Algunos de estos espacios albergan a más de 20 ejemplares. Este año ya se rescataron siete animales en la provincia. La mayor dificultad está relacionada con el desmonte y la domesticación.
Por Melina Canziani
Con más de 10 pumas rescatados por año, el tráfico y tenencia ilegal de estos felinos es una de las problemáticas que más preocupa a centros de albergue de fauna en Córdoba. Algunos de estos espacios albergan hoy a más de 20 pumas, a quienes deben alimentar y asistir diariamente.
En lo que va del año, la Policía Ambiental de Córdoba ya rescató siete pumas –cinco cachorros y dos adultos–, los cuales fueron alojados en los centros de rescate de fauna “Proyecto Carayá”, en la localidad de La Cumbre, y “Reserva Tatú Carreta”, en Casa Grande.
En comparación con la anterior temporada, la proyección de rescates viene en aumento. A lo largo de 2022 fueron rescatados en total ocho ejemplares.
“La situación con los pumas en Córdoba es complicada. Yo ya tengo cupo lleno, estoy haciendo un esfuerzo muy grande. Acoger un puma cachorro es un compromiso de por lo menos 15 años, que es el promedio de vida de estos animales. Cada animal adulto consume al día un promedio de cuatro kilos de carne: en la semana necesitamos una vaca y media”, explicó Kai Pacha, dueña de la reserva Pumakawa, ubicada en Villa Rumipal.
En su gran mayoría los ejemplares que se rescatan son cachorros que provienen de la vida silvestre y no del cautiverio, lo que requiere acciones especiales ya que principalmente son abandonados por sus madres.
Una vez que esos felinos ingresan en cautiverio o es domesticado ya no pueden ser reubicados nuevamente en su ámbito silvestre.
Según las reservas de rescate, esta situación sucede porque el puma se ubica en zonas de agricultura y ganadería, ya que en Córdoba hay poco monte. Ante la pérdida de hábitat y la falta de comida, el animal aprovecha el refugio que le brinda el interior de los campos cultivados de maíz para criar a sus cachorros.
“El problema es que la gente del campo los mata porque les tiene miedo o porque les comen los animales. En algunos casos, los domestican”, agregó con preocupación Kai.
Muchas veces el ruido de las máquinas trilladoras representa una amenaza para la hembra, generando su huida para resguardar su vida y abandonando a sus cachorros, que muchas veces son divisados por el personal del campo que los entrega a Policía Ambiental. En otros, lamentablemente, mueren atropellados por la maquinaria.
“Entre las tres semanas de vida y hasta los tres meses, los pumas realizan un proceso de identificación con su especie, una huella que se llama impronta. Entonces, cuando se los extrae de su hábitat, identifican al humano como proveedor de alimento y luego no pueden reconocerse como parte de su especie”, comentaron autoridades de la Policía Ambiental de la Provincia.
En casos de ejemplares adultos que se encuentran en cautiverio ilegal en un domicilio, estos son retirados y alojados en algunos de los centros de rescate de fauna de nuestra provincia, según la disponibilidad existente.
Cómo es el trabajo en las reservas
Los pumas rescatados, tanto los cachorros como los ejemplares adultos, normalmente no reúnen las características sanitarias o de comportamiento que permitan su reinserción a la vida silvestre, por lo que es clave el trabajo permanente de los centros de rescate.
En estos lugares se les brinda la atención necesaria para cumplir con los estándares de bienestar animal durante su vida en cautiverio. Están manejados por personas que ayudan a los pumas por pura vocación y para preservar la especie en la provincia.
En su mayoría, los centros de rescate están solventados con el turismo, con visitantes que ingresan a contemplar la especie.
Los pumas que ingresan a las reservas no sólo son rescatados en Córdoba, sino que provienen también de otras zonas del país. Por lo que en ocasiones los centros de rescate reciben alguna colaboración económica por parte de los gobiernos provincial y nacional.
“Tenemos 23 pumas, de todos los tamaños, que han sido rescatados por Policía Ambiental de Córdoba. A veces llegan en un estado deplorable”, comentó Alejandra Juárez, dueña de la Reserva Carayá.
Cuando ingresa un animal nuevo a estos recintos inicialmente permanecen en cuarentena, aislados de los demás ejemplares, con continua revisión veterinaria. Este proceso puede demorar un mes.
Alejandra se dedica desde hace seis años al rescate exclusivo de pumas. Sin embargo, trabajó durante 20 años con leones y pumas en el ex Zoo de Córdoba. Inicialmente se dedicó sólo al rescate de monos, pero hoy en su reserva tiene un total de 200 ejemplares de diversas especies que puede ser visitados por los turistas. Actualmente, la manutención del espacio se solventa con el turismo.
Hoy, el recinto de pumas no está habilitado para el público, aunque están diagramando una alternativa para que puedan ingresar personas sin fomentar el mascotismo.
“Los felinos permanecen en zona de llanura, alejados de los monos. Viven en recintos grandes en la montaña. Cuando son pequeños se los ubica en jaulas de gran tamaño, hasta tenemos recintos de juegos. Luego del primer año de vida realizan caminatas libres”, remarcó la encargada de la Reserva Carayá.
En la zona de esta reserva se tomaron el trabajo de colocar burros y vizcachas para que otros pumas libres de llanura no se alimenten del ganado y de esta forma preservar la especie.
“Si bien el puma es un animal adaptativo y que no está en extinción, hoy no hay un censo que confirme eso, y cada vez aparecen más en entornos urbanos. El puma de la llanura está en retroceso y muchos aparecen en la ciudad”, aclaró Alejandra.
Una de las mayores dificultades que atraviesan los centros de rescate es la falta de espacio para la población adulta y de recintos para los cachorros. Las jaulas suelen ser muy costosas.
La alimentación de los animales también significa un monto significativo de dinero que sé debe cubrir diariamente, ya que un puma en cautiverio se alimenta con entre seis y siete kilos de carne cada 48 horas.
Fauna silvestre como mascotas: ilegal y peligroso
Tener animales silvestres como mascotas no sólo es ilegal y está prohibido por ley a nivel nacional y provincial, sino que también es muy peligroso.
Los animales silvestres tienen comportamientos propios de su especie y su condición salvaje puede representar un riesgo para las personas que los quieren tratar como animales domésticos.
“Los pumas no son animales domésticos, no los podes tener en el patio de tu casa. Tienen un comportamiento que no lo frenas si te engancha una pata en la ropa. En esos casos, se le dispara un comportamiento de cacería. No tiene gestos de juego, como el león”, advirtió la dueña de la reserva Pumakawa, con más de 20 años de experiencia rescatando pumas.
Desde la Reserva Carayá explican que si se encuentra un puma cachorro no se lo debe levantar, sino que debe ser inmediatamente notificado a los efectivos policiales ambientales para llevar a cabo el procedimiento que consideren necesario.
Entre 2018 y 2022 el personal de la Policía Ambiental de Córdoba realizó 1.214 procedimientos que involucraron fauna silvestre, en los cuales se secuestraron 7.850 ejemplares de fauna.
De este total, se restituyeron en diferentes operativos a la vida silvestre 2.952 ejemplares, lo que representa más del 37% de los ejemplares rescatados.
Ante el encuentro con un ejemplar de fauna silvestre, los expertos aconsejan:
Mantener la distancia y resguardarse.
Evitar corridas, gritos o ruidos fuertes para que el ejemplar no se sienta amenazado.
No intentar capturarlos ni acorralarlos.
No alimentarlo.
En lo posible mantener iluminación nocturna fuera de la vivienda y zona de corrales.
Encerrar la hacienda en corrales cercanos a las casas durante la noche.
Eliminar restos de animales muertos de la zona peri-doméstica.
Dar aviso a la autoridad competente de acciones de caza furtiva ya que ocasiona la pérdida de presas naturales.
Fuente:
Melina Canziani, Fauna silvestre: los centros de rescate de pumas tienen cada vez más demanda en Córdoba, 7 agosto 2023, La Voz del Interior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario