La ocupación y el relleno de humedales por barrios cerrados es exorbitante y continuará. Con el proyecto se eliminan meandros, humedales, reservorios de biodiversidad y purificación del agua. Pasará por encima de la Reserva Municipal de Pilar y afectará al Parque Nacional Ciervo de los Pantanos.
por Natalia Gomiz
El Plan Maestro Integral del Río Luján (PMIRL) es un proyecto nacido en 2011 durante el kirchnerismo, que se continuó con María Eugenia Vidal, hoy sigue bajo el gobierno de Axel Kicillof.
Ubicada al NE de la provincia de Buenos Aires, la cuenca del río Luján drena aproximadamente 2.600 km2 de tierra, se extiende por 128 kilómetros y pasa por 13 partidos bonaerenses. Este amplio territorio estaba conformado originalmente por un rico ecosistema de bosques y praderas pampeanas, con humedales y arroyos que desembocaban en el sinuoso río, con curvas y meandros. Hoy tiene gran cantidad de habitantes, zonas rurales, residenciales, barrios cerrados, parques industriales, vertederos de residuos y, entre otros, un problema serio, las inundaciones. En el año 2011, el Ministerio de Infraestructura de la provincia de Buenos Aires realizó un proyecto de obras y de gestión de la cuenca del río Luján. Su propósito, declarado, sería resolver el problema de las inundaciones. Lo cierto es que se trata de un plan sin un estudio científico integral que esconde otro propósito muy diferente con ganancias multimillonarias, el negocio inmobiliario.
Las obras hidráulicas pretenden ensanchar y rectificar el cauce del río, transformándolo en un canal por 50 kilómetros, más de un tercio de su longitud. Las obras pasarán por encima de humedales, de la Reserva Municipal de Pilar y afectará al Parque Nacional Ciervo de los Pantanos de Campana, lo que es denunciado por amplios sectores ambientalistas y de vecinos, a los que les avisaron de la obra en una convocatoria de carácter consultivo, pero no vinculante, claro. Por su parte, el problema de las inundaciones en vez de solucionarse, se agrava. Si hablamos de ellas, las mismas tienen dos causas. La primera, el desagüe de canales artificiales que se realizaron en campos en la cuenca alta. Los dueños de esos campos vaciaron humedales para la utilización de la tierra, tirando el agua “sobrante” hacia abajo. La segunda, miles de hectáreas de tierra de dominio público de la llanura de inundación del río Luján han sido rellenadas y utilizadas como barrios privados. Estas ocupaciones fueron ilegales, sobre tierras públicas y sin un planeamiento integral previo. Pero a esas tomas, no las desalojaron, como sí pretenden hacerlo con las familias del predio de Guernica.
Los barrios privados como si fueran islas sobre los humedales, alteran por completo el drenaje de agua en las tierras linderas sobre el nivel original. El transporte de sedimentos de los rellenos está tapando los cauces de desagote. Los barrios cerrados ilegales, hoy “blanqueados”, destruyeron zonas que funcionaban como amortiguación de excedentes hídricos. Todo en pos de las ganancias inmobiliarias.
El ejemplo de la tierra extraída del ensanchamiento y dragado del canal Santa María en el partido de Campana es muy ilustrativo. Este fue construido bajo el mismo proyecto, como supuesto drenaje al río Paraná, siendo la tierra depositada en 250 hectáreas sobre humedales. El relleno generó 270 lotes, que ya se están vendiendo dentro del futuro country “Bahías del Paraná”. La ocupación y el relleno de los humedales por barrios cerrados ya es exorbitante y continuará: Puertos del Lago, en Escobar, con 1440 hectáreas; San Sebastián, en el límite entre Pilar y Escobar, con 1100 hectáreas y ni hablar de los “barrios de santos” en la zona del Pre Delta, en San Fernando y Tigre; y el famoso Nordelta. Estos countries se construyeron sobre tierras de dominio público, vendidas en oferta a compañías de megaemprendimientos inmobiliarios, cercanas a los gobiernos de turno.
Sin embargo, y más allá de estos negocios, el proyecto se presenta como “(...) políticas públicas para producir el saneamiento hidro-ambiental”; sin embargo, las obras de rectificación del río Luján dañarán irreversiblemente los humedales, quitándole su valor inherente y privando a los pobladores de sus contribuciones, como suavizar las crecidas, acumular y purificar el agua, abastecer las napas subterráneas, que son utilizadas por gran parte de ellos.
Además, para la planificación de las obras se tuvieron en cuenta solo 50 años de inundaciones, se tomó como máxima la de noviembre de 1985 en la que el río alcanzó una altura de 6,40 metros. No se consideró la posibilidad de que haya crecidas más grandes en el futuro, como la de 1895 en que el río subió 9,05 metros. Ni la posibilidad de que haya crecidas mayores en el futuro, que de hecho las habrá, con el ya irreversible cambio climático, que aumentará el nivel del agua a escala global, y cuyo verdadero alcance todavía hoy se desconoce. Las sobrecargas no solo desbordarán la obra, sino que la canalización aumentará la velocidad de flujo y la fuerza del caudal. La rectificación del río y la eliminación de meandros y humedales hará que el agua salga recta a las zonas más bajas no canalizadas. Si esta obra se realiza, al incrementarse el caudal, las crecidas serán muy grandes; habrá una mayor acumulación de agua en la cuenca baja y al desbordar lo hará con una enorme velocidad pudiendo arrasar con todo. Se podrían ver afectados vecinos de Pilar, Campana y Belén de Escobar, además de tierras productivas.
Las sinuosidades que vemos en los ríos, la forma de “S” que hacen algunos cursos de agua, como es el caso del río Luján, es su movimiento, a una escala que no podemos ver. Los ríos tienen un equilibrio dinámico y a veces colman todo su lecho, su llanura de inundación. Ese movimiento genera procesos naturales de acreción (depósito de sedimentos) e incisión (desgaste del suelo). Solo como ejemplo, estudios realizados en Europa, donde las consecuencias de los cambios realizados en los cursos de agua se llevaron vidas humanas, ecosistemas enteros e infraestructuras, recomiendan recuperar la dinámica natural de ríos. En el Estado español, se han generado profundas grietas en los suelos, tanto aguas arriba como abajo de tramos canalizados destruyendo construcciones, autopistas, puentes. Los canales resuelven la evacuación del caudal líquido, pero no transportan bien los sólidos, ya que al no haber meandros no hay áreas de depósito del sedimento. Entonces, es necesario el dragado, las extracciones de vegetación en el cauce menor, hecho que altera todavía más el equilibrio, poniendo en peligro la estabilidad de infraestructuras río arriba. Graves desequilibrios en la dinámica y morfología de los ríos han provocado muertes, como la tragedia de Biescas (en 1996), en donde murieron 87 personas embestidas por sedimentos y agua, tras una fuerte lluvia que sobrepasó la capacidad del canal artificial e inundó todo el terreno ganado al río.
Las alteraciones antrópicas de la Naturaleza deben ser consideradas de manera científica e integral, los cambios en los ecosistemas deben ser pensados como un todo, y vinculado a las políticas sociales no regidas por el lucro. Los pobladores y trabajadora de la zona deben tener decisión sobre los territorios que habitan. Este proyecto no es aceptado ni por expertos, ni por pobladores. Solo responde a las ganancias de unos pocos.
Natalia Gomiz, bióloga, Instituto de Ciencias de la Universidad Nacional de General Sarmiento - ISFD 174 de San Martín @noctilucaz
Fuente:
Natalia Gomiz, Cauce del río Luján y un proyecto a medida del negocio inmobiliario que potencia inundaciones, 15 octubre 2020, La Izquierda Diario. Consulado 17 octubre 2020.
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