En nota anterior iniciamos la argumentación que justifica nuestra apreciación de que lo dicho por Joaquín Aberastaín Oro, Secretario de Minería de la provincia de Río Negro, era un disparate. Decir que la energía nuclear, “es la más limpia que existe” no merece otro calificativo. Inconscientemente tal vez pensó que hablaba para ignorantes y podía decir cualquier cosa. No podemos dejar pasar semejante desatino.
Por Juan Vernieri
La sola extracción del mineral de uranio, materia prima para el combustible de esa energía, daña la vida humana, sin hablar todavía de los desechos o de una fusión accidental.
En la nota anterior decíamos que el riesgo general de contraer cáncer es considerablemente relevante para los mineros de uranio y sus familias.
Los niños en las regiones uraníferas contraen leucemia con mucha más frecuencia que en otras regiones. El feto, cuyo organismo aún se está desarrollando, es especialmente vulnerable. Se producen nacimientos de niños muertos y los progenitores tienen problemas de fertilidad.
En el caso de los adultos, las enfermedades más típicas son el cáncer de pulmón y de garganta, las enfermedades cardiovasculares y de inmunodeficiencias y los trastornos mentales.
Los indígenas de las regiones uraníferas informan de casos de insuficiencia renal y de un aumento de la diabetes de tipo 2. En este caso, la situación de los datos es todavía irregular y no se puede demostrar científicamente, lo que da pie a las compañías aseguradoras para no atender los reclamos.
Sin embargo, dado que la información de todos los continentes es similar, existe una alta probabilidad de que muchas enfermedades sean resultado directo de la minería del uranio.
La Oficina Federal Alemana de Protección Radiológica en Berlín, confirma los resultados de un estudio único en su género en el mundo: fueron examinados 59.000 mineros del uranio. Los resultados muestran un aumento en la tasa de cáncer de pulmón de entre el 50 y el 70 %, así como 7.000 muertes inducidas por la radiación entre esos 59.000 participantes del estudio.
Se detectó una correlación significativa entre el tiempo de trabajo en las minas y el riesgo de cáncer. Fumadores y no fumadores entre los mineros tenían el mismo aumento de riesgo, por lo que se descartó el fumar como posible origen del mal.
La energía nuclear viola claramente los derechos humanos. Por ejemplo, se admite como normal que los mineros de Níger y Namibia toleren oficialmente una exposición a la radiación equivalente a 2.000 radiografías de tórax.
En los Estados Unidos, la Ley de indemnización por exposición a las radiaciones (RECA) se promulgó en 1990 y reconoce que los mineros de uranio y algunas comunidades situadas a favor del viento desde las minas, tienen derecho a una indemnización y a la atención de la salud como consecuencia de la exposición a la radiación procedente de la minería y la molienda del uranio.
Proporciona un pago único de 100.000 dólares. Sin embargo, muchos trabajadores murieron antes de recibir la compensación y muchos otros no han sido reconocidos.
¿No es un disparate decir que la energía nuclear es limpia?
Continuaremos en próximas notas.
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