El director general del OIEA, Rafael Grossi, visitó la central nuclear de Zaporiyia en agosto de 2022. Foto: Sergei Malgavko/ITAR-TASS/imago. |
Es deplorable, triste y penoso ver a un argentino dirigiendo la organización internacional más hipócrita del mundo.
Por Juan Vernieri
Mientras el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Grossi advierte, al dirigirse al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, los graves peligros que significan para Europa y el mundo, las acciones bélicas próximas a la central nuclear de Zaporiyia en Ucrania, su Organismo promociona agresivamente la expansión de la energía nuclear en todo el mundo.
La existencia de centrales nucleares en países que entran en guerra implican un explosivo “talón de Aquiles” nuclear.
Esta circunstancia, la falta de solución o destino, después de más de 80 años, al problema de los residuos radiactivos perdurables por milenios, la permanente proliferación de armas nucleares, los costos descomunales de la inversión en centrales no recuperables con la producción de electricidad, más la herencia onerosa del desmantelamiento de los reactores, son razones más que suficientes para abstenerse de promocionar esta maligna energía.
La agencia, incluso está celebrando lo que orgullosamente se jacta de ser la primera Cumbre de Energía Nuclear en Bruselas en marzo próximo, para promover aún más la forma de energía más peligrosa y cara del mundo.
La desconexión y la hipocresía son impresionantes.
Aunque se trate de disimular, existe una estrecha vinculación entre el desarrollo de la energía nuclear con finalidades pacíficas, y la fabricación de armas atómicas.
Todos los países, inclusive Argentina, han promovido el avance de esta energía pensando en su connotación bélica.
El programa nuclear argentino siempre declamó finalidades pacíficas, sin embargo, hubo un programa de construir una planta piloto de reprocesamiento de combustible nuclear que nunca se llegó a inaugurar. Del reprocesamiento se podían obtener productos aptos para armas.
Las investigaciones argentinas sobre la posibilidad de crear un arma atómica se llevaron a cabo durante los tiempos de la dictadura militar. En noviembre de 1983, los expertos lograron enriquecer el uranio hasta niveles que podrían permitir producir un arma atómica. Cuando las Malvinas, no faltó un alto militar que propusiera la fabricación de una bomba atómica.
Al señor Grossi no se le debe escapar que hay sitios en el mundo en los que el riesgo nuclear bélico está permanentemente presente.
Algunas muestras en las que el uso bélico de la energía nuclear está a la vuelta de la esquina:
En el Himalaya, en triple frontera se encuentran países que disponen armamento nuclear: India, Pakistán y China. La frontera entre India y Pakistán es la más militarizada del mundo y la frontera entre India y China, sigue el mismo camino. Los conflictos entre estos países fronterizos se mantienen latentes.
Algo similar sucede entre las dos Coreas. Los periódicos promueven la idea e que Corea del Sur desarrolle armas nucleares y un 75% de la población la apoya.
Corea del Norte disparó una andanada de artillería cerca de dos islas surcoreanas el 5 de enero de 2024, señaló el Ministerio de Defensa de Seúl, advirtiendo que las acciones amenazaban la paz y que respondería.
En la década del 70 se optó por el apoyo estadounidense para defenderse de un ataque nuclear de Corea del Norte. Sin embargo, la situación geopolítica ha cambiado drásticamente desde esa época. Cada vez más gente piensa que EE. UU. no va a usar sus armas nucleares para defender a Corea del Sur, por lo tanto, el país debe procurarse sus propias, así, suponen erróneamente, se reduciría la probabilidad de una guerra nuclear, cuando es precisamente al contrario.
Ante la disposición de un nuevo reactor por parte de Corea del Norte, Grossi reconoció que el nuevo reactor es “motivo de preocupación” porque puede producir plutonio. Otro polvorín nuclear que en cualquier momento estalla.
Los focos de riesgo de guerra nuclear no se reducen a los comentados, el medio oriente es un polvorín, allí según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, en su informe de 2021, Israel cuenta con unas 90 ojivas nucleares.
Los servicios de inteligencia europeos advirtieron que el régimen de Irán está cada vez más cerca de probar armas nucleares. El país persa retomó su programa y tiene vastas reservas de uranio enriquecido, lo que lo acercan a un posible primer ensayo.
Arabia Saudita manifestó en diversas oportunidades que “tendrá que conseguir” un arma nuclear en caso de que Irán desarrolle la suya propia.
La intensidad del conflicto Hamás Israel, hace cada vez más inevitable que el conflicto se expanda más allá de la zona.
Otro sitio al borde de la guerra nuclear.
La presencia de armas nucleares hace que el mundo sea aún más peligroso de lo que ya es.
Es hora que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), supere sus propios intereses y en lugar de promocionar la energía nuclear se dedique a desalentar su desarrollo.
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