Cada uno a su ritmo, incendios, desmontes y especies exóticas impactan en el bosque nativo. Aunque con imágenes más impactantes, las llamas son el aspecto menos dañino de este trío que tiene rostro humano.
por Lucas Viano
Cada uno a su ritmo, todos nos llevan al mismo resultado. Los incendios, el desmonte y la invasión de especies exóticas, “los tres jinetes del apocalipsis” de nuestro bosque nativo, van cercenando parte de este ecosistema que hacia principios del siglo 20 ocupaba más del 70 por ciento de la superficie de la provincia.
Ahora sólo queda menos del tres por ciento de monte en buen estado de conservación. El bosque nativo es el paisaje que atrae al turista, pero también es el ecosistema que nos garantiza agua en cantidad y calidad, al moderar las sequías y frenar las inundaciones.
Los incendios siempre se llevan la mayor atención de los medios de comunicación y de la gente. La razón es su poder devastador instantáneo: las personas y las cámaras pueden observar en vivo cómo las llamas queman árboles, arbustos y pastizales.
Pero quizá lo que la gente no sabe es que buena parte de lo que se incendia son pastizales que podrán recuperarse al año siguiente. Y que los árboles y arbustos son verdaderas aves fénix, capaces de resurgir de las cenizas. Hace miles de años que conviven con el fuego y la sequía por lo que están adaptados a esas inclemencias.
Desmonte
A pesar de la sanción de la ley de bosques hace una década, el país y Córdoba están lejos de lograr el “desmonte cero”. Pero lo que es más grave es que tampoco están garantizadas las acciones para recuperar el monte en aquellos predios que son intervenidos ilegalmente.
Ahora los desmontes ocurren a cuentagotas en Córdoba, porque ya queda poco por desmontar, aunque los controles de la Policía Ambiental han provocado que quienes quieren infringir la ley sean más cautelosos.
Exóticas invasoras
La invasión de especies exóticas es el jinete más silencioso pero, para muchos ecólogos, el más peligroso para nuestro boque nativo.
“Con las especies exóticas, el problema es exponencial y se extiende más allá del lugar donde se introducen. Ni siquiera se soluciona con buenas políticas. El desmonte y los incendios podrían manejarse bien con ordenamiento territorial y buenas iniciativas políticas”, asegura Ana Cingolani, investigadora del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv) del Conicet y de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Fernando Barri, biólogo investigador del Conicet, reconoce el impacto de las exóticas, sobre todo, en las zonas serranas. “En el llano, el mayor problema es el desmonte. No es que los incendios sean graves, pero el bosque nativo puede volver más fácil del fuego que cuando es reemplazado por especies exóticas”, explica.
En la década de 1970, comenzaron a implantarse pinos en predios de explotación forestal en las sierras de Córdoba. Veinte años después comenzaron a crecer en sectores aledaños hasta un kilómetro, principalmente en pastizales.
Un trabajo científico describe este proceso como una “invasión sigilosa” y una “amenaza grave, particularmente en sus fases de aceleración, donde los pinos probablemente causarán impactos considerables en el desarrollo del paisaje”.
El pino no es la única especie invasora. También están crataegus, olmo, siempreverde, acacia negra, cedro y rosa mosqueta, entre otras.
Los tres jinetes del apocalipsis del monte actúan en equipo. El fuego y el desmonte ralean árboles y arbustos del bosque tupido para que las invasoras ganen espacio, ya que son especies con mayor capacidad de dispersión y velocidad de crecimiento.
Y cuando los pinos reemplazan al pastizal nativo, aumentan el volumen de combustible, por lo que generan incendios potencialmente más devastadores.
Por si todavía no se dio cuenta, los tres jinetes del apocalipsis tienen rostro humano.
Fuente:
Lucas Viano, Los tres jinetes del apocalipsis del monte cordobés, 23 septiembre 2020, La Voz del Interior. Consultado 23 septiembre 2020.
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