Por André Duchiade
RÍO DE JANEIRO – La exploración de litio se acelera en Brasil, tras la flexibilización de las norma sobre el metal y la creciente demanda de este mineral crucial para la transición energética mundial.
Según la Agencia Internacional de la Energía, el auge de los vehículos eléctricos (VE), para los que el litio es un componente esencial de las baterías, es uno de los principales motores de la demanda mundial de este mineral que, según las previsiones, se multiplicará por 15 de aquí a 2040.
En julio de 2022, el gobierno del entonces presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, emitió un decreto que eliminaba las restricciones al comercio de litio del país. Hasta entonces, las exportaciones del mineral habían estado restringidas debido a una normativa de 1997 diseñada para proteger la industria nuclear brasileña, en la que el litio se utilizaba principalmente para alimentar reactores.
La apertura de Brasil al comercio exterior de litio ha atraído a empresas mineras nacionales e internacionales.
Las solicitudes hechas al gobierno federal para investigar y explorar el mineral en el estado sudoriental de Minas Gerais ―donde se encuentra más de 80 % de los yacimientos de litio conocidos de Brasil― aumentaron casi 18 veces en solo dos años, de 45 en 2021 a 851 en 2023, según una estudio realizado por la Universidad Federal de los Valles de Jequitinhonha y Mucuri, con sede en Minas Gerais, consultado por Dialogue Earth.
Sin embargo, analistas señalaron que, aunque se están produciendo exportaciones de litio desde Brasil, éstas no están añadiendo valor dentro del país, lo que limita las oportunidades de desarrollar industrias nacionales en torno al mineral.
También advierten que el aumento de la demanda va acompañado de perjuicios socioambientales, especialmente para las comunidades cuyas formas de vida tradicionales ya se están viendo afectadas.
Brasil y sus sueños de litio
Las estimaciones de las reservas de litio de Brasil varían mucho. En 2017, el Servicio Geológico de Brasil, vinculado al Ministerio de Minas y Energía, proyectó que el país podría albergar 8 % de las reservas mundiales de litio.
Sin embargo, este año, el Servicio Geológico de Estados Unidos determinó que Brasil alberga menos de 1 % de las reservas potenciales del mundo. Estas estimaciones son significativamente inferiores a las de sus vecinos del llamado “triángulo del litio” latinoamericano, cuyos miembros Bolivia, Argentina y Chile poseen en conjunto más de 50 % de las reservas mundiales del mineral. No obstante, las autoridades brasileñas albergan grandes ambiciones para sus reservas.
En mayo de 2023, el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema, anunció su intención de desarrollar un centro tecnológico en el estado como parte del proyecto Vale do Lítio (“Valle del Litio”). Este centro se desarrollaría en el valle de Jequitinhonha, en el noreste del estado, que también se enfrenta a la perspectiva de ser objetivo de una explotación masiva de mineral de hierro.
La región ha sido apodada anteriormente el “valle del hambre” debido a las carencias socioeconómicas de su población, mayoritariamente rural. Pero Zema, que anunció el programa en Nueva York en un intento de atraer inversores extranjeros, dijo que espera que la región “se convierta en un ‘valle tecnológico’ para la producción de baterías y otros productos de valor añadido”.
El gobierno de Minas Gerais informó a Dialogue Earth que ha formado un grupo de trabajo con órganos ejecutivos y entidades privadas para desarrollar el programa. Su objetivo es potenciar la región, crear más de 10.000 puestos de trabajo y generar ingresos en 14 ciudades, con una inversión que podría alcanzar los 30.000 millones de reales (5.400 millones de dólares) en 2030.
Varias empresas ya operan o quieren operar en el estado. Entre ellas, la Companhia Brasileira de Lítio (CBL), que explota minas en los municipios de Araçuaí e Itinga desde 1991, y la canadiense Sigma Lithium, que opera en los mismos municipios desde abril de 2023.
En Nazareno, en la región central de Minas Gerais, la empresa holandesa AMG está extrayendo litio de los relaves mineros y construyendo una planta cuya inauguración está prevista para 2026.
Mientras tanto, varias empresas extranjeras esperan la autorización del gobierno federal para desarrollar proyectos en el valle de Jequitinhonha, entre ellas la canadiense Lithium Ionic; Atlas Lithium Brasil, filial de la estadounidense Atlas Lithium; y la australiana Latin Resources. También se han presentado solicitudes de prospección en otros estados.
Preguntas sobre la planificación
Algunos observadores, sin embargo, critican los medios de explotación, que, según ellos, no están impulsando la industria brasileña.
“En Jequitinhonha, incluso con un fuerte apoyo del gobierno estatal, no hay ninguna iniciativa para añadir valor [a la producción]”, afirma Tádzio Peters Coelho, profesor de ciencias sociales que investiga el litio en la Universidad Federal de Viçosa.
Coelho afirma que el gobierno del estado solo da apoyo político a la producción, explotando la idea de pobreza y atraso para predicar una perspectiva de desarrollo para la zona. “Pero es solo una forma de facilitar la aprobación de proyectos sin mayores obstáculos”, afirma.
En Brasil, la exploración del mineral crítico está mal planificada, según Marina Oliveira, que investiga el litio y las desigualdades asociadas en la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais.
“No existe una política sólida que beneficie a toda la cadena de producción”, afirma Oliveira. Sugiere que el gobierno considere aspectos como “la contribución de la tecnología, la creación de empleos cualificados, la producción de autos eléctricos”, de forma que avance la industrialización, pero también se respete a los habitantes locales.
Este modelo de desarrollo de la industria regional sería muy diferente a “limitarse a extraer litio y venderlo muy barato”, como ocurre hoy en día, añade Oliveira. Afirma que el proyecto Vale do Lítio solo sirve para atraer inversores.
Las empresas extranjeras avanzan en Brasil
La lista de interesados en entrar en la industria brasileña del litio incluye grandes nombres del sector mundial de los vehículos eléctricos.
En enero, el Financial Times informó que la china BYD, el mayor fabricante mundial de coches eléctricos, había mantenido conversaciones sobre un “posible acuerdo de suministro, empresa conjunta o adquisición” de las operaciones de Sigma en Brasil, sobre las que Sigma declinó hacer comentarios.
El fabricante alemán de automóviles Volkswagen ha expresado un interés similar en un intento de reducir la dependencia de China para sus componentes de vehículos eléctricos.
En la última edición de la Web Summit, un evento tecnológico anual, celebrada en Río de Janeiro en abril, el presidente de BYD Brasil, Tyler Li, expresó el deseo de la empresa de garantizar una cadena de producción integrada para ofrecer precios más bajos a los consumidores locales. En la actualidad, el elevado costo de los VE es uno de los principales cuellos de botella de este mercado.
“En Brasil tenemos las mejores ventajas: tenemos casi de todo: litio, hierro, aluminio y todas las materias primas”, afirmó Li en una mesa redonda sobre el crecimiento de la industria de los vehículos eléctricos en el país. “Eso es un buen incentivo para que construyamos toda la cadena de suministro en Brasil. Eso podría reducir mucho los costos”, añadió.
Como parte de esta estrategia, BYD está construyendo su mayor fábrica de vehículos eléctricos fuera de Asia en Camaçari, en el estado nororiental de Bahía, cuya entrada en funcionamiento está prevista para principios de 2025. Esta es una de varias inversiones recientes que podrían convertir a Brasil en un centro neurálgico del sector en América Latina.
Para Elaine dos Santos, investigadora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São Paulo (USP), la tendencia podría reportar beneficios al país: “Tendría un impacto directo en la industria, en la creación de empleo y en la reducción de la dependencia exterior al mejorar el suministro de piezas”,dijo.
Polvo, ruido y grietas
Sigma ha pregonado la producción de “litio verde” a partir de sus operaciones en el valle de Jequitinhonha, afirmando explotar un producto con “cero emisiones de carbono, cero energía de carbón, cero presas de residuos, cero utilización de agua potable y cero uso de productos químicos peligrosos”. Sin embargo, los residentes locales cuestionan la veracidad de este término.
A diferencia de la extracción de litio de las piscinas de salmuera del “triángulo del litio” de Sudamérica, los yacimientos brasileños se encuentran sobre todo en roca dura, lo que requiere excavaciones y voladuras más convencionales. A orillas del río Jequitinhonha, los habitantes de la aldea de Cinta Vermelha de Jundiba sufren las consecuencias de estos procesos.
La comunidad, hogar de las etnias pankararu y pataxó, está a unos 10 kilómetros de la mina Grota do Cirilo, donde Sigma empezó a extraer litio hace poco más de un año. Aquí, los aldeanos están a poca distancia del polvo, el ruido y la contaminación de las minas.
“Cuando explotan las dinamitas, el aire se contamina; hay una intensa emisión de polvo, y los contaminantes viajan a través del viento. También hay vibraciones por los ruidos”, afirma la dirigente local Cleonice Pankararu.
Con la actividad minera, “se produce la destrucción de los biomas del Cerrado y la Caatinga, hay un impacto social y económico, con un cambio en el paisaje, nuestra cultura y nuestras religiones”, añade. “Nuestros rituales dependen de un medioambiente equilibrado”.
Pankararu dice que también ha notado cambios con la llegada del desarrollo urbano, sobre todo en los precios de Araçuaí, que al parecer han aumentado tras la llegada de trabajadores de las explotaciones mineras.
La pequeña habitación que su familia solía alquilar en la ciudad para que sus hijos durmieran durante la semana escolar ya no se ajusta a su presupuesto. Dice que también ha observado un aumento de agresiones, robos y violencia sexual desde la llegada de los trabajadores.
Aline Gomes Ruas, de la sección de Araçuaí del Movimiento de Afectados por Represas, un grupo de defensa del medioambiente, afirma que la actividad de Sigma ha provocado inestabilidad en la comunidad de Piauí Poço Dantas, en Itinga, situada a ocho kilómetros al sur de la mina. Sus habitantes, dice, intentan aprender a vivir con tantos impactos nuevos.
“Desde hace más de un año la comunidad no sabe qué hacer, entre tanto ruido y polvo”, dice Gomes Ruas. “Los escombros y el polvo caen al río, que ya no es el mismo, así como sobre la vegetación y los cultivos. Lo que antes se producía ya no se produce”, dijo.
Gomes Ruas afirma que los habitantes de la comunidad sufren ahora problemas respiratorios debido al polvo de las operaciones mineras, y que las explosiones de la mina han provocado la formación de grietas en sus casas. Afirma que Sigma no reconoce su responsabilidad en estos problemas. La empresa no ha hecho comentarios al respecto.
En Nazareno, Coelho afirma que los impactos de la extracción de litio por AMG son similares a los de la minería tradicional, ya que la producción del mineral implica la construcción de presas, que inundan grandes áreas y plantean riesgos potenciales de colapso, además de requerir sitios para la eliminación de materiales contaminantes. AMG tampoco hizo comentarios.
También se teme que la extracción de litio tenga efectos negativos en otras ciudades del Estado. Luiz Paulo Guimarães, del Movimiento por la Soberanía Popular de la Minería, dice estar preocupado por el municipio de Salinas, donde la empresa australiana Latin Resources Limited va a invertir en dos zonas de prospección. La zona es conocida por la producción de cachaça, un popular destilado brasileño elaborado a partir del jugo de la caña de azúcar.
“Estos proyectos van a destruir el manantial, acabar con la disponibilidad de agua y hacer inviable la producción de cachaça“, afirma Guimarães. “La ciudad conocida como la capital de la cachaça va a perder su identidad, su producción y su potencial económico, a cambio de una explotación que trae muchos más perjuicios que beneficios”, añade.
El gobierno prepara un plan sobre el litio
El gobierno federal dice estar preparando un plan interministerial para explotar el litio brasileño de forma que se minimicen los impactos locales y se compartan los beneficios con las comunidades.
En un seminario celebrado en abril, Jarbas Vieira da Silva, coordinador de diálogos públicos de la oficina de la presidencia brasileña, dijo que el plan “será un movimiento concertado entre las autoridades públicas y las empresas para construir un sistema de gobernanza”. Añadió que se elaboró después de que una misión gubernamental visitara las comunidades afectadas del valle de Jequitinhonha.
“Esto ya se está cosiendo, construyendo y discutiendo internamente”, dijo Vieira da Silva.
El Ministerio de Minas y Energía comunicó a Dialogue Earth que pondrá en marcha una iniciativa para ampliar el suministro de minerales estratégicos como el litio en relación con la transición energética. Según se informa, el plan incluirá el desarrollo de una industria para procesar estos minerales a nivel nacional con el fin de introducirlos en la cadena de valor de las baterías, las turbinas eólicas y los motores eléctricos.
El Ministerio añadió que trabajará para atraer inversiones, formar asociaciones, fomentar el desarrollo tecnológico, especialmente en el tratamiento de minerales, así como para formar a la mano de obra y desarrollar las infraestructuras necesarias.
Pero mientras se establecen estos planes del gobierno federal y del estado de Minas Gerais, las comunidades deben hacer frente a los impactos locales, y la exploración continúa sin una estrategia sólida, dice Oliveira.
“El temor es que nos limitemos al proceso de extracción sin avanzar en el desarrollo y acabemos reforzando las desigualdades y los impactos sociales, mientras los beneficios y las ganancias van a parar a los desarrolladores”, señala.
Este artículo se publicó originalmente en Dialogue Earth.
RV: EG
Fuente:
André Duchiade, Valle del Litio: el nuevo punto minero de Brasil que alarma a la población local, 18 julio 2024, Inter Press Service.
No hay comentarios:
Publicar un comentario