Más de 360 familias no tienen agua de red. Se acerca el verano y la situación se complejiza. El municipio espera la prometida obra del acueducto Sierras Chicas Norte.
La escena se repite a diario desde hace ya semanas: camiones cargados con 10 mil litros de agua atraviesan las calles polvorientas de Salsipuedes. La tierra está seca. El río está seco. Los reservorios se escurren y la lluvia se ausenta. Los camiones cisterna son la única salvación para más de 360 familias de esta ciudad de Sierras Chicas, a apenas 36 kilómetros de la Capital. Allí, el agua es casi un lujo, como en algunos parajes mucho menos habitados del más lejano norte cordobés.
Una vez a la semana o cada 15 días, los camiones vuelcan el líquido tan preciado en tanques, tachos y baldes.
La falta del recurso vital es una realidad en Sierras Chicas, en alerta naranja desde hace semanas, con cortes del suministro debido a las bajantes del dique La Quebrada (de Río Ceballos) y la insuficiencia de la planta potabilizadora de La Calera. Sierras Chicas es la zona de mayor crecimiento poblacional de la provincia en las dos últimas décadas.
Pero la gente se mudó a esa región, sin estar acompañada de los servicios.
Salsipuedes padece la peor parte. En 2007 y 2011 sufrió dos graves sequías. En 2015, con el nuevo acueducto del dique La Quebrada, se logró aliviar la situación. Pero en este árido 2020 la emergencia hídrica regresó.
Faltan obras de red de distribución, hay cañerías obsoletas, cisternas que no dan abasto, baja presión en las zonas altas, los 14 pozos de los que se extrae están en un 50 por ciento de su capacidad.
Ante ese cuadro de escasez, por ejemplo, el llenado de más piletas impacta. Pero más el crecimiento de pobladores: en 2010 Salsipuedes contaba con 9.990 habitantes y hoy se calculan casi 20 mil.
Testimonios, en seco
“Podemos vivir sin luz, sin gas, pero no sin agua”, dicen quienes sufren la falta en barrios como Villa Las Selvas, Cerro del Sol, El Pueblito, Plasman, y otros.
Para esas familias, los camiones son la salvación a la que se aferran cada semana. “Si se demoran nosotros no tenemos agua”, dice Claudia Manuel, vecina de El Pueblito. Ella, como el resto, espera la obra de red de distribución. Aunque suene increíble: ese sector no tienen ni cañería de agua. pero igual se loteó y ocupó.
Su vecina Beatriz Ahumada, aporta: “Nadie tendría que estar con este sistema en pleno siglo 21. Tampoco veo que aparezcan soluciones”.
Eduardo Ledesma, de barrio Plasman B, cuenta que usa “lo justo y necesario”. El agua que deja el camión va a una cisterna, que comparte con sus vecinos.
Estela Alejo, de bario Las Higueritas, apunta lo suyo: “Antes teníamos pozo. Ahora, el municipio trajo el agua. Hace 31 años que vivo acá y tampoco tengo luz”.
Lo mismo le sucede a Antonella Cialabrini, de Villa Las Selvas. Es de una de las 100 familias de la zona más alta, que esperan la ampliación de la red y una nueva cisterna. “La entrega con camiones no es regular. Hacemos uso racional del agua pero no podemos pasar necesidad”, apunta.
Ante la crítica situación, vecinos y vecinas se autoconvocaron y formaron una Mesa Vecinal del Agua, junto a profesionales de distintas disciplinas, para buscar una solución.
“Nos reunimos para acompañar a la Municipalidad, con la participación organizada de la comunidad”, expresa Diego Ansolini, integrante de la Mesa.
Plantea que esta crisis hídrica viene desde hace 20 años. “Hacen falta obras pero también toma de conciencia”, opina Ansolini. Y apunta que los gobiernos, local y provincial, hicieron “una obra faraónica” para llevar el gas (que esta zona tampoco tenía) pero lo del agua nunca se resolvió. “No podemos vivir sin agua”, dice, por si hubiera dudas.
De dónde sacarla
“Ningún barrio de Salsipuedes tiene agua continua, las 24 horas. Se sectoriza”, reconoce el intendente Marcelo Bustos.
A su vez, destaca que el problema central no son las extensiones de la red, que pueden ser asumidas por los vecinos con ayuda del municipio y fondos de la Provincia, sino que las fuentes de abastecimiento siguen siendo las mismas y escasas.
“Se hicieron obras complementarias importantes en su momento, y las coyunturales dependen de los subsidios provinciales o nacionales”, afirma Bustos.
El municipio presentó más de 20 proyectos de refuncionalización de la red de distribución de agua potable, que tiene 80 años. Y espera una respuesta del Gobierno nacional.
Al mismo tiempo, se fueron haciendo algunas obras menores, como perforaciones o más redes. Muchas, con recursos locales.
La ciudad centra la esperanza en el acueducto Sierras Chicas Norte, que traería agua desde La Puerta (al norte de esta región), una obra prometida por la Provincia años atrás pero que está paralizada. Consultada el área de Recursos Hídricos de la provincia, no hubo respuestas sobre el estado de avance de aquel anuncio.
Crecimiento poblacional. En 2010 Salsipuedes contaba con 9.990 habitantes y hoy se calculan casi 20 mil. Los 14 pozos de los que se extrae el agua potable están en un 50 por ciento de su capacidad. La red tiene 80 años y es obsoleta.
Punilla ya está en problemas: lo evidencia el nivel del San Roque
Villa Carlos Paz ya lleva semanas en “alerta roja” por la escasez de agua potable. Ya prohibieron el riego y llenar piletas. El nivel del lago, en uno de sus niveles más bajos de la década.
por Fernando Agüero
La sequía muestra sus efectos en el sur de Punilla. Villa Carlos Paz lleva semanas en “alerta roja” por la escasez de agua potable, por la extrema bajante del río San Antonio, del que provee a su red.
El lago San Roque está casi tan bajo como en las peores postales de hace una década. Tuvo un respiro este viernes, por muy leves crecidas en sus afluentes pero que pasaron inadvertidas por el sistema de alerta del Centro de Investigaciones de la Región Semiárida (Cirsa). Pero lleva meses en que el agua que se va es más que que le ingresa.
Ya no sólo Carlos Paz está en emergencia hídrica. Varios otros municipios del Valle de Punilla se encuentran en igual condición, con restricciones al uso del agua potable.
En Villa Carlos Paz está prohibido desde hace semanas el riego de jardines, llenar piscinas y cualquier otro consumo que no sea el humano. Desde la semana pasada, la Cooperativa Integral (prestataria del servicio) realiza cortes sectorizados por barrios en algunos horarios.
No es tan extraña la escasez de agua al fin de cada primavera en esta región. pero este año la sequía fue mucho más acentuada y los pronósticos de los meteorólogos anticipan que las cuencas hídricas recibirán menos lluvias que las habituales en los próximos dos meses.
Desde la Cooperativa de Carlos Paz, el gerente Juan Carlos Sola, pidió a los vecinos que cuiden el recurso y tomen verdadera consciencia de la situación. Apuntó que si no hay lluvias en los próximos días, la situación se complicará mucho más. La ciudad espera además al turismo, que elevará el consumo.
En cuanto a las lluvias, se necesitan algunas precipitaciones de más de 50 milímetros para que los ríos recuperen alguna normalidad de caudal.
El dique San Roque estaba el viernes a 5,75 metros de su vertedero. Hace justo un año estaba a 2,75 y hace dos años a 3,35 metros. El registro actual es el más bajo desde 2011, cuando tras varios años seguidos con lluvias por debajo de lo habitual en las Sierras ese lago llegó a estar, a esta fecha, a 5,90 metros del punto en que vierte por el embudo.
De los cinco mayores embalses, el San Roque y el de Cruz del Eje son los que más bajo nivel muestran hoy. Los Molinos, Embalse y La Viña registran algún atraso para esta época pero no en niveles críticos.
De acuerdo con el último reporte de la Administración Provincial de Recursos Hídricos publicado el viernes, el San Roque fue el único de los ocho principales diques que no vio reducido su caudal en relación a la anterior medición de jueves.
Mes crítico. Noviembre es el mes cuando más se han registrado cotas mínimas históricas del dique San Roque. En 1951 alcanzó su nivel más bajo de los últimos 69 años. Su nivel fue de 19,51 metros, poco más de la mitad de su capacidad.
Una sequía de varias aristas
En épocas de “vacas gordas” consumimos sin mucho cuidado, y en la de “vacas flacas” descubrimos que había que concientizar. Córdoba ya atraviesa una sequía histórica y el verano trae pocas lluvias.
por Edgardo Litvinoff
La sequía que atraviesa Córdoba es alarmante y se pronostica que será aun peor para el verano.
Puede que las lluvias de ayer hayan sido las últimas en al menos 10 días, y las que vengan luego de ese período serán de muy baja intensidad, según anticipan.
Las consecuencias ya están a la vista en algunas zonas con problemas históricos, como Sierras Chicas, en donde hay cientos de familias que viven con muy poca agua, a raíz de la escasez de fuentes de abastecimiento.
La moraleja es siempre la misma: durante los años de “vacas gordas” nos relajamos y usamos el recurso hídrico sin demasiado cuidado, y cuando llega la de “vacas flacas” nos damos con que no hicimos lo suficiente para concientizar a toda la ciudadanía sobre la necesidad de hacer un uso más racional.
En Córdoba consumimos de 320 a 350 litros diarios por persona, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda 100 litros.
En el interior provincial, donde la instalación de medidores lleva más tiempo y se cobra por lo que se usa, hay un cuidado mayor.
Pero en la ciudad de Córdoba, la historia es diferente. La forma en la que el Gobierno cordobés aprobó la concesión por 30 años, en 1997, hace que, entre otras cosas, los capitalinos paguen por un mínimo de 25 metros cúbicos de agua mensuales, aun cuando, por ejemplo, alguien use la mitad de esa cantidad. Esto provoca, también, que no haya un incentivo potente para cuidar ese consumo. Además del atraso en la infraestructura y de la tenue preservación de las cuencas hídricas serranas en algunas zonas.
El Primer plano de esta edición muestra esa realidad, mientras que la sección Política refleja otro tipo de “sequía”: la económica. Y la sección Ciudadanos, otra: la social, con el relajamiento de la prevención por coronavirus entre la comunidad.
Combinadas, las tres sequías son más que preocupantes. Aunque cada una tenga diferentes responsables.
En épocas de “vacas gordas” consumimos sin mucho cuidado, y en la de “vacas flacas” descubrimos que había que concientizar.
Fuentes:
Vivir sin agua: una postal que regresa a Salsipuedes, 15 noviembre 2020, La Voz del Interior. Consultado 16 noviembre 2020.
Fernando Agüero, Punilla ya está en problemas: lo evidencia el nivel del San Roque, 15 noviembre 2020, La Voz del Interior. Consultado 16 noviembre 2020.
Edgardo Litvinoff, Una sequía de varias aristas, 15 noviembre 2020, La Voz del Interior. Consultado 16 noviembre 2020.
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