El
gobierno de Estados Unidos aprueba una nueva regulación para rebajar
el control sobre los cultivos biotecnológicos.
por
Judith Vives
Estados Unidos se relaja en el control de los cultivos biotecnológicos. El
gobierno de Donald Trump acaba de aprobar un importante cambio en la
regulación estatal por el que algunas plantas modificadas genéticamente ya no tendrán que superar la supervisión del
gobierno. La norma entrará en vigor el 5 de abril de 2021.
La
nueva legislación, publicada el pasado lunes en el Registro Federal,
también exige que se aprueben de forma automática las variaciones
de cultivos genéticamente modificados que ya estuvieran previamente
establecidos. Esta medida quiere facilitar el acceso al mercado de
estos derivados.
Como
era de esperar, la noticia ha sido recibida con los brazos abiertos
entre los grupos industriales, pero tampoco han faltado las críticas
que alertan de la reducción de la supervisión gubernamental a los
cultivos transgénicos.
Para
la comunidad científica, la relajación de la regulación actual
“permitirá que avancen ciertos aspectos de la modificación de
genes avancen”, tal y como afirma el genetista de plantas de la
Universidad de California, Kent Bradford, en declaraciones a la
revista Science.
Los
cambios en la normativa dejan exentas de regulación aquellas plantas
modificadas genéticamente que hubiesen podido ser criadas de forma
convencional. Por el contrario, en los casos en que se mueva un gen
entre especies o se vuelva a cablear el metabolismo, aún se
requerirá una revisión regulatoria.
La
modificación de la ley conlleva que el Servicio de Inspección de
Sanidad Animal y Vegetal (APHIS) del Departamento de Agricultura de
los Estados Unidos (USDA), que controlaba la tecnología para los
cultivos biotecnológicos, a partir de ahora se centrará en los
nuevos rasgos creados en lugar del proceso. Este cambio de enfoque ha
sido reclamado largo tiempo por los investigadores de las plantas.
La
Academia Nacional de Ciencias han realizado varios estudios para
concluir que el riesgo de que las plantas modificadas genéticamente
se conviertan en malezas es, en la mayoría de casos, muy bajo. Según
esta institución, las herramientas moleculares generalmente no
presentan nuevos riesgos en comparación con las técnicas
tradicionales de fitomejoramiento.
El
USDA empezó a modificar las regulaciones sobre cultivos transgénicos
durante la administración de Obama. En enero de 2017, con Donald
Trump ya en la Casa Blanca, se lanzó un borrador de legislación que
se retiró nueve meses más tarde, según explican, al recibir
comentarios de que sería “demasiado onerosa y podría sofocar la
innovación”. El pasado verano se presentó, en periodo de
alegaciones, una primera versión de la ley, que ahora se acaba de
aprobar.
Así
pues, una planta de ingeniería no se regulará si contiene pequeñas
modificaciones, como un cambio en un par de bases de aminoácidos o
una eliminación de un fragmento de ADN, pues se considera que estos
rasgos podrían llegar a producirse a través de la reproducción
tradicional.
Por
ejemplo, los biólogos moleculares pueden quitar genes de resistencia
a enfermedades de varias partes del genoma de una planta y reunirlos
en un tramo de ADN, lo que permite incorporar esta modificación
fácilmente todos los genes en una variedad. El producto final será
el mismo que el creado por los científicos, pero la edición de
genes puede ahorrar años de esfuerzo. Sin embargo, la normativa no
da luz verde a cambios más importantes, como por ejemplo la
movilidad de genes entre plantas relacionadas, como serian pimientos
y tomates, puesto que en una reproducción convencional estos no se
pueden cruzar.
La
normativa sí que facilita la creación de variaciones menores de
cultivos modificados genéticamente, para adaptarlos a diferentes
climas. Antes, las empresas tenían que pedir a la APHIS que evaluara
el riesgo de cualquier nuevo cultivo transgénico que desearan
comercializar, incluso si se había modificado de la misma manera que
los cultivos ya aprobados. Ahora, APHIS no regulará nuevas
variedades de un cultivo biotecnológico ya aprobado.
Sin
embargo, no toda la comunidad científica ve estos cambios con buenos
ojos. Algunos grupos advierten que si no se notifican los cultivos
modificados al USDA, “ni los reguladores gubernamentales ni el
público tendrán idea de qué productos de este tipo estarán en el
mercado”, alerta el Centro para la Ciencia en el Interés Público
en un comunicado.
Por
su parte, la Organización de Innovación en Biotecnología (BIO), un
importante grupo comercial, anima a las empresas a notificar
públicamente los lanzamientos modificados genéticamente.
Fuente:
Judith Vives, El gobierno Trump relaja (todavía más) las normas de control de transgénicos, 30 mayo 2020, La Vanguardia. Consultado 2 junio 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario