La
serie Dark sorprende no solo por su trama sino también por lo
místico que es el bosque del pueblo alemán donde todo transcurre.
Afuera de nuestra ciudad -aunque sin cuevas- el Circuito El Bosque
aparece imponente como un poderoso pulmón verde descuidado.
por
Ivana Acosta
Una
de las cosas más destacadas de la producción alemana en la serie
Dark más allá de su trama era el imponente bosque donde estaban las
cuevas que permitían viajar a diferentes épocas a su protagonista
Jonas.
Ese
vasto terreno que era lindero a una planta nuclear, lleno de verde y
a la noche oscuro casi tétrico, permitió a quienes vieron la serie
enamorarse de un bosque frondoso y misterioso de fácil acceso.
Sería
imposible pensar que una réplica así existiera en San Francisco,
pero para quien busca siempre hay una respuesta. Por eso mientras
muchas veces todos se preguntan dónde se puede ir en la ciudad un
domingo solo hay que girar la cabeza y "darle derecho" en
la calle paralela al cementerio (Av. Savio) hasta llegar al Circuito
El Bosque.
La
naturaleza cuando se llega aparece en su esplendor. A diferencia del
bosque de Winden, el de nuestra ciudad tiene mucha basura y actitudes
desconsideradas para un pulmón verde que evita -por ejemplo- que se
sienta el hedor de los efluentes cloacales en la ciudad.
Ahí
está el quid de esta crónica. En la entrada de nuestro Winden está
Ernestina Saravia, la incansable ambientalista y miembro de la
Asociación para el Medio Ambiente y su Dinámica (Amad) que se
perdió en los caminos del Circuito para contar un poco del
relevamiento arbóreo en el lugar.
Antes
de todo ella resaltó que se perdieron muchas plantas "lindas
nativas" porque la gente llega hasta este lugar y las corta en
busca de leña. Ella lo sintetizó como "un simple desperdicio
del hombre".
Para
Ernestina es fácil identificar qué plantas son o no nativas y
lamentablemente resaltó que con el paso de los años muchas de las
autóctonas se han perdido y el ambiente allí cambió lenta pero
radicalmente.
"Entre
las plantas originarias hay talas, chañares, tipas y palmeras... el
resto son introducidos y tampoco están preservados correctamente por
quienes las habitamos y usamos", comentó.
La
mezcla entre especies nativas y las introducidas se dio porque hace
muchos años esos terrenos eran parte de un vivero familia Molinelli
y después esas 14 hectáreas que acapara el bosque se convirtieron
en una zona gris entre lo público y privado.
Mientras
Ernestina identifica el sonido de los cardenales, donde están y como
se mezclan con muchas cotorras, los caminos se abren en el Circuito y
alrededor hay quienes aprovechan para bicicletear, otros para pasar
con sus autos sin cuidado, muchos en moto y la polvareda que se hace
densa es de los cuadriciclos.
La
ambientalista dijo: "La importancia de este lugar está en
preservar el pulmón verde, la preservación del oxígeno del lado
sur hacia la ciudad que es lo que más nos debe preocupar porque más
adelante tenemos la estación de líquidos cloacales".
Además,
agregó: "Esto (en relación al Circuito El Bosque) corta esa
toxicidad y preserva el oxígeno yendo hacia la urbanización. Este
pulmón está dañado, pero se puede preservar. Hoy es una propiedad
de uso múltiple pero no tiene ningún tipo de protección".
El
Circuito El Bosque es de todos y a la vez de nadie. Lo usan todos,
pero son pocos los que yendo allá lo dejan en mejores condiciones a
cómo lo encuentran. Hoy lo usa cualquiera y muchos para tirar
basura.
Pobre
nuestro bosque de Winden donde a diferencia del que aparece en la
serie, en este no hay cuevas que permitan viajar a otras épocas a
corregir errores del hombre.
Fuente:
Ivana Acosta, El verdadero bosque de Winden está en San Francisco, 20 julio 2020, La Voz de San Justo. Consultado 21 julio 2020.
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