Una de las principales centrales nucleares del país,
Kúrskaya, ubicada a 500
kilómetros al sur de Moscú, presentó una falla en el
turbogenerador principal. A dos años de Fukushima, el fantasma de Chernobyl y
Tomsk-7 reaparece en Rusia.
El turbogenerador
principal del primer bloque de una de las centrales nucleares rusas más
importantes, Kúrskaya, ubicada a 500 kilómetros al sur de Moscú, ha dejado de
funcionar. Según la administración de la central, no hay amenaza radiactiva.
El incidente tuvo lugar este domingo por la mañana. Se trató
de activar el sistema automático de seguridad que sirve para prevenir una
posible avería, según comentó la administración de la central.
Aseguró, además, que lo sucedido no representa ningún
peligro ni para los empleados de la planta, ni para los residentes de la zona.
Tampoco afectará al funcionamiento del bloque siniestrado. Los especialistas
acentuaron que el nivel de radiación, tanto en la central como en los territorios
adyacentes, no supera los límites normales.
Kúrskaya está ubicada en la localidad rusa de Kurchátov, a
unos 40 kilómetros
de la ciudad de Kursk y a unos 500 kilómetros de Moscú. Está funcionando desde
finales de 1976. Tiene cuatro bloques energéticos de un total de 4 gigavatios.
Sus reactores son del tipo RBMK-1000, de grafito.
Tomsk-7
Con el final de
La ciudad y planta secreta de Tomsk-7 era una de ellas y, al
igual que el resto, nunca fue localizada en un mapa, y su existencia era
secreto de Estado. Situada a quince kilómetros de la ciudad siberiana de Tomsk,
la planta comenzó sus actividades en 1949 dedicándose, principalmente, al
reprocesamiento de combustible nuclear. La planta daba trabajo, ya sea de forma
directa o indirecta, a 100.000 personas que habían sido desplazadas a esta
región y que residían en la ciudad homónima de Tomsk-7, a cuatro kilómetros de la
planta.
El 6 de abril de 1993 explotó un contenedor de sales de
uranio en la planta de Tomsk-7 dibujando en el cielo una nube de humo que, pese
a su aparatosidad, los dirigentes aseguraron que no influía en las
inmediaciones del complejo nuclear. Sin embargo, las autoridades de la ya joven
e independiente Federación Rusa, comprendieron que no podía repetirse el error
de Chernóbil y Prípiat, por lo que horas después reconocieron que el perímetro
contaminado podría ampliarse hasta los 120 kilómetros y que
el accidente era de nivel 3 -Chernóbil fue clasificado con el nivel 7 por la Escala Internacional
de Accidentes Nucleares-, similar, por tanto, al incidente ocurrido en la
central nuclear española de Vandellós en 1989.
El principal peligro del accidente, además de los
trabajadores, era la ciudad de Tomsk, una de las más pobladas de Siberia, con
más de medio millón de habitantes. Además, las continuas informaciones no eran
muy tranquilizadoras y más de un millón de kilómetros cuadrados habían
resultado contaminados, por lo que todas las miradas se dirigían ahora al río
Tom, afluente del Obi, que podía convertirse en el propagador del residuo
nuclear. Las investigaciones concluyeron que la causa del accidente resultó ser
un error humano. Según informaron las autoridades rusas, al añadirse ácido al
tanque de uranio durante el proceso de separación, se provocó la explosión.
Tomsk-7 producía en el pasado, también, plutonio para
alimentar los misiles rusos, pero, afortunadamente, ese proyecto militar se
abandonó del accidente y sólo se
utilizaban dos de los cinco reactores, ya que eran necesarios para dotar de
calefacción a la localidad de Tomsk. Unas semanas después de la tragedia, el
Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) -la misma autoridad encargada
de elaborar la pirámide de los niveles de accidentes nucleares- reveló que la
explosión de Tomsk-7 no había hecho mella en el medio ambiente tras realizar
sus equipos investigaciones en la tierra, hierba y nieve del terreno,
concentrándose los daños más graves en la planta de trabajo, como explicó
Burton Bennett, portavoz de la
OIEA.
Accidente nuclear en Rusia, 27/05/13, Urgente24.com.
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