sábado, 12 de febrero de 2022

Si estuviera Jauretche…

A propósito de la larga historia de acuerdos energéticos singularmente costosos.

por Carlos Leyba

Las decisiones de inversión en materia energética financiadas por China y definidas por Cristina Fernández de Kirchner, continuadas por Mauricio Macro -Franco era comisionista del Celeste Imperio- y coronadas por Alberto Fernández, implican costos de construcción y precios de recuperación de la inversión, que hasta triplican lo que correspondería a las alternativas necesarias, prioritarias y posibles.

Me refiero a la Central Nuclear Atucha III, en Lima; y la represa “Cordon Cliff- La Barrancosa”, en Santa Cruz, las que sugieren un escenario de “subsidio permanente”. Las alternativas son el gas de Vaca Muerta -en el mediano y corto plazo-; y la energía hidráulica, solar y eólica en plazos al menos menores a los requeridos por la nuclear cuyo contrato se cerró en China. Vaca Muerta es uno de los mega reservorios planetarios de gas.

Recuérdese a Cristina cuando decidió comprarle las acciones de YPF (previamente regaladas) a su amigo Eskenazi quién, además, ahora nos está haciendo (disfrazado) un juicio multi millonario en EEUU: “argentino hasta la muerte”….

En sólo 30/40 años -a causa de las políticas prudenciales en materia climática- deberemos dejar de usar gas. Lo tenemos y lo necesitamos. Este año lo vamos a importar, se estima, a 20 dólares el millón de BTU. En Vaca Muerta lo producimos a 3 dólares el millón de BTU.

Lo que nos evitaría ese despilfarro es, en primer lugar, necesario un caño para transportarlo a destino. La inversión para ejecutarlo (80% nacional) valuada en dólares sería, aproximadamente, de 4.000 millones. La capacidad de producción -si tenemos el coraje de empujar las inversiones necesarias que incluyen, por ejemplo, un ferrocarril para el transporte de insumos- nos permite abastecer nuestras necesidades y además exportar gas. Todo eso sin contar los gigantescos beneficios (y necesidades nuestras) de la química del gas y las radicaciones productivas que deberíamos incentivar.

Matías Kulfas sostenía en campaña que Vaca Muerta resolvería la “restricción externa” y además brindaría 500 mil puestos de trabajo. No está ocurriendo.

Las inversiones que decidió Cristina consumen dólares mientras se siguen postergando hasta el hastío las decisiones prioritarias de inversión energéticas que los proveerían. Improvisación y la falta de programa.

Las alternativas a los compromisos energéticos asumidos con China no solo son posibles sino necesarias. Lo han manifestado desde siempre los especialistas; y en estos días dos notas, una de Alieto Guadagni y otra de Emilio Apud la han puesto al día. Visión de desarrollo del potencial nacional y lógica de lo más barato a largo plazo. No a la improvisación.

Es que los precios o tarifas, que permitirían el repago de esas obras financiadas por China son imposibles de solventar por el consumidor medio, a este nivel de PBI por habitante. Y a los costos de la Nuclear china y de Cordon Cliff - La Barrancosa, no se puede exportar la energía producida. Su costo como insumo descalifica cualquier producción que, con su uso, se quiera abordar para exportar.

Las inversiones en energía, producidas con crédito chino en dólares, son impagables por el usuario local sin subsidio. Estas son las consecuencias de la estrategia y los compromisos disparados por la improvisación que resulta lamentable por las consecuencias que nos depara. El Acuerdo con China hace inviable la reconversión de estos compromisos.

Hace años, despuntando este estilo, Néstor Kirchner comentaba que haría un caño desde Venezuela - atravesando medio continente - para traer gas a la Argentina. Cuando le preguntaron ¿Quién pagaría el costo del transporte?, sin dudarlo contestó “los chilenos”. Un funcionario presente en el despacho presidencial señaló “es una obra faraónica”. Al poco tiempo fue reemplazado por Guillermo Moreno. Fui testigo. Un estilo.

Las que comentamos, no fueron decisiones exclusivas de Cristina. Las avalaron legisladores oficialistas y sucesores presidenciales.

El Acuerdo Estratégico con la República Popular China tuvo apoyo parlamentario. Presidía la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, Roberto Feletti. Le advertí las consecuencias. Tarea inútil. Y era Jefe del bloque oficialista de senadores el hoy “cambiemita” Miguel A. Pichetto. El Acuerdo permite obviar esa “tediosa tarea de una licitación internacional” en algo tan importante como una Central Nuclear. Sin apoyo legislativo habría sido imposible.

Las características de estas inversiones -precios de recuperación imposibles y cancelación de la deuda en dólares- implican la necesidad de subsidiar. Pagarlas plenamente afectaría notablemente el presupuesto familiar medio y con esos precios del insumo es imposible vender de manera directa esa energía o utilizarla para producir bienes de exportación.

Entonces cualquiera sea la manera como se mire a esas inversiones y a esas financiaciones, se trata lisa y llanamente de “deuda externa financiera”. Y estrategia implícita de subsidio permanente.

En este caso nos estamos endeudando con un país que nos compra materias primas y del que somos estructuralmente deficitarios en materia industrial y deficitarios comercialmente hace años, le estamos sumando deudas millonarias. No son otra cosa que créditos atados.

La lógica de un programa de desarrollo hace que todos los fondos en moneda extranjera de libre disponibilidad sean aplicados a actividades capaces de generar las divisas en que debo devolverlos (exportaciones o substitución de importaciones). El crédito para vendernos, el mismo que nos hace el que vende heladeras o automóviles, es “eso”: una venta a crédito porque al contado la compra es imposible.

Un caso simpático es el del gobernador de Juntos por el Cambio, Gerardo Morales, que se ufana de haber conseguido un crédito de USD 300 millones en la República Popular China. Los chinos vendieron y sin -por ejemplo- usar un cable “made in Argentina”, por otra parte, producto de exportación y trabajo argentino.

Estrategia económica y financiera equivocada impulsada por embajadores políticos, del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio, que actúan como lobistas del gobierno chino y tolerada y apoyada por dirigentes, de ambos partidos, que si viviera Arturo Jauretche les diría: “si malo es el gringo que nos compra, peor es el criollo que nos vende”.

En realidad es que sea el FMI o RPCh, si se decide sin rumbo y sin programa, nunca cobramos y siempre tenemos que pagar…


Carlos Leyba, Profesor Titular Emérito de la UBA. Ex subsecretario de Economía.


Fuente:

Carlos Leyba, Si estuviera Jauretche…, 12 febrero 2022, Infobae.

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