lunes, 21 de noviembre de 2022

Entre avances históricos y retrocesos: cuál fue el balance de la COP27

La cumbre del clima organizada por la ONU concluyó con una serie de importantes acuerdos para luchar contra el cambio climático. Sin embargo, algunas problemáticas no fueron abordadas en toda su complejidad.

Por Laura Rocha

La COP27, a orillas del Mar Rojo, en Sharm El Sheikh (Egipto), terminó en la madrugada de hoy con un sabor agridulce. Es que si bien se registró un paso histórico con la creación de un fondo para financiar las pérdidas y daños que sufren los más vulnerables a la crisis climática, no se vieron muchos avances en la lucha para frenar el calentamiento global. Incluso, algunos evalúan como un retroceso el cambio de lenguaje frente a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, como el petróleo y el gas.

Lo que dejó claro esta reunión internacional es que el mundo empieza a abordar los síntomas de la crisis climática, parte de ellos son las pérdidas y daños, que son un reclamo histórico de los países más pobres. Y también mostró la magnitud de la influencia de la industria de los combustibles fósiles y de los Estados que la apoyan. ¿Por qué? Porque se puso de manifiesto con un nuevo debilitamiento del lenguaje que excluye a esta situación.

La COP27 tuvo lugar no muy lejos del Monte Sinaí, un lugar que es fundamental para muchas religiones y para la historia de Moisés, o Musa. Es apropiado. El caos climático es una crisis de proporciones bíblicas. En lugar de una zarza ardiente, nos enfrentamos a un planeta en llamas. Desde el principio, esta conferencia ha estado impulsada por dos temas principales: la justicia y la ambición. Justicia para aquellos que están en primera línea y que no han hecho nada para provocar la crisis, incluidas las víctimas de las recientes inundaciones en Pakistán, que han anegado un tercio del país. Ambición para mantener vivo el límite de 1,5 grados y sacar a la humanidad del precipicio climático. Esta COP ha dado un paso importante hacia la justicia”, dijo en su mensaje final el secretario General de la Naciones Unidas, António Guterres, haciendo la evaluación del documento final.

India, Colombia, los Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por sus siglas en inglés), la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC), la Unión Europea, Dinamarca, España, Francia, Tuvalu y Vanuatu, entre otros, fueron claros: el texto final de esta COP27 debía incluir referencias a la eliminación gradual de todos los combustibles fósiles. La pelearon hasta el último minuto. Pero no fue posible. En cambio, lo que se incluye son menciones a la energía “baja en emisiones” junto a las renovables como las fuentes energéticas, lo que —por su propia indefinición— potencialmente podría usarse para justificar nuevos desarrollos fósiles, a contramano de lo que dicen el IPCC, el órgano científico-climático de Naciones Unidas, y la Agencia Internacional de Energía.

Sin embargo, el Sur Global puede igualmente celebrar luego de esta COP y, en particular, los países más vulnerables con la creación de una estructura de apoyo financiero para Pérdidas y Daños, un reclamo histórico de quienes peor se ven afectados y menos contribuyen a la crisis climática. Es un logro que parecía impensable hace sólo 15 días, principalmente, por la fuerte oposición de Estados Unidos y la Unión Europea. Y en lo que mucho tiene que ver el frente unido que, en todo momento de esta discusión, presentaron los países del Sur Global, con el G77, AOSIS y AILAC a la cabeza.

El acuerdo logrado no es perfecto, pero sí responde a las demandas de los países en desarrollo. Como primer paso, decide la creación de un Comité de Transición (compuesto por representantes tanto del Norte como de las diversas regiones del Sur) que deberá reunirse por primera vez antes del 31 de marzo próximo y llegar a la COP 28 (a realizarse del 30 de noviembre al 12 de diciembre, en Emiratos Árabes Unidos) con una hoja de ruta para poner en marcha el fondo.

Entre las cuestiones que serán importantes el año que viene se incluyen la reevaluación de quienes aportan y quienes reciben dinero. También, y esto debería tener lugar en el más alto nivel, un debate sobre la definición misma de desarrollo y la reforma de los sistemas financieros. Un dato importante para tomar dimensión de este problema, y entender lo importante de esta decisión: los costos derivados de los eventos meteorológicos extremos superan los 200.000 millones de dólares anuales.

Para Leonardo Stanley, economista argentino de Cedes, el balance es positivo para América latina: “La COP27 podría marcar un punto de inflexión para Latinoamérica. Entre otras cosas, porque se reconoce la necesidad de actuar en conjunto. Esta COP marcó el arribo de un nuevo tipo de líderes. Son los mensajes que deja Chile, Colombia, Brasil - con Lula entrando como un rockstar, aclamado y vitoreado por todos”.

Natalie Unterstell, Presidente de Talanoa, Brasil, dijo: “La COP27 aportó una solución necesaria para Pérdidas y Daños, y también elementos para una visión global sobre la adaptación, lo que hay que celebrar. Sin embargo, debemos recordar que estos tratan de las consecuencias de los impactos climáticos sobre las personas y el planeta. Estamos rezagados en cuanto a abordar las causas profundas de este problema global. Los latinoamericanos y nuestra diversa y rica naturaleza pagarán el precio de la inacción.”

Quién paga

Durante estas últimas dos semanas también surgió el tema de quiénes serán los que aporten a estos fondos. Desde 1992, cuando se estableció la definición de países desarrollados y en desarrollo, el mundo ha cambiado y hay países cuya condición actual desafía la categoría. China e India son dos ejemplos claros porque se convirtieron en grandes emisores de gases de efecto invernadero. Esto es algo que la Unión Europea y Estados Unidos trajeron a diversas mesas de negociación durante esta COP 27.

¿El objetivo? Que se amplíe la base de aportantes de fondos para la acción climática, en reconocimiento de las circunstancias presentes de los países. China y los petroestados árabes, en cambio, quieren que se tenga en cuenta el equilibrio histórico. Muchos otros dan lugar al llamado, pero no dejan de apuntar a la hipocresía del reclamo: la Unión Europea y Estados Unidos están queriendo que otros paguen cuando ellos todavía no hicieron honor a las promesas de financiamiento climático que hicieron hace más de una década. Este debate deberá tener una solución temprana.

Esta COP causó profundas frustraciones, pero no fue por nada. Logró un avance significativo para los países más vulnerables. El fondo de pérdidas y daños, un sueño en la COP26 del año pasado, está en camino de comenzar a funcionar en 2023″, indicó Laurence Tubiana, CEO de la European Climate Foundation.

La influencia de la industria de los combustibles fósiles se encontró en todos los ámbitos. Esta COP ha debilitado los requisitos en torno a los países que hacen compromisos nuevos y más ambiciosos. El texto no menciona la eliminación gradual de los combustibles fósiles y la escasa referencia a la ciencia y al objetivo de 1,5 grados. La Presidencia egipcia ha producido un texto que protege claramente a los estados petroleros y a las industrias de combustibles fósiles. Esta tendencia no puede continuar en los Emiratos Árabes Unidos en el próximo”, agregó.

Otra buena noticia

La reforma para hacer más justo y adecuado a su finalidad al sistema financiero internacional, conocida como Agenda Bridgetown, viene ganando impulso, e incluso obtuvo cierto reconocimiento en el texto final de la COP 27. En junio, se hará una cumbre sobre este tema en París, donde la prioridad urgente será apoyar esta propuesta y ponerse a trabajar en una reforma estructural del sistema financiero.

Avinash Persaud, enviado especial de la primera ministra de Barbados, que es quien impulsa esta agenda sostuvo: “Tenemos una decisión histórica de establecer un fondo de pérdidas y daños para los países gravemente afectados por el calentamiento del clima. Fue el resultado del fuerte liderazgo de la alianza de pequeños. Estados insulares con un increíble grado de solidaridad demostrado por el resto del mundo, desde los principales países en desarrollo industrializados y los desarrollados. Es una pequeña victoria para la humanidad. Ahora necesitamos redoblar esfuerzos detrás de una transición de energía, transporte y agricultura que limite estas pérdidas y daños climáticos en el futuro”.

Un avance también fue el lanzamiento de nuevas normas de Naciones Unidas sobre los pasos que se deben cumplir para hablar del cero neto y garantizar que sus planes reducen las emisiones, si quieren ser una parte creíble de la respuesta global a la crisis climática. Habrá “tolerancia cero para el greenwashing (’lavado de imagen verde’)”, enfatizó Antonio Guterres. Ya se convocó a un nuevo grupo de trabajo para avanzar en la regulación de los compromisos de las empresas con el cero neto en los países del mundo. Esto es vital para la credibilidad y eficacia de estos compromisos.

Nuestro planeta sigue en la sala de emergencias. Tenemos que reducir drásticamente las emisiones ahora, y este es un tema que esta COP no ha abordado. Para tener alguna esperanza de mantener el 1,5ºC, necesitamos invertir masivamente en energías renovables y acabar con nuestra adicción a los combustibles fósiles Un fondo para pérdidas y daños es esencial, pero no es la respuesta si la crisis climática borra del mapa a un pequeño estado insular o convierte en desierto a todo un país africano”, aseguró Guterres.

Algunos detalles del acuerdo

Mitigación y 1,5°C:

- Decisión de cobertura/final: enumera la transición a las fuentes renovables —y a los sistemas energéticos de bajas emisiones— como forma de resolver la actual crisis energética, pero no hay un avance similar en el lado de los combustibles fósiles, lo que deja las cosas donde estaban en la COP 26, con una reducción del carbón que no ha disminuido.

- Planes climáticos: el pedido de que los países endurezcan sus planes climáticos antes de la COP 28 también es blando.

- 1,5°C: el compromiso con esta meta se reafirmó en la decisión de cobertura y en otras partes, pero faltaron las acciones acordadas en la COP 27 para entrar en la senda. El tiempo para hacerlo se está acortando peligrosamente. Aunque las referencias a 1,5°C en el texto final son bienvenidas, sólo se trata de un reconocimiento y no hay detalles sobre cómo se logrará. Lo que importa son los recortes concretos realizados en el mundo real. Necesitamos líderes que rompan con la industria de los combustibles fósiles.

- Programa de Trabajo de Mitigación (WMP): pretende reducir las emisiones antes de 2030. En un avance positivo, el programa se extenderá hasta 2030, pero no puede acordar nuevos objetivos ni el trabajo puede vincularse a las promesas de la COP 26.


Fuente:

Laura Rocha, Entre avances históricos y retrocesos: cuál fue el balance de la COP27, 20 noviembre 2022, Infobae.

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