
“Yo no soy vulnerable porque llueve más o llueve menos. Soy
vulnerable porque estoy expuesto... En una población educada, invierto, arreglo
el techo, preparo el vehículo, me organizo en la ciudadela para limpiar canales
de drenaje. En una población poco educada no hay mucha conciencia sobre estas
cosas”, explica Martínez.
Añade que la situación de Manabí, Los Ríos y Guayas es
reincidente porque se combina la pobreza con temas institucionales. “Hay poca
capacidad de respuesta de instituciones locales, gente en sectores de riesgo,
poca capacidad de organizarse, de agremiarse para responder”.
Poblados inundados, comunidades aisladas por las vías
dañadas; ríos desbordados; cerros que se derrumban; puentes que ceden; cultivos
y ganados que se pierden... Muertes, heridos y afectados psicológicamente por
estos fenómenos son las huellas visibles en las zonas en riesgo.
Así evidenció este Diario en un recorrido que hizo en esta
semana por zonas urbanas y rurales de varios cantones de las provincias de
Esmeraldas, Manabí, Los Ríos, Guayas y Cotopaxi.
Las áreas bajas, que están rodeadas por las cuencas de los
ríos como la del Guayas, son las más afectadas, así como las rodeadas por los
cerros. También, las zonas agrícolas, ganaderas y los sitios periféricos, que
están a las orillas de los ríos y esteros.
En Babahoyo, la capital de Los Ríos, que tiene 76.869
habitantes, el desbordamiento de ríos inundó a casi todo el cantón. Por
ejemplo, en la parroquia urbana Barreiro, el agua superó con más del 60 cm a los muros de gaviones
para la protección, que la
Prefectura hizo en el 2011.
El agua entró hasta las casas y dañó varios enseres. Uno de
los afectados fue Daniel Caleño, de 68 años, del sector San Antonio de
Barreiro. Su hogar, como todos los que se levantan en zonas periféricas y
bajas, carece de alcantarillado sanitario y pluvial.
“Llegué aquí hace 46 años, cuando salí del campo, en San
Vicente (área rural), porque allá no había colegios para mis hijos. Luego
vinieron otros tíos, sobrinos...”, narra Caleño, quien reclama por la falta de
obras como el alumbrado público, ya que, dice, paga impuestos.
Al instalarse, muchos no analizan las condiciones. Por
ejemplo, en los cantones Rioverde y Quinindé, de Esmeraldas, hay poblaciones
junto a las bocanas, a orillas de los ríos y cerca del mar. Controlar los
asentamientos en zonas de riesgos es difícil, pese a que existen ordenanzas,
acepta Dolores Villegas de la sala situacional del Comando de Operaciones
Emergentes (COE) de Quinindé.
Otro escenario. La inundación del barrio 3 de Abril en el
cantón Santa Lucía (Guayas) tomó por sorpresa a 60 familias, que fueron
evacuadas a inicios de marzo pasado. Pedro Placencio, de 35 años, fue uno de
los afectados. Él abandonó su casa, construida con el bono del Ministerio de
Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) en el 2009. El agua se metió por las ventanas.
Él consiguió el bono porque tiene un derecho de posesión.
“Siquiera unas veinte casas del Miduvi se inundaron (en la 3
de Abril). El presidente (Rafael Correa) se molestó de que nos hayan hecho la
casa allí, pero si uno no tiene adónde ir y mi terreno estaba allí, ¿qué puedo
hacer?”, afirma Placencio.
La cooperativa 3 de Abril, un asentamiento informal formado
hace 25 años, se inunda porque se asentó sobre lo que era el cauce de un estero
llamado Río Perdido, según afirma el alcalde de Santa Lucía, Edson Alvarado.
También están aquellos que no salen de las zonas
consideradas de riesgos porque no están convencidos con el anuncio “sin
detalles” que les hicieron, como sucede con once familias de uno de los barrios
a orillas del río del cantón Santa Ana, en Manabí.
“Mi casa de cemento, con buenas bases, es de 9 m x 12 m , y la de mi hija también.
Somos cuatro familias las que vivimos aquí, y las dos están valoradas en casi $
24.000, según los predios. Hace como cinco años nos dijeron que esto era zona
de riesgo. El año pasado nos llamaron a una reunión del Miduvi para decirnos
que iban a dar casas y que si queríamos apuntarnos. Pero nos querían dar una
casita de 6 m x 6 m. Y nadie más responde por nuestra inversión, ni nos explican
nada”, cuenta Segundo Bravo, de 66 años.
“Ustedes, porque son pobres, ¿se ponen en la punta de un
volcán? Ustedes, porque son pobres, ¿se ponen en una quebrada para caerse
guarda abajo? No, compañeros; somos pobres, hay que ser más avispados”,
contestó el presidente Rafael Correa en su enlace 265 a los habitantes del
barrio 3 de Abril, que le habían pedido, en su visita a Santa Lucía, el relleno
de su sector.
Fuente:
Fuente:
El universo, 08/04/12, Inundaciones y deslaves, el relato sin solución de cada año.
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