La central nuclear de Civaux, Francia, en octubre de 2020. Foto: Stephane Mahe / Reuters. |
La Comisión Europea recibió duras críticas de Greta Thunberg y otros jóvenes activistas por sus planes de incluir al gas y la energía nuclear en la taxonomía europea.
por Cristian Basualdo
El Pacto Verde Europeo, que pretende conseguir la descarbonización en 2050, tiene pendiente de aprobación una parte fundamental denominada taxonomía, un sistema de clasificación que determinará qué inversiones son sostenibles, y podrán acceder a la financiación europea, y cuáles no lo son.
La Comisión Europea se comprometió a presentar antes de fin de año la lista final de las energías que entrarán en la taxonomía. Francia lidera un fuerte lobby para incluir la energía nuclear, mientras que Alemania hace lo propio con el gas.
Greta Thunberg es la coautora de un artículo publicado en la web de Euractiv, que acusa a los líderes de la Unión Europea de hacer promesas vacías en la cumbre climática de Cop26 en Glasgow. “No hay espacio para decisiones cobardes, como permitir esta falsa acción climática”, escribieron, citando la taxonomía.
Las críticas se centraron en la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente francés, Emmanuel Macron; y el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz; ¿Hasta qué punto se toman en serio la idea de detener la emergencia climática? Se preguntaron Greta Thunberg y otros 9 jóvenes, que señalaron: “Mientras los activistas del clima han estado luchando para garantizar que la taxonomía allane el camino para una verdadera acción climática, los ‘líderes’ han estado trabajando duro para cambiar la imagen del gas fósil y la energía nuclear por la de ‘sostenible’, cuando no son ni sostenibles ni verdes. Esto podría convertirse en una auténtica pesadilla climática”.
Incluir al gas y la nuclear en la taxonomía supone que podrán acceder a fondos europeos, en detrimento de las inversiones en renovables y eficiencia energética. Francia se enfrenta a una crisis de su industria nuclear, con medio centenar de reactores envejecidos, sumado al fracaso técnico y económico de su proyecto insignia, el Reactor Europeo de Presurización (EPR). Alemania impulsó el segundo gasoducto del Báltico, Nord Stream II, aumentando la dependencia del gas ruso.
El artículo finaliza remarcando que “proponer añadir el gas y la energía nuclear en la taxonomía significa una cosa y sólo una cosa: nuestros políticos no tienen intención de tratar la crisis climática como una crisis”.
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