GUATEMALA,
16 jun 2020 (IPS) - Las cooperativas de pequeños campesinos mayas
que producen cardamomo orgánico contribuyen a sostener la cobertura
forestal de Guatemala, a la vez que participan de la bonanza de
precios y demanda de su producto en India y el Medio Oriente.
El
cultivo del cardamomo “lo realizamos de manera natural en el
bosque, utilizando conocimientos ancestrales, y las plantas alcanzan
hasta cuatro metros a la sombra de árboles de pimienta o canela”,
expuso el técnico agrícola Leonardo Delgado, de la Federación de
Cooperativas de las Verapaces (Fedecovera).
Alta
y Baja Verapaz son los departamentos del centro-norte de Guatemala en
cuyos suelos húmedos se cultiva cardamomo (Elettaria cardamomum)
desde 1914, al punto de que el país centroamericano es el primer
productor y exportador mundial desde hace varios años, tras superar
a India, de donde es originario.
Llamada
a menudo “reina de las especias”, por su aroma embriagador y
sabor dulzón con toques cítricos, de mentol y pimienta, el
cardamomo es una estrella en las cocinas de India, países del
sureste asiático y Medio Oriente, por su empleo en incontables
combinaciones de curris, arroces, postres, tés y otras bebidas.
Su
cultivo, procesamiento y comercio sostiene a 350 000 familias en
Guatemala, incluyendo los 60 000 pequeños productores mayas
(queqchíes y pocomchíes) de las 36 cooperativas y otros 33 grupos
afiliados a Fedecovera, recordó Delgado.
Fedecovera
reivindica un modelo que “integra a los pequeños agricultores en
cadenas de producción agroforestal, en armonía con el medio
ambiente, alrededor de cultivos de cardamomo, café, té negro,
cúrcuma y madera”, dijo Delgado.
Junto
con “no colocar todos los huevos en la misma cesta” con un solo
rubro, los cultivos favorecen la conservación de la superficie
forestal. El cardamomo, por ejemplo, no solo requiere de árboles de
sombra, sino que la planta demora al menos tres años para dar los
primeros frutos y su vida útil se extiende hasta 20 años.
“Cuando
le decimos a un agricultor que no aplique insecticidas, acompañamos
el fruto de su trabajo, lo controlamos y lo certificamos”, dijo
Delgado. El cardamomo de Fedecovera ha recibido certificación como
producto orgánico por parte de entidades controladoras de Japón,
Estados Unidos, la Unión Europea e Israel.
El
agrónomo Jorge Samayoa, especialista en cambio climático del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), dijo que el cardamomo “es uno
de los cultivos que hemos identificado con potencial para apoyar el
proceso de transformación hacia un sistema agroforestal sostenible”.
El
BID “apoya al gobierno de Guatemala en aprovechar esta experiencia
exitosa de manejo forestal sostenible. No solo nos interesa por su
potencial de captura de carbono, sino también por la cantidad de
pequeños productores involucrados. El impacto social que puede tener
es enorme”, dijo Samayoa.
Fedecovera
se precia de ser el mayor reforestador de Guatemala, pues ha
producido más de 40 millones de árboles plantados en unas 40 000
hectáreas en todo el país, y es parte de una alianza de
organizaciones forestales comunitarias de Guatemala.
Posee
un laboratorio de biotecnología vegetal que permite la clonación de
plantas con características deseables, como la resistencia a plagas
o sequías, y luego de una fase de climatización las reparte entre
las cooperativas y grupos afiliados.
Creada
hace 43 años, desde finales del siglo pasado Fedecovera adoptó un
énfasis ambientalista y su trabajo empresarial orientado a la
exportación, participando con 20 por ciento de las exportaciones
guatemaltecas de cardamomo y transfiriendo beneficios a los asociados
en forma de capacitación técnica y servicios de salud.
Martha
Ayala, de la alianza forestal comunitaria, dijo que los ingresos se
traducen en incentivos forestales y financieros, de los que al menos
43 por ciento se dirigen a grupos de mujeres que trabajan en la
preservación de bosques comunitarios, municipales y privados, para
respaldar siembras como las de cardamomo.
Mientras
crecía la demanda global de la especia en 2018 y 2019, la cosecha en
India se estancaba en unas 20 000 toneladas anuales en vez de las 25
000 previstas, mientras que Guatemala aumentaba su producción de 28
000 a 32 000 toneladas.
El
resultado ha sido que en vez de los siete u ocho dólares por kilo de
cardamomo que se pagaban en la primera mitad de la década, los
precios treparon a 15 y 16 dólares por kilo y el rubro, 5,8 por
ciento de las exportaciones guatemaltecas, aportó en 2019 ingresos
por 648 millones de dólares, según el emisor Banco de Guatemala.
A-E/HM
Fuente:
Cooperativismo y cardamomo, provechosa combinación en Guatemala, 16 junio 2020, Inter Press Service. Consultado 20 junio 2020.
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