martes, 17 de mayo de 2011

Brasil: el debate por la ley forestal

Mientras los indígenas se manifiestan en Brasilia en contra de la represa Belo Monte, otro problema golpea a la selva amazónica. La posible reforma de la ley forestal enfrenta a simpatizantes y opositores, y más allá de los beneficios económicos para las partes interesadas, ¿qué puede aportar realmente este cambio a la protección del Medio Ambiente?


Ambientalistas y agricultores movilizaron sus bancadas en el Congreso brasileño para una batalla que tuvo paralizada esta semana a la Cámara de Diputados, al discutir la reforma de una ley forestal que data de 1965, considerada vital para la protección de los bosques del país. El choque entre esas fuerzas políticas impidió en la última semana la votación de un proyecto de reforma del Código Forestal, pese a negociaciones interminables mediadas por el relator del proyecto, el diputado comunista Aldo Rebelo.


La propuesta del legislador de modificar la ley de casi medio siglo de antigüedad satisfizo a la bancada ruralista, mayoritaria en la cámara baja, pero irritó a los ambientalistas que temen que abrirá las puertas a la deforestación de ecosistemas ricos como la Amazonia y el Cerrado. No obstante, representantes de los agricultores aseguran que no pretenden deforestar más territorio brasileño para aumentar la frontera agrícola, sino legalizar áreas ya taladas. "No necesitamos cortar ni un solo árbol, con las áreas que fueron deforestadas podemos incrementar la producción agrícola mediante insumos y tecnologías", afirmó Assuero Veronez, vicepresidente de la Confederación Nacional de la Agricultura (CNA), principal organización del empresariado agrícola de Brasil.

Explicó que las áreas disponibles para la agricultura en el país fueron taladas dentro de la legalidad, en algunos casos hace más de un siglo, pero con el endurecimiento de las leyes ambientales desde los años 60, muchas propiedades fueron quedando en la ilegalidad. Por el contrario, ambientalistas alertan que la 'amnistía' que reclaman los agricultores sobre áreas deforestadas donde debería haber protección abriría las puertas a una mayor tala de bosques. Para Phillip Fearnside, coordinador de investigación ecológica del Instituto Nacional de Pesquisas de la Amazonia, el código propuesto por el diputado Rebelo dice que los propietarios que talaron en áreas donde existen restricciones serán amnistiados, con lo cual "se mantendrá la tradición brasileña de legalizar lo ilegal". "Una amnistía como la que se propone en el nuevo código enviará el mensaje de que sólo los estúpidos son los que cumplieron la ley mientras que aquellos que no lo hicieron se enriquecieron", expuso Fearnside.

Para los ecologistas, un alivio en la ley ambiental facilitará que productores de soja y ganado avancen de manera descontrolada sobre la Amazonia. El Código Forestal vigente establece sanciones para quienes deforestan más allá de lo permitido en cada ecosistema, pero un decreto presidencial permite que los agricultores eviten el castigo si recuperan hasta junio de este año las áreas taladas. El código no contempla la autorización de destinar para la agricultura las áreas ya taladas y mantiene la exigencia de incluir áreas de preservación en todas las propiedades rurales: es obligatorio preservar 80% de las propiedades en la selva amazónica, 35% en la sabana amazónica y 20% en los restantes ecosistemas de Brasil.

La propuesta de reforma al código exime a las propiedades de 400 hectáreas o menos de mantener un área de protección, mientras que aquellas por encima de ese tamaño deberán recuperar las áreas según proporciones incluidas en el proyecto pero sólo a la parte que excede las 400 hectáreas. La ley actual también exige preservar los bosques nativos a la orilla de los ríos para evitar la erosión y los desbordamientos, en extensiones que van de 30 a 500 metros de bosque según el ancho del río. La nueva propuesta exige que, en áreas deforestadas, el propietario sea obligado a recuperar únicamente 15 metros.

Según Veronez, 27% del territorio brasileño está ocupado por agricultura y 62% está bajo diferentes formas de protección. El resto corresponde a áreas pobladas. "¿Qué país del mundo tiene eso? Brasil es un ejemplo mundial en preservación, aquí se protege mucho más que en los países industrializados que deforestaron su territorio, se enriquecieron y ahora quieren que nosotros dejemos de producir para proteger", reclamó el dirigente del empresariado agrícola. Sin embargo, ambientalistas creen que con la reforma será más difícil hacer cumplir la preservación.

Para Paulo Adario, coordinador de la campaña por la Amazonia de la organización Greenpeace, la nueva ley convertirá ese bosque húmedo que cubre el norte de Brasil en una 'sabana', lo que afectará a los propios agricultores. "Va a crear un ciclo irreversible de 'sabanización', que en algunas regiones ya comenzó. Habrá menos lluvia en la Amazonia y Brasil perderá ese abastecimiento de agua para irrigar los cultivos", advirtió. La deforestación en la Amazonia cayó de 2,7 millones de hectáreas en 2004 a 645.000 hectáreas en 2010, en parte debido a una intensificación de las acciones de protección del bosque húmedo.

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