por
Daniel Díaz Romero
Sala
de Prensa Ambiental
Esta
es la historia de varios caminos trazados desde hace 4 años.
Senderos como los que recorre, día a día Ramiro Lezcano, un maestro
que vive en la localidad de San Marcos Sud, en la provincia de
Córdoba.
Es
la historia de un maestro rural del interior profundo que soñaba con
grabar un disco con sus alumnos y que no se imaginaba que a esas
canciones se iban a sumar más de 280 músicos, 46 ilustradores, 35
editores y técnicos de sonido de Argentina -y de otros países y
culturas- que le ofrendaron arte y compromiso, amplificándolas, para
que sean testimonio de una nueva conciencia ambiental.
“Canciones
Urgentes para mi tierra” es un proyecto artístico-educativo que
nació en el seno de escuelas rurales de las provincias de Córdoba y
Santa Fe, a partir del trabajo de Ramiro Lezcano, un docente que
emprendió la formidable tarea de sensibilizar sobre problemáticas
ambientales a través de canciones que giran en torno al deterioro de
nuestro hábitat por causa del accionar del ser humano.
Ramiro
compuso canciones con sus alumnos de escuelas rurales e invitaron a
participar a centenares de reconocidos artistas de los más variados
géneros y latitudes, quienes colaboraron desinteresadamente; desde
coristas de Pink Floyd y Mik Jagger, hasta Pablo Milanés,Teresa
Parodi, Dyango y Botafogo, entre muchos otros, abordando la temática
ecológica actual.
“Todas
las canciones tienen un anclaje en el aula y surgen de propuestas y
preocupaciones de los chicos. Un ida y vuelta con ellos que llevó 4
años para concretar el proyecto, ya que cada canción tuvo un
proceso”, explica a Sala de Prensa Ambiental, el docente rural.
¿Por
qué son Canciones Urgentes?
“Vivimos
en una época bisagra donde, como les digo siempre a mis alumnos,
tiramos de una soga y estamos llegando a un extremo de ella; todavía
estamos a tiempo de revertir algunas cuestiones que tienen que ver
con nuestra conciencia y accionar diario y, por eso, pienso que son
urgentes. Personalmente, siento que la naturaleza está acusando
recibo de lo que estamos haciendo con ella y -dice el maestro rural
cordobés- el arte nos da la posibilidad de educar a través de
canciones: si existe una probabilidad de cambio, va a surgir desde lo
educativo”.
“En
esta zona -continúa diciendo Lezcano- se está debatiendo si hay que
fumigar a 500 o a 700 metros de las viviendas y con eso no vamos a
solucionar nada, porque si los químicos que se están usando son
realmente nocivos no importa si es a 700 o a 1000 metros, con la
volatilidad que tienen nos van a seguir afectando y a las napas
también, entonces tiene que ver más con un cambio de conciencia y
de saber qué valores ponemos por sobre otros. Por eso, el cambio
tiene que ser urgente y a través de la educación; ésta es la
apuesta de Canciones Urgentes. El 80% de los chicos que cantan en
este disco son hijos de productores o sus familias dependen de la
producción del agro: qué mejor aprendizaje puede haber que sus
chicos enciendan las luces de alarma cantando, desde la escuela.”
Patear
el hormiguero, pero cantando
Músico
y docente en 6 escuelas rurales de la zona, pueblos lejanos y
olvidados, Ramiro Lezcano ejerce como maestro no sólo en su
localidad, sino también visitando pequeños pueblos de 700 o 1000
habitantes como Saira, en Córdoba, y Bouquet, en la provincia de
Santa Fe.
¿Cuándo
y por qué surgen la preocupación por las cuestiones ambientales?
“Hace
tiempo que doy charlas en colegios secundarios de la zona sobre el
rock nacional, hablando de la relación que tuvieron los artistas de
este género con los cambios sociales, políticos y culturales,
digamos que es una manera de repasar historia a través de nuestros
artistas. A mí, desde niño me marcó el norte el rock, que tuvo una
militancia ambiental muy fuerte, no sólo en Argentina sino también
en el mundo. Siempre me preocupó el tema ambiental”, explica el
maestro rural.
“Particularmente,
en mi región siempre nos preocuparon mucho las fumigaciones con
agrotóxicos, un tema muy delicado porque San Marcos Sud, Bouquet o
Saira están en la Pampa Húmeda -en pleno corazón productivo de la
Argentina- y hablar de estos temas acá es como patear un hormiguero:
hay muchos intereses en juego, mucha negligencia y desinformación
también”, cuenta el maestro Lezcano y agrega que “por eso creí
que era conveniente abordar esta temática a través del arte y desde
la niñez, y me pareció necesario echar luz sobre esta problemática
a través de lo que yo podía brindar con mis clases de música”.
También
la preocupación del maestro surgió “porque muchas escuelas
rurales no tienen ni un árbol alrededor, teniendo en cuenta que
vivimos en el corazón productivo de la Argentina donde se siembra
hasta en las banquinas y desmontan cada vez más cerca de las
escuelas que, paradójicamente, están en el medio de la nada: tienen
un patio reducido o no lo tienen porque han sembrado casi pegado a
las ventanas. Esa situación, sumada a las fumigaciones con
agrotóxicos, nos llevó a componer hace 4 años la primer canción
que dio inicio al proyecto y se llama Juguemos en el campo, ese tema
fue el génesis de “Canciones Urgentes para mi Tierra”, explica
Lezcano.
“La
soja que demanda la utilización de agrotóxicos es un tema muy
amplio de debate, más allá de que pueda haber rotación de
cultivos, la mayoría de las siembras giran en torno a la soja
transgénica. Nos preocupa la fumigación con aviones y mosquitos,
pero también la falta de conciencia acerca de que todas estas
maquinarias que se utilizan con agrotóxicos entran a los ejidos de
los pueblos; acá es muy común ver estas máquinas entrando porque
los depósitos están dentro de las poblaciones, aunque eso no esté
permitido: en mi pueblo hay una cerealera que está dentro del ejido,
a una cuadra de la escuela primaria”, comenta el maestro rural.
¿En
tiempos de cuarentena, han seguido fumigando en las zonas donde están
las escuelas rurales?
“Sí,
en esta zona la mayoría de los pueblos están abocados a la
producción agropecuaria y no se han detenido con la pandemia, para
nada”, concluye el maestro rural cordobés.
Cantemos
en el campo mientras Monsanto no está
¿Cómo
fue trabajar con los chicos con esta temática?
“Casi
todas las canciones surgieron en el espacio áulico -explica Ramiro-
y de esa manera armamos lluvia de ideas para escribir las canciones:
los chicos iban tirando frases que se les ocurrían y yo, en cada
clase, iba anotando lo que cada niño decía. Llevaba todas esas
anotaciones a mi casa y armaba la letra dándole formato de canción,
llevándola después, nuevamente a la escuela. De esa manera, los
chicos iban sintiendo que las canciones eran parte de ellos porque
fueron aportando para crearlas”.
El
maestro rural recuerda que “cuando grabamos Juguemos en el Campo,
con los chicos habíamos escuchado a Pablo Milanés y a Silvio
Rodríguez y, sin ningún tipo de expectativas, se nos ocurrió hacer
una pancarta que decía “Pablo, ayudanos, cantá con nosotros” y
la enviamos a sitios de fans de Milanés, en internet”.
“Tuve
la fortuna que a las 3 semanas -continúa diciendo el docente
sanmarqueño- Pablo Milanés, estando de gira en México, se comunicó
y me dijo que le había llegado la información con la foto de los
chicos; había escuchado la canción y, no solamente grabó la parte
que le habíamos “asignado” -todo esto era como un sueño para
nosotros- sino toda la canción y nos envió la grabación”.
Ramiro
hace una pausa y añade que “eso fue algo asombroso para nosotros,
ahora que lo cuento, y el puntapié inicial para seguir invitando a
otros artistas que se fueron sumando: Richard Coleman, Mavi Díaz,
Peteco Carabajal y varios artistas más”.
Desde
San Marcos Sud a Buenos Aires, un maestro los fue a buscar
¿Por
qué crees que se sumaron tantos artistas de renombre a un proyecto
de un maestro rural, del “interior del interior”?
“Es
algo que me sigo preguntando hasta el día de hoy -dice entre
sonrisas Ramiro y agrega que- cuando llevamos este proyecto ya
terminado, muchos pensaron que éramos una especie de Unicef y que
teníamos el poder para convocar a 300 artistas y, la verdad, que era
yo con mi computadora y un teléfono celular: primero los contactaba
a través de Facebook, Instagram o Twitter con una foto de los chicos
en la escuela cambiándole solo el nombre del artista y diciendo:
“fulano, ayudanos y cantá con nosotros”. Esa imagen de los
chicos en el campo invitando a cantar fue clave porque se
preguntaban: che, ¿quiénes son estos chicos que nos invitan a
cantar?. Era una cuestión de curiosidad al principio ¿de qué se
trata esto?, ¿quiénes son?”, indica el docente sanmarqueño.
“Mientras
tanto, nos seguimos maravillando con todo y nos vamos dando cuenta de
lo mucho que hemos vivido con este proyecto: una de las canciones de
nuestro disco es interpretada por la californiana Durga McBroom,
histórica corista de Pink Floyd y para nosotros, en esto de invitar
a artistas, fue algo natural que participara”, dice el maestro
rural de San Marcos Sud y agrega que “estábamos escuchando “La
Biblia” de Vox Dei en una de las escuelas y yo le contaba a los
chicos que -si alguna vez grabábamos un disco- debería ser una obra
conceptual, porque el mensaje a transmitir sería para crear
conciencia ambiental, porque todas nuestras canciones tenían esa
significación”.
Entonces,
un chico me preguntó si había otro ejemplo de eso y le respondí
The Wall, de Pink Floyd y busqué en YouTube para mostrarles. De
inmediato, los chicos dejaron de prestar atención a lo que yo les
decía porque estaban impactados por la voz de la corista. Buscamos
en internet quién era y le dejamos un mensaje en su Facebook. La
siguiente semana me contestó: “Sí”. Durga estaba en Italia pero
quería sumarse, entonces le envié una traducción de la letra con
la canción que habíamos elegido para que la interpretara;
conseguimos un estudio de grabación en Roma, a través de internet,
y ella se trasladó hasta ese estudio y grabó su voz”, narra el
maestro rural cordobés.
Pero
la historia no termina allí: “Entonces pensé, para que Durga no
cante sola ¿a quién más podemos invitar? y se me ocurrió otra
corista: Sean McLane que ha cantado con Bob Dylan y Mik Jagger, así
que también la invitamos y se sumó a la canción grabando su parte
en Nueva York. Ellas cantando con mis alumnos. Ahora, miramos hacia
atrás el camino que hemos recorrido y no es otra cosa que un sueño
hecho realidad” dice Ramiro Lezcano, el docente rural que hizo
posible este testimonio vivo germinado en la infancia, urgente y
perdurable.
Si
querés conocer más sobre este proyecto entrá a
http://www.cancionesurgentesparamitierra.com/
Fuente:
Daniel Díaz Romero, Canciones urgentes para mi Tierra, 1 mayo 2020, Sala de Prensa Ambiental.
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