martes, 9 de junio de 2020

“Quedó claro que los plaguicidas van donde no queremos que vayan”


por Antonio Elio Brailovsky

Quiero destacar la importancia del trabajo que nos presenta el INTA Pehuajó, al haber encontrado plaguicidas en el aire y la lluvia del centro de esta ciudad. De este modo, el INTA desmiente uno de los principales axiomas del Ministerio de Agricultura, que niega la deriva de los plaguicidas como un fenómeno frecuente y afirma que sólo ocurre accidentalmente.

Llamamos deriva a la situación en la que los plaguicidas llegan a sitios ubicados fuera de la zona de cultivo. El Ministerio y las empresas del sector han argumentado que con las llamadas “buenas prácticas agronómicas” se evitarán esas derivas.

Lo que ha quedado claro con este trabajo de INTA es que los plaguicidas van donde no queremos que vayan y que sustancias diseñadas para matar seres vivientes no pueden serinocuas para las personas. La afirmación de una reciente solicitada de productores agrarios, de que no hay que preocuparse porque el veneno que recibimos es poquito, encierra un equívoco. La cuestión es: ¿es inocuo respirar pequeñas cantidades de tóxicos a lo largo de muchos años? Algunos de esos plaguicidas han sido calificados de cancerígenos por la OMS. ¿Los podemos respirar durante veinte años sin que nos pase nada?

¿Cuáles son las consecuencias de respirar esos plaguicidas, o de comerlos cuando se depositan en huertas y frutales? No sabemos lo suficiente, porque es escasa la investigación sobre problemas que siempre se afirmó que no existían.

Hay importante información toxicológica sobre el daño que hace a la salud cada uno de esos plaguicidas incorporados en forma aislada al organismo humano. Pero esa información (llamada técnicamente DL50) se refiere solamente a la cantidad de un veneno que puede matarnos en unas pocas horas. No dice nada sobre el modo en que puede enfermarnos en el largo plazo.

Sucede, además, que los estamos respirando e ingiriendo juntos y sus efectos sobre la salud no sólo se suman, sino que también se potencian y además se refuerzan con los otros contaminantes que estamos incorporando al organismo. ¿De qué manera el arsénico del agua agrava el daño que provocan el glifosato, el 2-4D, o la atrazina sobre el cuerpo humano? ¿Cuáles de esas sustancias se acumulan en nuestros órganos internos? ¿Cómo actúan en el largo plazo, qué enfermedades van a causarnos en los próximos años o en las próximas décadas? ¿Cómo podemos proteger a la sociedad y también a las personas que transportan y utilizan sustancias tan peligrosas sin saber el riesgo que corren? ¿Por qué se siguen negando los problemas en vez de profundizar su investigación?

Y, además, ¿por qué nuestra sociedad confió tanto en lo que dijeron las empresas que fabrican esos productos? ¿Por qué permitimos que nos intoxicaran sin defendernos de una manera más enérgica?

Antonio Brailovsky (Escritor, profesor universitario (UBA), investigador)

Fuentes:
Brailovsky: “Quedó claro que los plaguicidas van donde no queremos que vayan”, Noticias de Pehuajó.
La obra de arte que acompaña esta entrada es "La quinta plaga de Egipto" de William Turner. El episodio bíblico relata una enfermedad que mata todo el ganado de los egipcios y que Turner presenta bajo la forma de una enome nube tóxica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario