Afectaría a más
de 100.000 personas, según un estudio oficial; anegaría tres
millones de hectáreas en seis provincias.
por Fabiola Czubaj
Si el fenómeno
de El Niño se comporta este año como lo anticipan especialistas
locales en análisis de amenazas naturales, en los próximos meses
podría haber más de 100.000 evacuados y tres millones de hectáreas
inundadas en seis provincias por la crecida de los ríos Paraná y
Paraguay.
Las lluvias que
se esperan hasta julio y los picos de crecida de las aguas serían 10
veces mayores que las de la última inundación por el desborde de
los ríos Paraná, Paraguay -con sus afluentes- y Uruguay. Esta
emergencia afectó a unas 16.190 personas en cinco provincias de las
más golpeadas por el dengue.
Ahora, los
especialistas consideran que las próximas inundaciones podrían ser
peores que las de 1983, con 130.000 evacuados.
La proyección
forma parte de un informe del equipo técnico de la Secretaría de
Protección Civil y Abordaje Integral de Emergencias y Catástrofes
del Ministerio de Seguridad de la Nación, que se presentó a fines
del mes pasado en Casa de Gobierno. Fue la primera reunión del
gabinete nacional del Sistema Federal de Emergencias (Sifem) desde su
creación, hace 17 años, según afirmaron a La Nación.
El fenómeno de
El Niño - Oscilación del Sur, "es uno de los tres más fuertes
en los últimos 50 años, comparable a los ocurridos en 1983 y 1998.
Se prevé que nuestro territorio se vea afectado hasta julio de 2016,
con un pico máximo de afectación entre marzo y abril",
anticipa el informe al que accedió La Nación.
De cumplirse lo
previsto, las provincias más expuestas serán Formosa, Chaco, Santa
Fe, Buenos Aires, Corrientes y Entre Ríos. Esta vez, los problemas
alcanzarán a las localidades cercanas a los ríos Uruguay y Paraná
y del interior de las provincias con lluvias intensas y desbordes de
ríos y arroyos tributarios de aquellos que conforman la Cuenca del
Plata.
"Pensamos
que este fenómeno de El Niño puede llegar a ser similar o tal vez
peor que el de 1983, que es uno de los peores registrados que
tenemos. Si es similar, aunque las ciudades están algo más
robustecidas o resilientes con sus defensas, también hay más
población. Así que podemos estimar que habrá entre 120.000 y
130.000 evacuados (más de 140.000 en el pico máximo de afectación),
con una gran pérdida en la producción ganadera y cultivos en más
de tres millones de hectáreas que quedarán bajo el agua",
resume Emilio Renda, secretario de Protección Civil y Abordaje
Integral de Emergencias y Catástrofes.
Comenta, también,
que se están trasladando a zonas más altas unos dos millones de
cabezas de ganado bovino en las zonas más vulnerables, como las
islas y las áreas más inundables de la cuenca.
Junto con Oscar
Moscardini, titular de la Dirección Nacional de Análisis de Riesgo,
presentaron el informe ante los representantes de unos 50 organismos
federales que integran el Sifem, como ministerios, instituciones de
seguridad, Fuerzas Armadas e institutos técnicos y científicos. En
esa reunión, también se acordó un fondo de 250 millones de pesos
para asistir a las provincias durante la atención de la emergencia o
la catástrofe, no en la reconstrucción.
Entre las
distintas amenazas naturales latentes en el país, "lo más
inmediato es la inundación en la Cuenca del Plata. En los próximos
meses seguiremos viviendo con aguas altas, con picos de crecida que
la transformarán en un evento muy duradero y de bastante alto
impacto con la crecida en la cuenca del río Paraná-Paraguay y los
tributarios menores", explica Moscardini.
Su tarea parece
simple cuando la describe. De él depende nada más ni nada menos que
identificar los escenarios de riesgo, es decir, los problemas a los
que podrían estar expuestos la población, los recursos naturales,
el medio ambiente y la producción.
"Básicamente,
cada escenario tiene, en general, una amenaza, un área geográfica
que afectará y la población vulnerable. Si los estudiamos y los
interrelacionamos podemos definir escenarios para distintas amenazas
en el territorio nacional en el mediano y el largo plazo -explica-.
Después, está la formación de redes de alerta y la capacidad de
que aporten información en el corto plazo para facilitar el trabajo
operativo en el campo. Si salimos a recorrer en la emergencia para
saber qué pasa, no sirve."
El que sale en
ese momento será el encargado de evaluar los daños y tomar medidas
complementarias de asistencia. Eso es responsabilidad de Daniel
Russo, subsecretario de Protección Civil del mismo equipo técnico,
con oficinas en el barrio porteño de San Cristóbal.
Ahí, desde los
primeros días de enero, se procesan datos, se trazan mapas y se
cruza información de organismos especializados del país y el
exterior. "La información necesaria para anticiparse es de
nivel científico y tecnológico muy preciso. En este momento, y para
la emergencia que implica el fenómeno de El Niño en la Argentina,
solamente hay una docena de organismos científicos que nos están
aportando información -cuenta Moscardini-. Para la Cuenca del Plata
diseñamos un protocolo de manejo de la información antes de la
emergencia y prever qué organismos deberán aportar la información
para el análisis de riesgo final".
De hecho, la
amenaza es tan alta que "Inundaciones en la Cuenca del Plata"
fue el primero de los nueve protocolos de acción redactados. "Es
el evento que mayor impacto económico y social tiene para el país",
sostiene Renda. "La Cuenca del Plata es el 60 % de nuestro PBI",
aclara Moscardini.
Alto riesgo
Este año, a
diferencia de otros, las lluvias y las crecidas que se anticipan
ocurrirán en cursos de agua con niveles de alto riesgo. "Llevamos
más de 60 días con el agua por arriba del nivel de altura de
evacuación en la transversal Barranqueras-Corrientes y en este
momento está por arriba del nivel de evacuación. No crece, pero
tampoco baja -precisa Moscardini-. Todo parece indicar que a mediados
de febrero habrá nuevos picos de crecida en un Paraná con aguas
altas, lo que generará nuevas crecidas en los puertos. Necesitamos
que la población esté atenta y confiar en que se tomarán las
mejores decisiones posibles."
Renda asegura que
las provincias ya cuentan con información de alta precisión y con
el tiempo suficiente como para que la población abandone los lugares
de riesgo. Y Russo insiste: "Necesitamos que si se les pide que
abandonen un lugar, lo hagan. Entendemos el miedo que tiene la gente
de que les roben las casas o de perder sus cosas, pero es necesario
que comprenda que cuando personal militar o policial le pide que
evacue, lo haga, porque hay riesgo de vida".
Los tres
coinciden en que, a diferencia de sus experiencias con autoridades
provinciales y nacionales que optaron por no reaccionar frente a las
alertas, esta vez difícilmente se repita, por la magnitud del efecto
previsto. "La protección civil de un país también demuestra
su calidad institucional porque habla de su capacidad de mirar hacia
adelante", sostiene Russo.
Fuente:
Fabiola Czubaj, Alerta por El Niño: podría causar la peor inundación en 30 años, 16/02/17, La Nación.
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