martes, 26 de noviembre de 2019

Los mitos energéticos del eco-modernismo (4 de 9)

Campo de silos con combustible nuclear gastado de la Central Nuclear Embalse. Foto: Autoridad Regulatoria Nuclear.

por Raquel Montón

El gran talón de Aquiles, los residuos radiactivos, que según los defensores de la energía nuclear Sólo se producen pequeñas cantidades de residuos radiactivos que son perfectamente manejables.

Argumentos

Estos son los argumentos utilizados, el primero es que el problema se resolverá solo porque los residuos nucleares eventualmente perderán su radiactividad; el segundo es que varios países están trabajando en una solución que implica poner los residuos radiactivos bajo tierra (almacenamiento geológico en profundidad); en tercer lugar es que pueden reciclarse; y en algunos casos añaden que los reactores de IV generación permitirán solventar este problema, aunque este último argumento ya fue explicado en el segundo artículo de esta serie (1). De cualquier manera las afirmaciones anteriores son, en el mejor de los casos, simples y pueden llevar a engaño.

Los principales puntos sin resolver relativos al asunto del almacenamiento geológico en profundidad tienen que ver con los plazos de tiempo necesarios para evitar de forma segura que los residuos nucleares se propaguen al medio ambiente, incluidos los posibles impactos radiológicos sobre la futura sociedad humana, porque mientras la estabilidad de las naciones se mide en años, décadas o siglos en el futuro, la viabilidad de esos estados en términos de miles de años es absolutamente incierta.

Miles de años para perder la radiación

En primer lugar es cierto que los isótopos radiactivos pierden su radiación con el tiempo, pero para muchos elementos radiactivos del combustible nuclear gastado de las centrales nucleares, se necesitan de cientos de miles a millones de años. El plutonio-239, por ejemplo, es extremadamente radiotóxico (la inhalación de solo 7 microgramos causa cáncer de pulmón) y tarda aproximadamente un cuarto de millón de años antes de que pierda su radioactividad. El yodo-129 es un emisor beta con una vida media de 15 millones de años. Aparentemente es mucha la paciencia la que parecen tener algunas de las personas que defienden este argumento.

Almacenamiento geológico

Respecto de las opciones de gestión a largo plazo para los residuos nucleares, es verdad también que muchos países las están estudiando, sin embargo, hasta ahora no ha habido un diseño operativo de emplazamiento final. La opción del almacenamiento geológico en profundidad está siendo considerado actualmente por la mayoría de los países, incluida España, como la «mejor opción disponible», pero según el IPCC «No existe una disposición final geológica de los desechos de alto nivel de las centrales nucleares comerciales actualmente en operación, pero Finlandia y Suecia son los más avanzados en el desarrollo de instalaciones de disposición geológica para la disposición directa del combustible gastado (Posiva Oy, 2011, 2012; SKB, 2011). En Finlandia, la construcción de la instalación de eliminación geológica está en progreso y la eliminación final del combustible gastado comenzará a principios de 2020 (Posiva Oy, 2012) ” (2).

No existe, por lo tanto, un depósito subterráneo para residuos de alta actividad y de larga vida en ningún lugar del mundo que esté actualmente operativo (3). A día de hoy ningún país del mundo dispone de un repositorio subterráneo viable, seguro y sostenible a largo plazo. Incluso en Suecia y Finlandia, donde las iniciativas por parte de la industria nuclear son más avanzadas, sigue habiendo numerosas cuestiones sin resolver sobre las justificaciones científicas para la disposición, así como obstáculos para la realización de estos proyectos debido fundamentalmente a cuestiones de aceptación política, legal y pública.

Los principales puntos sin resolver relativos al asunto del almacenamiento geológico en profundidad tienen que ver con los plazos de tiempo necesarios para evitar de forma segura que los residuos nucleares se propaguen al medio ambiente, incluidos los posibles impactos radiológicos sobre la futura sociedad humana, porque mientras la estabilidad de las naciones se mide en años, décadas o siglos en el futuro, la viabilidad de esos estados en términos de miles de años es absolutamente incierta.

Tampoco es posible hoy en día garantizar la integridad geológica, incluyendo pozos de disposición y emplazamientos impermeables; o cómo garantizar y llevar a cabo el mantenimiento futuro en instalaciones de residuos nucleares subterráneas que puedan haber quedado obsoletas. Se desconoce científicamente cómo evolucionarán los residuos y sus sistemas de contenedores con el paso de los siglos. Y no es posible garantizar la financiación, dado que los costes siguen siendo estimaciones y los plazos sobrepasan la viabilidad comercial de la actual producción de los residuos nucleares. Ninguna de estas ni otras cuestiones están resueltas.

Los residuos radiactivos no se reciclan

En tercer lugar es un mito que los residuos nucleares pueden ser reciclados. Las barras de combustible nuclear gastadas pueden reprocesarse. Esta es una práctica en la que una pequeña proporción de las sustancias radiactivas, en particular el uranio y el plutonio que aún se pueden usar, se separan del combustible nuclear gastado por procesos químicos.

Un ejemplo de este proceso es lo que se ha hecho con los residuos que quedaron del reciclaje del combustible de Vandellós I tras el accidente de 1989, Francia se quedó con el uranio (un 95 % del combustible gastado) y el plutonio (1 %), pero el resto de los desechos fisibles (un 4 % mezclado con vidrio) deberán volver a España. Es decir el proceso no evita residuos radiactivos secundarios, y el uranio y el plutonio recuperados pueden convertirse en combustible nuclear y reutilizarse en una planta de energía nuclear (combustible nuclear MOX). Pero eso es todo lo que se puede reutilizar, porque las barras de combustible MOX utilizadas ya no son «reciclables» y son aún más problemáticas en términos de gestión de residuos que las barras de combustible gastado comunes. Continúan produciendo calor mucho más tiempo que el combustible de uranio convencional y tienen un mayor flujo de neutrones.

En el siguiente capítulo, la energía nuclear es favorable para cumplir con los objetivos climáticos.
Raquel Montón, responsable de las campañas de Energía Nuclear y Movilidad en Greenpeace
  1. Los mitos energéticos del eco-modernismo (2 de 9). Las nuevas tecnologías nucleares producirán plantas de energía nuclear seguras y sin residuos nucleares. 
  2. Página 532 de Energy Systems – IPCC. https://www.ipcc.ch/site/assets/uploads/2018/02/ipcc_wg3_ar5_chapter7.pdf
  3. “THE GLOBAL CRISIS OF NUCLEAR WASTE” Greenpeace Francia, 2019 https://cdn.greenpeace.fr/site/uploads/2019/01/REPORT_NUCLEAR_WASTE_CRISIS_ENG_BD-2.pdf?_ga=2.45833828.1391374059.1565778172-116067067.1560434429 Documento de síntesis (en castellano) https://es.greenpeace.org/es/wp-content/uploads/sites/3/2019/01/DOCUMENTO-DE-SINTESIS.pdf
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Fuente:
Raquel Montón, Los mitos energéticos del eco-modernismo (4 de 9), 25 noviembre 2019, EnergyNews.

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