La planta de producción de dióxido de uranio de Dioxitek, en el barrio Alta Córdoba. Crédito: Dioxitek S.A. |
por Cristian Basualdo
“Dioxitek seguirá en Córdoba por varios años más” es el título de una nota publicada por La Voz del Interior el miércoles 17 de julio, mediante la cual se prepara a la opinión pública cordobesa para una mala noticia: la empresa quiere seguir produciendo dióxido de uranio en el barrio Alta Córdoba.
Dioxitek debe mudarse antes de fin de año, pero la construcción de la nueva planta en la ciudad de Formosa está “virtualmente paralizada”, entonces “se descuenta que continuará operando las instalaciones cordobesas por varios años más”, informó La Voz.
El 28 de septiembre de 2016, la Municipalidad de Córdoba clausuró la planta de uranio porque viola la ordenanza N.º 8133 de uso del suelo, carecía de certificado de bomberos, y de autorización para arrojar los efluentes a las cloacas, entre otros motivos.
Pero una faja de clausura no es un impedimento para la empresa, que acudió a la Justicia Federal donde suscribió un acuerdo que le permitió seguir operando. A cambio, Dioxitek y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) proveyeron de unas luminarias a la Municipalidad de Córdoba. Una ganga para una planta que descarga uranio por vía cloacal y por chimenea. Además, descarga por chimenea material particulado, gases de combustión, compuestos orgánicos volátiles, amoniaco y nieblas ácidas, “que se constituyen como emisiones fugitivas del proceso a la atmósfera” según la documentación que la empresa presentó a la Justicia Federal.
En el Expediente Judicial (Dioxitek SA c/ Municipalidad de Córdoba s/ Acción meramente declarativa de derecho, N.º 30598/2016), la empresa se comprometió al retiro completo en 24 meses. El plazo se cumplió en diciembre de 2019, entonces se firmaron sucesivas prórrogas, la última en 2022, que vence el 31 de diciembre de 2024. En cada prórroga, Dioxitek mantuvo “su obligación de continuar realizando las obras y labores correspondientes para efectivizar el retiro de servicio de la planta de producción de dióxido de uranio ubicada en la ciudad de Córdoba”. Por eso, la empresa le aseguró a La Voz que “las nuevas instalaciones no están paralizadas, aunque se está trabajando a un ritmo mínimo”.
La historia de la planta de uranio en Córdoba es una serie de irregularidades perdonadas por las autoridades locales, que incentivaron nuevas irregularidades, con la certeza de que también serían perdonadas.
En 1952, la CNEA arrendó a la Dirección General de Fabricaciones Militares el predio de Rodríguez Peña 3250 y lo designó Complejo Fabril Córdoba. Allí desarrolló el método de lixiviación en pilas para la minería del uranio. Como resultado de estos experimentos quedaron en el barrio Alta Córdoba unas 57.600 toneladas de residuos radiactivos de baja intensidad.
En 1980, la CNEA compró a la firma alemana Reaktor Brennelement Union Gmbh la planta de uranio que inició su operación normal en 1984. Actualmente, se denomina Planta de Purificación y Conversión a UO2 (PPUO2). En 1985, la Municipalidad de Córdoba sancionó la ordenanza N.º 8.133 de uso de suelo, que prohíbe este tipo de actividades dentro de la ciudad. La primera promesa de relocalización data de 1994. La empresa Dioxitek S.A. fue creada en 1996 por el Poder Ejecutivo Nacional.
La radicación en Formosa fue acordada en 2012 para concretarse en 2014. Pero la denominada Nueva Planta de Uranio (NPU), “ya no recibirá fondos nacionales para continuar con los trabajos”, según las fuentes consultadas por La Voz, por lo que “se deben buscar vías alternativas de financiamiento, como puede ser la toma de un crédito o la asociación con inversores privados”, y, si eso sucediese, “las instalaciones de Formosa se pueden terminar en un plazo que puede ir de 18 a 36 meses”.
En la nota de La Voz, los funcionarios del átomo repitieron argumentos basados en que la percepción negativa de los cordobeses se reduce a un problema de alfabetización tecnológica. Explicaron que es una planta de procesamiento químico, que están altamente regulados por la Autoridad Regulatoria Nuclear, y que llevarán a cabo inversiones para modernizar y mejorar los equipos. Por lo pronto, indicaron que se trabajará en una nueva prórroga por parte de las autoridades provinciales y municipales. Ese pedido no llegó aún a la Secretaría de Ambiente de la Municipalidad. Sin embargo, se mostraron permeables a aceptar una nueva prórroga si Dioxitek la solicita. “No vemos obstáculos”, le dijo a La Voz una alta fuente municipal.
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