martes, 19 de enero de 2021

La necesidad de un movimiento político ecologista en Córdoba

Algunas reflexiones sobre la construcción del Movimiento Verde Cordobés.

por Medardo Ávila Vázquez

Recientemente el Intendente de Villa Ciudad Parque, de Calamuchita / Córdoba, Pablo Rivero y sus compañeros anunciaron la convocatoria a construir una nueva fuerza política: el Movimiento Verde Cordobés, una herramienta política única en nuestro país ya que es la primera organización política ambientalista o ecologista que surge desde asambleas, grupos y activistas de luchas ambientales concretas y no de ONG ni grupos intelectuales o académicos. Propongo aquí algunas reflexiones para sumar al debate necesario para una construcción indispensable y colectiva, lo hago en forma de preguntas y respuestas tratando de ordenar un poco los interrogantes y desafío.

¿Por qué un movimiento político ecologista en Córdoba?

Desde el punto de vista ambiental 2020 fue un terrible año en la provincia de Córdoba, quizás el peor de los últimos 20 años. En el marco de la pandemia global de coronavirus, que claramente refleja el impacto del modelo civilizatorio occidental productivista y de apropiación mercantilista de la naturaleza (una pandemia muy real que en nuestro país, que, por ejemplo, generó más de 70.000 infectados y 500 muertos solo en el personal del equipo de salud); en ese marco sanitario, con cuarentenas y crisis socio-económicas agravadas, se quemaron 400.000 hectáreas de bosques, la mayoría de zonas rojas y amarillas de resguardo.

Incendios absolutamente previsibles y prevenibles, incendios absolutamente controlables si se tuviera la decisión política de hacerlo, a través de alertas tempranas, acciones rápidas al inicio del fuego y con la determinación de actuar para evitar su propagación. Algo que se carece en la política oficial de manejo del fuego, porque la doctrina de esta política (diseñada por María Julia Alsogaray en 1996), es que el fuego es inevitable en el monte y que se detiene cuando se quema todo el combustible o el viento lo hace volver sobre sus pasos, por lo tanto hay que manejar el fuego para que no destruya infraestructura, inversiones en el lugar, no afecte poblaciones o lastime a personas. Esta doctrina no considera al monte, al bosque, a la naturaleza como objeto del cuidado y protección estatal y social.

Desde agosto a octubre se quemaron las sierras y alrededores, frente a la indiferencia gubernamental grupos de vecinos se organizaron en brigadas comunitarias para atacar los incendios, algunas con preparación previa, pero la mayoría de formación espontanea y ante el asombro de todos presenciamos como la policía perseguía a nuestros compañeros y les impedía trabajar, frente a la figura dantesca de los incendios.

Quemadas nuestras cuencas de agua, con nuestros lagos principales en avanzado proceso de eutrofización generada por la carga de material orgánico proveniente de los asentamientos humanos sin infraestructura de cloacas y por el desmonte indiscriminado de los últimos 40 años; la crisis hídrica de Córdoba avanza a sus estadios más críticos, empeorando en un contexto de calentamiento global que vuelve a nuestra zona, de característica semiáridas, sumamente frágil desde el punto de vista hídrico. La irresponsabilidad del gobierno de Córdoba, lo lleva a pensar nuevos “negocios” ante esta crisis y construir un absurdo canal Paraná-Córdoba para traer el agua de otra cuenca. Los cordobeses arruinaron su agua y ahora pretende usar el agua de sus vecinos dejando que los ríos y lagos de su provincia se conviertan en verdaderos pozos negros.

Como si esto fuera poco, al agronegocio alcanza cifras de utilización record de agrotóxicos en la provincia, con más de 120 millones de litros por año, contaminación que se refleja en la carga de enfermedad y muerte de las poblaciones fumigadas y que se constata en los recientes datos de muestras de agua potable de la ciudad de Marcos Juárez donde se detectan pesticidas de uso continuo como atrazina, glifosato y clorpirifós en el agua que sale de las canillas. La misma agua que se toma del Rio Tcalamochita y se distribuye por los acueductos desde San Francisco hasta el sureste cordobés.

La situación ambiental es de una verdadera emergencia ecológica y las perspectivas son que continuará agravándose a pasos cada vez más acelerados porque la conducción política del estado cordobés sostiene un modelo de desarrollo que destruye las condiciones naturales que permiten la vida de los cordobeses. En ese contexto es urgente asumir la necesidad de dar la pelea con y por el poder político y al menos, generar otras voces, otras miradas en ese ámbito de disputa de nuestra sociedad. Actualmente todas las facciones políticas provinciales, con matices más o menos antipopulares, todas acuerdan en avanzar en un sendero de “progreso” que lleva al cataclismo ambiental. Nadie tomara con energía, convicción y honestidad las banderas del cuidado integral de Córdoba sino una fuerza generada por los mismos afectados ambientales y luchadores ecológicos por el cambio civilizatorio. Para eso necesitamos construir urgentemente un Movimiento Político Ecologista en Córdoba y en ese camino se inscribe el Movimiento Verde Cordobés propuesto por el Intendente de Villa Ciudad Parque Pablo Riveros y sus compañeres.

¿Es posible, hay condiciones para construir un movimiento político ecologista en Córdoba?

En los últimos 20 años se desplegaron distintas experiencias de lucha por parte de poblaciones afectadas por injurias ambientales en Córdoba. Principalmente luchas en contra de las fumigaciones con agrotóxicos en las que se multiplicaron cientos de grupos de vecinos autoconvocados en distintos pueblos, que obtuvieron, en muchos casos, normativas locales de protección que disminuyen la exposición a agrotóxicos.

En el territorio cordobés hay más de 70 poblaciones con ordenanzas que restringen de alguna manera la impunidad del agronegocio. El grupo más emblemático de todos es el de las Madres de Barrio Ituzaingó en la ciudad de Córdoba. En el marco de esas disputas, del movimiento conocido como Paren de fumigar, se desarrolló la resistencia a la instalación de la planta industrial de Monsanto en la localidad de Malvinas Argentinas, lucha que significó un enorme triunfo del ambientalismo argentino. Monsanto y ninguna otra empresa de agrotóxicos como Syngenta u otras pudieron, desde entonces, instalar nuevas fábricas en ningún lado, no solo de Córdoba, sino en ningún lugar del país.

En estos años, las luchas en defensa del bosque nativo fueron y son multitudinarias y muy dinámicas en la Provincia. Este movimiento impidió con masivas marchas que el cordobesismo oficial dictara una nueva ley denominada socarronamente “de desmonte”. Igualmente, en ese marco, las asambleas de Punilla frenaron el desarrollo de una autovía de montaña para desarrollar inversiones inmobiliarias que destruía el piedemonte en su territorio. Otros muchos grupos siguen activos con sus reivindicaciones específicas, como les vecines de Bº San Antonio de Córdoba que buscan el cierre de la criminal destilería de Porta Hnos. que funciona con absoluta ilegalidad pero con todo el apoyo de las facciones políticas en el poder (desde Unión por Córdoba hasta Juntos por el Cambio).

Dos características comunes tienen estas diversas luchas. Una es que son protagonizadas por pobladores sin politización ni experiencia previa, que se ven agredidos por políticas de mal desarrollo y que se nutren principalmente de mujeres. Mujeres decididas a salir a la calle y a enfrentar a quien sea necesario. Mujeres que encarnan con firmeza convicciones de cuidado del otro y que como en un inconsciente colectivo profundamente arraigado en nuestro pueblo, se sienten madres como las Madres de Plaza de Mayo. Muchas veces, generalmente al principio sin saberlo, ellas se convierten y son también luchadoras por los DDHH.

La otra características es que las facciones políticas que gestionan el poder en el Estado se ven inmediatamente enfrentadas a estas luchas sociales porque defienden los intereses de los grupos económicos que generan los problemas ambientales. El caso más paradigmático es el de Malvinas Argentinas, el pueblo más pobre de la Provincia, donde ganaba las elecciones presidenciales Cristina Fernández, donde ganaba en las elecciones de gobernador De la Sota (expresión del peronismo más derechista) y donde ganaba para intendente el radical Arzani. Todos apoyaron el proyecto de Monsanto, a pesar de que cada grupo político estaba supuestamente profundamente enfrentado a los otros, De la Sota desafiaba duramente al Kirchnerismo y el radical Arzani se oponía a De la Sota y también a los Kirchner, pero aun así, con todos esos apoyos a Monsanto, aun así, el pueblo le dijo no al proyecto e impidió su instalación; contábamos con solidaridades llegadas de todo el país pero recordemos que todas las encuestas de opinión realizadas en el pueblo reflejaban un rechazo a Monsanto mayor del 75 %.

En el Sur del mundo crece también una experiencia de resistencia a proyectos extractivistas que arruinan las condiciones de supervivencia de las poblaciones. En todos lados esas poblaciones de afectados ambientales adquieren, más temprano que tarde, una conciencia ecológica y política, es lo que Martínez Alier llama el Ecologismo de los Pobres [1], sobre esta experiencia es que pretendemos construir el Movimiento Verde Cordobés.

No es fácil pasar de la resistencia en el movimiento social a la lucha política, la militancia ambiental tiene una profunda desconfianza en la “política”. Su experiencia se construyó enfrentando intendentes, gobernadores y presidentes que promueven y defienden a capa y espada el extractivismo, funcionarios que se comportan como un gerente más de las empresas y son reflejo de un poder del estado instrumental al extractivismo. Pero hoy la crisis ambiental nos ubica en un lugar que nos obliga a considerar que llegó el momento de desbordar los límites de los reclamos sociales y sectoriales para construir una alternativa política en nuestra provincia, la urgencia de la crisis ambiental nos lo exige. Es imperioso proteger nuestra Casa Común para las futuras generaciones, el cambio cultural profundo ya está en marcha y debemos acelerarlo llevándolo a la disputa política porque entendemos que el futuro está en nuestras manos.

Asumir el juego político se inscribe en el camino de demostrar las limitaciones de la democracia actual, muy restringida por el sistema creado por el cordobesismo en nuestra provincia, y demostrar también que hay otra política posible y distinta a este “desarrollo” suicida. Mucho se puede hacer desde lo local, en los gobiernos de cercanía, para proteger el territorio y fortalecer las experiencias de la nueva economía que se gesta en la producción armoniosa y el intercambio justo. Pero sin quedarnos en la capsulita que podamos crear y proteger, hay que buscar su reproducción y sobre todo antagonizar con el modelo del desastre ambiental y la concentración de la riqueza.

¿El contexto internacional o global es adecuado para promover un movimiento político ecologista?

Mencionábamos antes que la actual pandemia de coronavirus era un síntoma, una expresión de la crisis global ecológica que es generada por la expansión mundial, en los últimos 500 años, de este sistema de desarrollo económico denominado capitalismo. El daño-extracción que el Capital genera en la Naturaleza hoy supera la capacidad de reparación-regeneración que tiene la Naturaleza y se acumulan pasivos ambientales sobre pasivos ambientales. Los datos del Panel Intergubernamental de Biodiversidad y Ecosistemas [2] son preocupantes, los niveles de degradación alcanzan el 75 % de la superficie terrestre y el 66 % de los mares. Para ese Panel de la ONU, las causas principales se vinculan directamente con “nuestras formas de producción y de consumo que, desde hace tiempo, se encuentran en contradicción con las condiciones biofísicas de la Tierra” (IPBES, 2019) [2].

Este escenario genera situaciones que ponen en crisis las condiciones que permiten la vida en el planeta (no solo la humana). El calentamiento global es la principal de ellas y es un proceso que no se detiene, más bien se acelera año a año. La pandemia es otro reflejo, en los últimos 15 años tres diferentes coronavirus dieron el salto interespecie y se trasmiten ahora de humano en humano. Este último virus claramente pasó de murciélagos que fueron expulsados de sus hábitats selváticos por el desmonte que genera el agronegocio en el sudeste asiático y en su nuevo hábitat, conviviendo con los humanos, lograron comenzar a reproducirse en nosotros.

No es necesario aumentar las fronteras agrícolas mundiales, cuando desde el año 1985 reconoce la FAO/ONU que se produce alimentos para todos los habitantes de la tierra en cantidad y calidad suficiente (lo que demuestra que el hambre realmente existente no es por falta de alimentos sino por su desigual distribución). Pero el mercado global de los alimentos se rige por la necesidad irrenunciable de reproducir el Capital y nos arrastra a proseguir desmontando, aumentando el calentamiento global y promoviendo pandemias, mientras los alimentos son mercancías a las que se accede como tales (para quienes pueden pagarlas) y no según las necesidades humanas reales.

La lógica del capital y su reproducción constante sostiene prácticas como la megaminería que pulveriza cordilleras, utiliza millones de litros de cianuro u ácido sulfúrico y destruye las fuentes naturales de agua dulce de la humanidad, porque es más rentable que recuperar minerales de los basureros de las grandes ciudades del Norte desarrollado. La misma lógica sostiene al agronegocio que desarrolla una agricultura tóxica que produce alimentos con venenos, algo inconcebible para cualquier mente despierta, con el único objetivo de acrecentar ganancias para las multinacionales de los agrovenenos y sus semillas.

Las inmensas capacidades científico/técnicas adquiridas por la humanidad son utilizadas por megaempresas gestionadas por ejecutivos que solo buscan cumplir metas de rentabilidad, sin la más mínima ética, solo buscando los resultados que los mantenga en su carrera; mientras van generando este escenario de depredación ambiental y social por doquier (recordemos que todo el equipo de ejecutivos y gerentes de Monsanto Latinoamérica fueron despedidos en 2015 luego de ser derrotados en Malvinas Argentinas).

Desde la época de Marx a la actualidad los medios de producción han “desarrollado” una enorme capacidad para generar condiciones de vida material digna para toda la humanidad, pero esta condición no se cumplió, el progreso fracasó en ese sentido, la inequidad de la sociedad no desapareció, es mayor aun. El capital se concentró y multiplicó más y más y la lógica del mercado contaminó casi todas las mentes y hegemonizó las formas de organización social. Pero ante el colapso ecológico queda claro que la contradicción del capital con la naturaleza hoy se convierte en la principal contradicción y reclama su resolución, ya que en este conflicto se juega la vida de nuestra especie. Este conflicto crece en todo el mundo y en nuestra América se despliega con gran fortaleza, una muestra descarnada de esta realidad es la enorme cantidad de compañeres asesinados por patotas empresariales como Chico Mendes, Berta Cáceres y tantos más.

Esta contradicción no hace desaparecer a la del capital con la fuerza del Trabajo, para nada, esta sigue existiendo y su resolución también se juega en el conflicto fundamental de este momento histórico. La discordancia capital/naturaleza divide con mucha claridad los campos de lucha en este siglo. Salvo las clases y capas sociales que participan de la “apropiación” de la naturaleza, el resto de clases y capas sociales somos afectadas ambientales más temprano que tarde, por las condiciones de supervivencia a las que nos someten poniendo en serie peligro a la vida actual y de futuras generaciones.

En el marco de la pandemia vemos como se multiplican acciones y llamamientos en todo el mundo para decostruir esta civilización renegada de la vida y avanzar en la construcción de un acuerdo de convivencia con la naturaleza abandonando visiones antropocéntricas de esta era denominada correctamente como Capitaloceno. Avanzan propuestas como la de Vandana Shiva de la India y su proclama apoyada por miles de organizaciones y asambleas en todo el mundo: Un Planeta una Salud3, o las propuestas de Decrecimiento de los economistas críticos europeos o la recuperación de las concepciones de Abya Yala y el Buen Vivir en Nuestrámerica o la de los Jóvenes por el clima. Junto con este despertar crecen y se multiplican organizaciones políticas socio-ecológicas en Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay, por todos lados, reflejando una disputa que los pueblos están empezando a abrazar para construir poder para intentar salvar al mundo.

¿Cómo tendría que ser este nuevo movimiento político ecológico?

Así como sabemos que estamos dispuestos a meternos en la “jungla” de la política porque encarnamos valores y principios que son negados en esta, en ese mismo sentido creemos que es fundamental construir instrumentos políticos que estén al servicio de esos principios y no de grupos o facciones que puedan supuestamente instrumentarlos. Debemos construir un movimiento político que sea capaz de canalizar fuerza social en política, que cuestione y demuela el poder del modelo de la muerte y la codicia. Una estructura política donde las personas no sean lo más importantes, donde las personas sean herramientas de los valores y principios que encarnamos y no se conviertan en él Movimiento en sí. Tiene que ser una estructura de paredes de cristal, trasparente y participativa. Nuevas experiencias en ese sentido vienen creciendo en el mundo y debemos utilizar todas las herramientas posibles para sostener una democracia interna que nos fortalezca, por más que para nuestros enemigos parezca una debilidad, esa, sin duda será nuestra fortaleza también.

Este movimiento tiene que recostarse también sobre experiencias de construcción/decostrucción que el feminismo viene produciendo en la sociedad. Nuestros planteos ecológicos reconocen en la apropiación de la naturaleza uno de los orígenes génicos del colapso ambiental. Cuando algunas sociedades que avanzaron hacia la agricultura y la ganadería fueron capaces de generar un excedente y cuando este paso a ser propiedad individual (privada)se sentaron las bases del patriarcado que se apropió de territorios y cuerpos. Hoy la apropiación capitalista de la naturaleza refleja la apropiación patriarcal y generar una nueva sociedad en relación de armonía con los otros y con la Pachamama requiere derrotar al patriarcado.

¿Contra quien se va a enfrentar el movimiento político ecológico en Córdoba?

En esta provincia se ha consolidado un modelo de desarrollo que comenzó a estructurarse en la dictadura con la Fundación Mediterránea creada por los grupos económicos más concentrados de la región (Arcor, Astori, Roggio, etc.) que le dieron sustento al gobierno dictatorial. Esta estructura, inicialmente liderada por Domingo Cavallo, formó y constituyó la base de cuadros que durante el menemismo de los 90 desarmó nuestro incompleto estado de bienestar y sentó las bases del neoliberalismo argentino. Esos funcionarios son los funcionarios y ministros del cordobesismo que gobierna Córdoba desde hace 20 años.

Este cordobesismo de De la Sota y Schiaretti refleja el proyecto del agronegocio cordobés y las megaempresas constructoras y de “desarrollo” inmobiliario; es un modelo extractivista en agricultura industrial que se complementa con un área de reproducción de las ganancias en otras inversiones. El cordobesismo que proclama proteger a los cordobeses del poder central en realidad solo se ocupa de proteger los intereses de estos grupos de rapiña y destrucción ambiental. Solo el 2.5 % de nuestros bosques sobreviven a duras penas y el agua de la Provincia está perdida, claramente es un modelo de desarrollo cordobesista anticordobés.

Para el cordobesismo cada problema ambiental es una oportunidad de negocios nueva. La basura urbana se maneja con criterios de la década del 60, aun no hay recolección diferenciada ni reciclaje, y se promueve más basura porque las empresas cobran más con más basura. Al problema del agua eutrofizada de los diques se responde con el alucinante plan de acueductos desde el Paraná. Sin lugar a dudas el cordobesismo que aplica un millón de agrotóxicos en la provincia por año, encarna el mismo modelo que genera pandemias y calentamiento en todo el mundo, y que ya se encuentra listo para subvencionar la instalación de megagranjas porcinas en nuestro territorio.

El modelo del cordobesismo que destruye Córdoba es el mismo que promueve su oposición formal: la alianza de radicales neoliberales y el Pro local; la izquierda trata de sostener la denuncia disruptiva pero se encuentra muy encerrada en su perspectiva de la contradicción Capital/Trabajo.

El movimiento social,con las marchas de la gorra y las luchas ambientales, es el único que por momentos pone en jaque al Cordobesismo, aunque este tiene una gran capacidad de reducción de daños al utilizarla cooptación, no solo de la prensa, sino reclutando sindicalistas, activistas de DDHH, del feminismo, o de movimientos sociales (Evita, de campesinos). No hay ambientalistas o luchadores ambientales en el gobierno cordobesista.

Además debemos enfrentar otro obstáculo muy grande a nivel institucional, la democracia cordobesa es mínima. La Provincia de Córdoba tiene una constitución pinochetista que configura una democracia de baja intensidad donde el partido que gana se apodera de la suma del poder público porque tiene mayoría en la Legislatura o Consejos municipales. El ejecutivo tiene mayoría absoluta legislativa, con ello controla totalmente el poder judicial porque nombra jueces del Tribunal Superior e inferiores, por más que haya ganado por un voto. También eliminaron las elecciones de medio término por lo que esa mayoría automática la tiene siempre.

Esta institucionalidad de democracia restringida se estableció con la reforma constitucional del año 2001, antes de la crisis del “que se vayan todos” y fue la última constitución neoliberal de Latinoamérica inspirada ideológicamente en el consenso neoliberal y el modelo pinochetista que consagra un poder ejecutivo que subordina todos los demás poderes públicos.

Contra ese diseño institucional chocan todas las luchas populares, y las ambientales especialmente. Entre otras consecuencias los colectivos ambientales encuentran que la legislatura no es un lugar para debatir y decidir cosas importantes, es un lugar donde solo tiene lugar el conventillo de la política tradicional. En la justicia chocamos con maniobras del Tribunal Superior de Justicia que resolvió que el procedimiento es enviar las causas ambientales al fuero Contencioso Administrativo, un fuero con jueces empleados del ejecutivo que duermen las causas hasta que la lucha se desgaste mientras el poder ejecutivo, a través de la Secretaría de Ambiente transforma las audiencias públicas en “virtuales” para que la presión popular no se note.

Claramente Córdoba necesita otra política ambiental y otra institucionalidad democrática, es urgente reformar la constitución provincial para abrir canales de participación para todos los cordobeses. La destrucción ambiental avanza con la democracia mínima del cordobesismo.

¿A nivel nacional cómo se ubicaría el movimiento político ecológico de Córdoba?

A nivel nacional se despliegan luchas continuamente en defensa del ambiente y de la vida. En el último año y a pesar de la pandemia, las luchas anti-mineras en Mendoza y Chubut se mantienen triunfantes y empieza a surgir propuestas programáticas para darle marco político al movimiento.

El pacto social, ecológico, económico e intercultural para América Latina [4] era una iniciativa nacional programática que rápidamente encontró eco en países de la región y hoy es el programa de muchas organizaciones y asambleas autoconvocadas en Brasil, Chile, Uruguay, Argentina Bolivia, Paraguay y Ecuador. Maristella Svampa y Enrique Viale, junto a otros, propusieron a nivel nacional una agenda programática con cinco ejes fundamentales a debatir: un Ingreso Universal Ciudadano, una Reforma tributaria progresiva, la suspensión del pago de la Deuda Externa, un Sistema nacional de cuidados y una apuesta seria y radical a la Transición Socio-Ecológica. En ese camino propositivo también debemos inscribir a nuestro movimiento.


1. El Ecologismo de los pobres. Trans-pasando Fronteras, Núm.7, 2015. Cali-Colombia file:///C:/Users/Usuario/AppData/Local/Temp/Dialnet-ElEcologismoDeLosPobres-5320955.pdf

2. Informe IPBES 2019: la tasa de extinción de la naturaleza se acelera de forma inédita. https://gapepyg.com/2019/05/01/informe-ipbes-2019-la-tasa-de-extincion-de-la-naturaleza-se-acelera-de-forma-inedita/

3. Un Planeta Una Salud. La enfermedad de la Tierra. https://www.elcohetealaluna.com/la-enfermedad-de-la-tierra/

4. Pacto ecosocial del Sur. Por un pacto social, ecológico, económico e intercultural para América Latina https://pactoecosocialdelsur.com/

5. Justicia ecosocial y económica. MaristellaSvampa, Enrique Viale. http://revistaanfibia.com/ensayo/green-new-deal/


Medardo Ávila Vázquez. Coordinador de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.


Fuente:

Medardo Ávila Vázquez, La necesidad de un movimiento político ecologista en Córdoba, 18 enero 2021, Rebelión. Consultado 19 enero 2021.

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