domingo, 28 de febrero de 2021

Un laboratorio francés detectó cobalto radiactivo en el lago Embalse

Central Nuclear Embalse. Foto: Nucleoeléctrica Argentina SA.


En los sedimentos del canal de descarga de la Central Nuclear Embalse y en la costa del lago cercana a la boca del mismo, hay cobalto-60, un isótopo radiactivo proveniente del reactor.

por Cristian Basualdo

En busca de la huella radiactiva de la Central Nuclear Embalse, tomé una muestra de sedimentos donde el agua del lago moja la costa cercana a la boca del canal de descarga, y la envié al laboratorio de la CRIIRAD (1), que encontró la presencia de dos radionucleidos artificiales: cesio-137 y cobalto-60 (2). Lo que sigue es un análisis comparativo de los resultados de la CRIIRAD, con los del laboratorio de la propia central, y los de la Autoridad Regulatoria Nuclear.

Antes que nada, debemos considerar que la unidad para medir la actividad radiactiva es el Bequerelio, la abreviatura es Bq, se corresponde con una desintegración radiactiva por segundo.

Cesio-137, presente en todo el planeta

El informe de la CRIIRAD indica para el cesio-137 una actividad de 1,88 ± 0,35 Bq/kg.

En los monitorajes radiológicos realizados por la Central Nuclear Embalse, el cesio-137 aparece en diferentes matrices ambientales desde el inicio de sus operaciones comerciales. Tomemos por ejemplo el limo del fondo del lago, donde se detectó 3,94 Bq/kg en 2014 en la zona de la caída del agua del canal de descarga, un punto clave para encontrar residuos provenientes de los efluentes líquidos de la central (3). Más ejemplos los encontramos en una muestra de suelo y en otra de sedimentos, tomadas durante el segundo semestre de 2019, los valores oscilaron entre 0,65 y 1,24 Bq/kg.

Nucleoeléctrica, la empresa estatal que opera el reactor de Embalse, afirma en sus documentos que el cesio-137 proviene de la precipitación atmosférica (fallout) de las explosiones nucleares en los atolones del Pacífico Sur en la década de 1960; “esto se asume así porque de ser proveniente de la central nuclear debería estar acompañado por cesio-134. En el proceso de fisión existe prácticamente la misma probabilidad que se formen cesio-137 como cesio-134 como producto de fisión. Es de suponer que ante la presencia de un radionucleido emitido por la Central Nuclear Embalse esté el otro presente, hecho que no se ha visto. Es decir no se ha detectado cesio-134 en muestras ambientales”, según palabras de la propia empresa.

Por su parte, la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) confecciona un programa anual de monitoreo radiológico. Revisando los datos de 2019 encontré valores de cesio-137 ligeramente por encima de los límites de detección en matrices integradoras (suelos y sedimentos). Por ejemplo, en los sedimentos del río Quillinzo 0,8 Bq/kg; en los del río Santa Rosa 0,8 Bq/kg; y en los suelos de la ciudad de Almafuerte 2,1 Bq/kg. La explicación de la ARN es similar a la de Nucleoeléctrica, el cesio-137 es “producto del fallout debido a los ensayos nucleares realizados en el océano Pacífico Sur”.

Cobalto-60, una señal de la presencia del reactor

Distinto es el caso del cobalto-60, no es producto de los ensayos de armas nucleares, no existe un “fondo ambiental” para este radionucleido como lo hay para el cesio-137. La presencia de cobalto-60 en un ecosistema está esencialmente relacionada con las instalaciones nucleares, y constituye un marcador claro de su impacto.

La Central Nuclear Embalse produce cobalto-60 de manera controlada y con fines comerciales, “para abastecer el mercado interno en aplicaciones medicinales e industriales, y para exportar” según publicita Nucleoeléctrica en su página web. No obstante, se forma cobalto-60 de manera indeseada en los materiales estructurales del reactor mediante la activación neutrónica, como se denomina al proceso mediante el cual un material no radiactivo se convierte en radiactivo por la incidencia de un flujo de neutrones (4).

El análisis de la CRIIRAD encontró rastros de cobalto-60 con un margen grande de error 0,20 ± 0,14 Bq/kg.

En los primeros años de operación de la Central Nuclear Embalse, los monitorajes radiológicos no detectaron cobalto-60 en las muestras ambientales. Hasta el 27 de marzo de 2000, cuando se extrajo de la margen derecha del río Ctalamochita, muy próxima a la central hidroeléctrica Fitz Simon, una muestra de la planta acuática elodea que arrojó un “pico pequeño” de cobalto-60, al repetir el muestreo se obtuvo igual resultado. Las algas poseen la característica de absorber materiales radiactivos con gran eficiencia. Para Nucleoeléctrica el hallazgo fue como un “relámpago en un cielo sereno”, por lo que resolvió investigar el tema, para ello se sacaron muestras de elodeas y se agregaron muestras de sedimentos de la rivera del río. Complementariamente se efectuó espectrometría gamma in situ en diferentes lugares del río próximos a la central Fitz Simon. Si bien Nucleoeléctria dejó asentado en su informe que “no se observó presencia de cobalto-60”, desde entonces, este radionucleido aparece habitualmente en las muestras ambientales recogidas por la empresa.

Durante la parada programada del año 2004, se observó una gran cantidad de mejillón dorado en el comienzo del canal de descarga, todo el sector que estaba bajo agua en operación normal se encontraba fuertemente colonizado por esta especie (5). El mejillón dorado vive fijo por filamentos propios a sustratos duros sumergidos que le puedan servir de soporte, tiene gran capacidad para colonizar conductos de agua de alimentación y enfriamiento, se alimenta de plancton que obtiene por la filtración de agua que realiza, cada mejillón dorado adulto puede filtrar un litro de agua por día. Los técnicos de Nucleoeléctrica pensaron que podría ser un buen indicador biológico para ciertos radionucleidos emitidos por la central, fundamentalmente por su poder “concentrador”. Se tomaron cuatro muestras de mejillón dorado y dos de sedimentos, los valores máximos detectados de cobalto-60 fueron 3,32 Bq/kg en el mejillón dorado, y 30 Bq/kg en sedimentos. La conclusión de la empresa fue que, por tratarse de un muestreo practicado en el canal de descarga, “era de esperar que aparecieran en los sedimentos, radionucleidos artificiales”.

Encontré una frase contundente en el monitoraje radiológico de 2005, Nucleoeléctrica señaló que “las únicas muestras que mostraron algunos isótopos emisores gamma debidos a Central Nuclear Embalse son las de los sedimentos del canal de descarga o de los puntos cercanos a la boca del mismo” (6), en dicha oportunidad la empresa detectó 3,2 Bq/kg de cobalto-60. En el segundo semestre de 2019, detectó 2,75 Bq/kg en una muestra de sedimento en la boca del canal de descarga.

Para finalizar, quiero citar un documento de la Comisión Nacional de Energía Atómica de 1979, previo a la puesta en marcha de la Central Nuclear Embalse, que dice “las descargas líquidas rutinarias, durante el funcionamiento normal del reactor, estarán constituídas por diversos productos de fisión y de activación” (7). Todo ocurrió como estaba previsto, los isótopos radiactivos producidos en el reactor de Embalse se entreveran en los ecosistemas y organismos del Valle de Calamuchita.


Referencias:

1. Rapport d’essai N.º 30709-1, Resultats d’analyse en spectrometrie gamma, Sédiments, CNPE Embalse (Argentine), Canal de rejet de la CNPE, 24 février 2020, Commission de Recherche et d’Information Indépendantes sur la Radioactivité. La CRIIRAD es una asociacion sin fines de lucro con sede en Francia, cuyo objetivo es mejorar la informacion del público y su protección contra las radiaciones ionizantes. Tiene su propio laboratorio de análisis, independiente del Estado francés, de los operadores nucleares y de cualquier partido político. La CRIIRAD existe gracias al apoyo moral y financiero de miles de miembros.

2. El cesio-137 es un isótopo radiactivo del cesio que se desintegra por emisión beta y por radiación gamma de 0,66 MeV, con un período de 30,23 años. El cobalto-60 es un isótopo radiactivo del cobalto que se desintegra por emisión beta y por radiación gamma de 1,17 y 1,33 MeV, con un período de semidesintegración de 5,27 años.

3. El limo del fondo del lago es un material finamente particulado compuesto de materiales de distinta naturaleza y origen. Allí van los sedimentos que los ríos tributarios arrastran en su corriente, las partículas transportadas por los vientos, y toda la materia orgánica que se va ciclando en el sistema. El limo tiene una muy buena capacidad de retención física, funciona como una “trampa” o “filtro” para elementos tales como metales pesados, sustancias químicas variadas o incluso radionucleidos.

4. Un ejemplo de formación indeseada de cobalto-60 en el reactor de Embalse lo encontramos en los tubos de presión, los tubos de calandria y los insertos de los tubos de calandria. El cobalto-60 puede producirse por transmutación a partir del níquel y por decaimiento radiactivo a partir del hierro. Ver: Álvarez D.E., Lee González H., Medici M.A., y Piumetti E.H., Residuos radiactivos estructurales en el “retubing/refurbishment” de la Central Nuclear Embalse - Perspectiva Regulatoria, Autoridad Regulatoria Nuclear.

5. El mejillón dorado (Limnoperna Fortunei) es un pequeño molusco bivalvo de aguas dulces proveniente del sudeste de Asia, que fue detectado por primera vez en nuestro país en el balneario Bagliardi, Berisso, en 1991. Se supone que llegó en el agua de lastre de buques cargueros y se inoculó con las maniobras de alije y sentina. Se trata de un organismo invasor con un gran potencial reproductivo que se expandió en forma espectacular a lo largo del río Paraná. En el Valle de Calamuchita cuenta con la ventaja de no tener predadores naturales. Ver: G. Bongiovanni, Muestreo y medición radiológica de limnoperna fortunei (Mejillón Dorado) en el canal de descarga de la CNE, 8 mayo 2003, Nucleoeléctrica Argentina SA.

6. Programa de monitoraje radiológico ambiental (2002-2005), Gerencia CNE, pg. 574.

7. Informe ambiental sobre el emplazamiento y el area de influencia de la Central Nuclear Embalse - Córdoba 1/6/1979, Capítulo 13 - Evaluación Sociosanitaria (Parámetros de Transferencia), pg. 6.

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