Por Laura Colombo
Mientras la feria judicial se interrumpe para avanzar con los proyectos petroleros en el Mar Argentino las empresas que planean operar en aguas profundas demuestran que no pueden controlar sus actividades en tierra.
Tal es el caso de la empresa YPF: este sábado 14 de enero protagonizó un incidente en la madrugada cuando se produjo un derrame de líquidos hidrocarburíferos en el campo de una familia en Rincón de los Sauces, en el puesto El Bagual, proveniente de un pozo operado por la propia YPF.
De acuerdo con el diario LMNequén, se provocó a raíz de la rotura de un caño, que derivó en la pérdida de agua de producción. La familia Salazar, que asegura ser propietaria del terreno donde se produjo el incidente, recordó que no es la primera vez que sucede esto. Dijo que hace un año se produjo un derrame similar en el mismo lugar y denunció que la reparación no se realizó “de forma correcta”.
“Hicieron el saneamiento pero es un desastre porque tapan todo con tierra”, se quejó Lorena, una de las mujeres que vive en el lugar, quien reclamó la presencia de personal capacitado “de Neuquén o Buenos Aires” para realizar las tareas correspondientes. “Son caños viejos y no hacen inspecciones de nada. Necesitamos que hagan los arreglos como corresponde”, exclamó la vecina. La mujer, además, lamentó lo ocurrido dado que el contacto directo de los hidrocarburos con la tierra afecta a la vegetación y a los animales, muchos de los cuales han muerto en otras oportunidades.
Hace tan solo unos meses atrás (noviembre 2022) repudiamos otro derrame de petróleo de YPF ocurrido en en Vaca Muerta. Bandurria Sur es operada por YPF en sociedad con la noruega Equinor y es una de las áreas estrella en extracción de crudo no convencional. Hubo tres hectáreas afectadas por la pérdida de una mezcla de agua de perforación e hidrocarburos y un porcentaje del derrame superó los límites de la locación.
En 2018 en el mismo lugar hubo otro descontrol de pozo de YPF, conocido en la industria como “blowout”, que se extendió por 36 horas consecutivas y afectó 85 mil metros cuadrados. Esto causó dos tipos de contaminación: una por el derrame y otra por el spray. El trabajo de remediación duró más de ocho meses dado la magnitud del acontecimiento que involucró a 130 personas trabajando en simultáneo dentro del yacimiento. La multa de Ambiente llegó a 32,9 millones de pesos.
La realidad es que la explotación petrolera nunca es segura y mucho menos para el océano y los ecosistemas marinos. Los derrames de petróleo y las fugas de gas son moneda corriente en este tipo de operaciones. Además, el proceso normal de perforación petrolífera en alta mar genera miles de litros de agua contaminada, conocidos como “lodos de perforación”, que contienen sustancias tóxicas como benceno, zinc, arsénico, materiales radiactivos y otros contaminantes.
Además de los derrames de hidrocarburos, muchas veces estos residuos tóxicos también pueden ser liberados al mar impactando negativamente los ecosistemas, por su alto poder contaminante.
La empresa Equinor, en su propio Estudio de Impacto Ambiental confiesa que los desechos de su actividad serán arrojados directamente al mar. Son lodos tóxicos, químicos y restos de hidrocarburos. “se devolverán directamente al fondo marino desde la boca del pozo durante 1,71 días.” (Estudio de impacto ambiental, en la Parte 1 Anexo VII C “Modelado deposición Recortes” en la página 9). Aún más grave es, la propuesta de mitigación o de contención de posibles derrames de petróleo: “Quema in situ del petróleo” o el uso de dispersantes, con algunos efectos más nocivos para fauna y flora que el crudo mismo.
Además, en el caso de los bloques autorizados a Equinor de la cuenca Argentina Norte, el fondo marino está a unos 1.700 a 3.800 metros de profundidad, lo cual califica como offshore ultraprofundo, actividad nunca realizada en Argentina. A mayor profundidad del mar, mayores son los riesgos, las operaciones mucho más complejas, todo ello en un contexto bastante más exigente.
Recientemente desde Greenpeace presentamos un informe que compila los incidentes y accidentes de Equinor (ex Statoil), en su país de origen, Noruega y en Brasil, dónde opera desde hace una década: derrames de petróleo, escapes o fugas de hidrocarburos, fallas en el mantenimiento de instalaciones, etc.
La operación de las petroleras en el Mar Argentino sería especialmente peligrosa porque hay una superposición entre los bloques que Equinor y otras empresas planean explotar y los patrones de migración y zonas de alimentación de elefantes marinos, pingüinos y la Ballena Franca Austral, una especie icónica y protegida proclamada monumento nacional.
Lo decimos una vez más: si hay petroleras, hay derrames.
Fuente:
Laura Colombo, Si hay petroleras habrá derrames: Se rompió un caño de un pozo petrolero en Neuquén y el derrame lo están tapando con tierra, 16 enero 2023, Greenpeace Argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario