Las autoridades chinas informaron que sus flotas dejarán de operar entre septiembre y noviembre cerca de Galápagos. Expertos no están tan seguros de la utilidad de la propuesta y advierten a otros países de la región.
por Diego Zúñiga
La noticia acaparó titulares el jueves 6 de agosto: el gobierno de China anunciaba una veda pesquera en el entorno de las islas Galápagos. Esto, luego de que Ecuador denunciara la presencia de 260 barcos, la mayoría de bandera china, en las cercanías de esa región, de riquísima biodiversidad. Wang Wenbin, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Pekín, aseguró que con la veda, vigente entre septiembre y noviembre, buscan contribuir "a la protección de los recursos pesqueros de la región”.
Ese mismo día, en Quito, el embajador chino, Chen Guoyou, confirmó la decisión y dijo que se verá la posibilidad de que, en el futuro, dicha veda se extienda a julio y agosto. Sin embargo, recordó que "no hay ninguna ley o reglamento, tanto regional o internacional, que impida la pesca en esta zona de altamar”. Un día más tarde, la Armada de Ecuador realizó un patrullaje y detectó que ya no eran 260 los barcos, sino 340.
Milko Schvartzman, especialista en conservación marina y miembro del Círculo de Políticas Ambientales de Argentina, quiere aclarar algunas cosas. "Las medidas anunciadas por China no tienen ningún impacto, ya que durante los meses y en la zona en que la veda se aplica, la flota prácticamente no registra actividad pesquera”, asegura. Algo similar sucede con la veda que China impuso a su flota frente a Argentina. "Ahí tampoco implica ningún cambio, es en meses en que la flota no opera”.
¿Y si apagan sus posicionadores?
"El anuncio contempla varias cosas: la veda, la posibilidad de que agentes ecuatorianos inspeccionen las embarcaciones y la generación de una mesa de diálogo para el futuro”, explica Álex Hearn, doctor en Biología Marina y vicepresidente de MigraMar, una red internacional de científicos que investigan las especies marinas migratorias del Pacífico Este. "Creo que esto abre las puertas para llegar a estrategias en común. Es un paso adelante, pero no la solución definitiva”, pondera el científico.
Schvarztman lamenta que "al tiempo que China publica esta medida, obstaculiza todas las medidas de conservación marina en los organismos internacionales, y su flota depreda sin control, violando la soberanía de los países en desarrollo”. El experto publicó en Twitter que existe la posibilidad de que la flota apague su Sistema de Identificación Automática (AIS, Automatic Identification System), lo que haría imposible determinar su ubicación exacta. Es decir, podrían estar pescando donde dicen que no volverán a pescar.
"La única forma de evitar que las embarcaciones apaguen o manipulen su AIS es a través del control por parte del Estado de bandera, en este caso China. En la flota pesquera de ese país es común la manipulación de AIS, el uso de embarcaciones mellizas, o sea con mismo nombre y/o matrícula, etc. El Gobierno chino no sanciona ninguna de estas irregularidades”, explica Schvartzman. "En abril se detectaron unas 90 embarcaciones de la misma flota que opera cerca de Galápagos, ingresando ilegalmente al Mar Argentino. Dos fueron capturadas y estuvieron detenidas hasta que pagaron las multas. Ahora una de ellas se encuentra al borde de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Ecuador”, agrega, para graficar la movilidad de estas embarcaciones.
La unión hace la fuerza
Y si la flota china de verdad no va a operar en Galápagos, ¿deberían preocuparse otros países de la región? Hearn estima que sí. "En el caso de los barcos que operan al oeste de Galápagos, como nosotros compartimos nuestras poblaciones de tiburones, deberían preocuparse Costa Rica, Colombia, Panamá, y hasta cierto punto, Perú”, estima. Schvartzman agrega que "hace años que la flota china concurre al borde de la ZEE de Chile, Perú y Ecuador, como así también al borde de la ZEE de Argentina, en donde la concentración es mayor, ya que se suman las flotas de Corea del Sur, Taiwán y España, sumando más de 500 barcos en el pico de la temporada, entre enero y mayo”.
Por eso, considera de central importancia que los países de la región se coordinen para enfrentar unidos el peligro que supone para los delicados equilibrios marinos la potencial depredación de especies. "Los gobiernos de la región deberían formar una coalición y trabajar fuertemente en los organismos internacionales para detener el gran daño que la flota china causa al ambiente marino, a las economías y a los pescadores locales”, estima Schvartzman.
"Las últimas evaluaciones de la pesca industrial de atún muestran algunos signos de sobrexplotación. Existe cierta preocupación por el calamar y, bueno, en Galápagos tenemos el ejemplo reciente de la sobrepesca y colapso del pepino de mar”, añade Hearn. En su opinión, una buena oportunidad para discutir este tema la entregan las conferencias sobre Biodiversidad Más Allá de la Jurisdicción Nacional (BBNJ, por sus siglas en inglés), que ayudarían a "crear mecanismos de conservación en aguas internacionales”. Pero para tener más peso, "hay que actuar en bloque”. Y esa tarea regional sigue pendiente.
(ers)
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Fuente:
Diego Zúñiga, Veda pesquera china en Galápagos: ¿Y qué pasa con el resto?, 11 agosto 2020, Deutsche Welle.
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