Aranguren
confirmó ayer oficialmente que las centrales nucleares no se
construirán. "La actual
situación fiscal que tiene la Argentina nos obliga a ser prudentes",
aseguró Aranguren, pese a que el crédito chino para la construcción
de las centrales tenía ocho años de gracia. Esa misma situación
fiscal no impide endeudarse con el FMI.
por Fernando
Krakowiak
El ministro de
Energía, Juan José Aranguren, finalmente confirmó ayer que las
centrales nucleares Atucha III y Atucha IV no se construirán.
"Teníamos en carpeta dos centrales adicionales, la cuarta y la
quinta central, que respondían a un memorando de entendimiento que
se había firmado en 2014 con China. Nosotros también firmamos otro
memorando. Ahora bien, una inversión de un orden de magnitud de
14.500 o 15.000 millones de dólares en la actual situación fiscal
que tiene la Argentina nos obliga a ser prudentes. Por lo tanto, le
hemos propuesto al gobierno chino suspender o postergar la
construcción de la cuarta y la quinta central", aseguró en el
Foro Latinoamericano de Energía que se realiza en Bariloche.
"No estamos
en este momento en condiciones de invertir en las centrales. Por más
que el préstamo lo paguemos dentro de ocho años, estamos tomando el
compromiso de devolverle a alguien una determinada cantidad de
dinero. En este momento, por la situación fiscal que tiene el país,
no estamos en condiciones de comprometernos", agregó el
ministro. La explicación es llamativa porque esa situación fiscal
no le impidió al gobierno recurrir al Fondo Monetario Internacional
para conseguir un préstamo extraordinario por 50.000 millones de
dólares, inédito en la historia argentina.
El 18 de julio de
2014, el entonces ministro de Planificación, Julio de Vido, dio el
puntapié inicial al firmar con el director de la Administración
Nacional de Energía de China, Xu Xinxiong, un convenio de
cooperación para la construcción de una cuarta y una quinta central
nuclear, que se iban a sumar a Embalse, Atucha I y Atucha II. A
partir de entonces, se comenzaron a negociar los detalles y el 15 de
noviembre de 2015 ambos países le pusieron la firma a los convenios
técnicos y comerciales de Atucha III en la ciudad turca de Antalya.
La central iba a ser de uranio natural y agua pesada con tecnología
canadiense Candú que Argentina ya domina. Además, en aquel
encuentro se acordó la versión final del contrato marco por una
quinta central nuclear de uranio enriquecido y agua liviana,
tecnología en la que Argentina no tiene antecedentes, aunque China
estaba especialmente interesada en comercializar.
El valor original
previsto para Atucha III era de 5994 millones de dólares. Los
términos de referencia del financiamiento se firmaron con el ICBC.
El crédito contemplaba un plazo de 18 años por un 85 por ciento del
total del proyecto, a un costo financiero total menor al 6,5 por
ciento anual y estaba previsto que recién comenzara a pagarse cuando
la central estuviese operativa. De ese modo, la venta de la energía
generada serviría para devolver el dinero.
Inicialmente
estaba previsto que las obras comenzaran en 2016, pero luego del
cambio de gobierno Aranguren y el subsecretario del área, Julián
Gadano, confirmaron que durante ese año no habría novedades porque
se estaban revisando los contratos. Como parte de esa revisión,
propusieron avanzar primero con la central de agua pesada y uranio
natural, que menos interés les genera a los chinos, y postergar dos
años la que más los seduce. El año pasado trascendió que habían
llegado a un acuerdo sobre ese punto y que la negociación se
destrababa. Incluso el gobierno dejó trascender que había logrado
estirar los plazos del crédito a 20 años, con ocho de gracia, y
bajar la tasa al 4,8 por ciento.
La firma de los
contratos definitivos parecía encaminada. Sin embargo, luego de
haber anunciado que se gestionaría un crédito stand-by con el FMI,
desde el gobierno dejaron trascender informalmente que no avanzarían
con la construcción de las centrales. "Estamos convencidos de
que a partir del anuncio de este acuerdo se ha echado por tierra con
la posibilidad de tener Atucha III y Atucha IV", aseguró la
semana pasada el diputado del Frente para la Victoria, Abel Furlán,
en una audiencia convocada en el Congreso para analizar la delicada
situación del sector nuclear. Allí también se remarcó que el
motivo de la suspensión no era económico porque el plazo de gracia
evitaba tener que desembolsar dinero durante la construcción para
cancelar el préstamo, aunque Aranguren aclaró que prefiere ser
prudente, prudencia que rige para los préstamos que ofrece China,
pero no para los que brinda el FMI.
Fuente:
Fernando Krakowiak, Sin centrales nucleares por el déficit, 14/06/18, Página/12. Consultado 14/06/18.
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