viernes, 4 de febrero de 2022

Partidos y ONG ecologistas califican la decisión de la CE como «greenwashing»

Partidos y organizaciones ecologistas se han manifestado hoy en contra de la propuesta final presentada este miércoles por la Comisión Europea para que la energía nuclear y el gas se consideren inversiones «verdes», ya que la consideran «greenwashing»: un lavado de imagen verde a energías contaminantes.

Bruselas ha decidido que «hay un papel para las inversiones en gas y nuclear en la transición energética» con el objetivo de «abandonar lo más rápidamente posible las fuentes de energía altas en emisiones de carbono como el carbón», según fuentes europeas.

Así lo ha justificado la Comisión, que no obstante ha especificado que será durante un período limitado de tiempo y con condiciones con el objetivo de que contribuyan a la descarbonización de la economía a mitad de siglo.

La propuesta está incluida en el sistema creado por la Comisión para orientar las inversiones en transición ecológica y que distingue entre tecnologías sostenibles y las que no lo son.

«Hemos encontrado un equilibrio entre opiniones fundamentalmente diferentes a la hora de apoyar el camino hacia la descarbonización», dijo la comisaria de Servicios Financieros, Mairead McGuinnes, al presentar en rueda de prensa una propuesta muy criticada.

Verdes Equo y varias organizaciones ecologistas se han manifestado en contra de la decisión.

Alianza Verde

El coordinador federal de Alianza Verde y presidente de la Comisión para la Transición Energética del Congreso de los Diputados, Juantxo López de Uralde, ha asegurado que la decisión, que es «errónea sin matices» perjudica a España, ya que detrae recursos de las renovables para dedicarlos a energías convencionales, por lo que desde su agrupación seguirán luchando en el Parlamento europeo y en otras instituciones para darle la vuelta.

«Definitivamente ganan los lobbies de las grandes corporaciones energéticas, de la nuclear y el gas, y pierde la transición verde, según ha señalado en un comunicado.

La propuesta retrasará la transición energética al apostar por un combustible fósil como el gas, y que ignora los problemas asociados a la energía nuclear como la generación de residuos radiactivos, como si eso no fueran problemas de sostenibilidad, ha subrayado.

Verdes Equo

El coportavoz de Verdes Equo y exdiputado europeo Florent Marcellesi ha asegurado que la decisión de clasificar las energías sucias como sostenibles por parte de Bruselas es «puro greenwashing» de la Comisión Europea y contradice el Green Deal europeo y el Acuerdo de París.

Según Marcellesi, «la energía nuclear y el gas fósil no son energías verdes. Los residuos nucleares son un riesgo para las personas y el medio ambiente durante siglos. Y el gas crea cambio climático emitiendo CO2 y metano».

Por ello, ha asegurado el coportavoz de Verdes Equo que los Verdes europeos «plantearemos cara dentro del Consejo y dentro del Parlamento para revertir esta propuesta tóxica e incoherente».

Ecologistas en acción

La portavoz de energía de Ecologistas en Acción, Sara Pourehiyi, ha coincido en calificar la decisión, a la que se oponen, de ecoimpostura, y ha asegurado que «es contradictoria» e «impide el cumplimiento de los compromisos climáticos».

Además, «no tiene ningún fundamento científico» porque los científicos consultados como grupo de apoyo para la elaboración del texto finalmente se opusieron al mismo «porque no tiene nada que ver con la propuesta inicial».

WWF

Desde WWF piden al Parlamento Europeo que rechace la nueva propuesta de «falsa taxonomía verde» y llaman a la CE a «recapacitar y mantener el gas natural y la energía nuclear fuera de la taxonomía”.

Según un comunicado de la organización, la CE ha cedido a la presión de Francia -que preside la entidad- y de otros países para la inclusión de las dos energías como sostenibles, una decisión que desviará miles de millones de euros hacia estas industrias dañinas.

Mar Asunción, responsable del Programa de Clima y Energía de WWF España, ha manifestado que «la enorme presión de las industrias y algunos gobiernos europeos ha llevado a esta propuesta» que «situará al sistema financiero de Europa contra el planeta».

Greenpeace

Según un comunicado de Greenpeace Europa, esta decisión incentiva inversiones privadas de miles de millones de euros que se alejarán de las energías verdes como las renovables hacia otras como el gas y la nuclear que acelerarán la crisis climática.

Además, la energía nuclear produce residuos peligroso y no reciclables y la construcción de reactores nucleares necesita de tanto tiempo que no pueden alinearse inmediatamente con los compromisos cilmáticos de la Unión Europea para 2030.

La representante de la campaña para finanzas sostenibles de Greenpeace, Ariadna Rodrigo, ha señalado que es el «mayor ejercicio de greenwashing» nunca visto. La decisión convierte en «una burla » el liderazgo mundial de la UE en materia de clima y ambiente y solo se puede explicar como «un obsequio a dos industrias desesperadas por poderosos amigos políticos».

Según Greenpeace, la ong Client Earth de abogados ambientalistas ha subrayado que la inclusión en la taxonomía del gas, sería incompatible con varias leyes de la UE, incluida la Ley del Clima de 2021.

Amigos de la Tierra ha señalado en un comunicado que se opone «frontalmente» a la propuesta de taxonomía de la Comisión, subraya que supone «una gran amenaza» para los objetivos del Acuerdo de París y socava los esfuerzos en torno al desarrollo del Pacto Verde europeo.

La ong califica la propuesta como «un paso en falso» que hace peligrar la transición ecológica y reclama al Parlamento Europeo que no siga adelante con la misma, porque no respeta el principio de «no hacer daño significativo» de la taxonomía de la UE.

El Parlamento Europeo y el Consejo dispondrán ahora de cuatro meses para estudiar el documento y, si lo consideran, presentar objeciones. Además, las dos instituciones pueden solicitar un periodo de control adicional de dos meses.

Finalizado el periodo de control, y si ambas entidades no se oponen, el acto delegado de la Comisión Europea entrará en vigor el 1 de enero de 2023.


Fuente:

Partidos y ONG ecologistas califican la decisión de la CE como «greenwashing», 2 febrero 2022, EFEverde.

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