“El
fracking no nos conquistó, fue por decreto. Es una nueva
colonización. La petrolera es un beneficio para pocos, los amigos
del poder”, declaró una activista de la Asamblea Permanente del
Comahue por el Agua, de Allen.
por Sabrina
Pozzi
Desde
la llegada del fracking a la Patagonia (de la mano de la explotación
de Vaca Muerta), Allen comenzó su drama de ser tanto la capital
nacional de las peras y las manzanas como el yacimiento de gas y
petróleo no convencional más importante de la provincia. Esto
provocó -y provoca- cambios en el trabajo rural y los obreros de la
actividad hidrocarburífera, afectando principalmente a las mujeres,
quienes se ven desplazadas de sus trabajos en las chacras.
Según
el Observatorio Petrolero Sur (OPSur) y la Asamblea Permanente del
Comahue por el Agua de Allen, la contaminación de la tierra, el aire
y el agua produce cáncer, nacimientos antes de término y abortos
espontáneos, entre otros. Sólo este año hubo 130 sismos en zonas
donde nunca habían ocurrido.
Problemas
con el trabajo
Según
Martín Álvarez Mullally, investigador del OPSur, las dificultades
que existen en relación al trabajo son dos. La primera es que “no
hay renovación generacional”, ya que la mayoría de los
productores dueños de chacras son mayores de 60 años y cuando
mueren sus hijos no utilizan las tierras. “Eso es porque son
profesionales y tienen otras ocupaciones, o prefieren el fracking”,
agregó Lidia Campos, integrante de la Asamblea Permanente del
Comahue por el Agua de Allen. Desde el OPSur aseguraron que “estas
tierras terminan siendo alquiladas por las empresas petroleras”.
Antes, el trabajo en la tierra era “muy familiar hasta las décadas
de los 80 y 90, pero después comenzó la debacle”, concluyó el
investigador.
El
segundo tema es la falta de mano de obra. Según Álvarez, “nadie
quiere trabajar en la chacra con un bajo salario cuando puede
trabajar en la industria hidrocarburífera ganando mucho más”.
Además, las tierras ya no tienen el mismo valor. “Muchos
chacareros talaron sus chacras y dejaron llegar a las petroleras, se
las ofrecieron como guarderías de lanchas y traffic para obreros
(donde viven mientras trabajan)”, detalló Lidia. “Mirá cuántos
derechos se perdieron: el derecho a la vivienda, al trabajo y a vivir
en un ambiente sano”, sentenció Campos.
Mujeres
obreras
La
reducción de tierras productivas desencadenó en menos trabajo, y
eso afecta principalmente a mujeres. “El obrero rural al terminar
de desmalezar y cosechar las frutas las llevaba, luego, a los
galpones de empaque donde la mayoría son mujeres, ya que son más
delicadas para trabajar. Pasó de haber 35 galpones a cinco solamente
y uno está tambaleando”, explicó Lidia Campos y continuó: “La
mayoría de las mujeres son jefas de familia. Antes podían pagar sus
alquileres y comprar los útiles a sus hijos trabajando entre tres y
cuatro meses, pero ahora si no tienen títulos universitarios es más
complicado conseguir un buen trabajo. Sólo continúan en los
galpones las más grandes”.
Una
serie de documentales sonoros titulados Resistencia de las mujeres a
la ofensiva extractivista en territorios arrasados, sobre las
afecciones que produce el fracking en los hogares y, sobre todo, en
las mujeres, fueron realizados entre 2017 y 2018 por la doctora en
sociología María Belén Álvaro y el equipo de investigación de la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad del Comahue. Acá
compartimos el primero de los tres micro que se llama “Vivir en
territorios arrasados”. La edición es del Centro de Producciones
Radiofónicas y la producción es de EJES, Enlace para una Justicia
Energética y Socioambiental.
“Zonas
de sacrificio” y contaminación
A
menos de 100 metros de los pozos se encuentran las “zonas de
sacrificio”, es decir, los lugares donde viven personas que,
directa o indirectamente por responsabilidad de los gobernantes, van
a sufrir las consecuencias de la actividad hidrocarburífera. “Estas
familias de trabajadores rurales, llamados golondrina porque
trabajaban por temporada, llegaron a la región 40 años atrás.
Cuando las tierras quedaron sin dueños y pasaron a ser tierras
fiscales, estos barrios se asentaron”, explicó Álvarez Mullaly.
Además,
las personas más humildes que viven cerca de los yacimientos “no
tienen gas”, aseguró el investigador.
Las
consecuencias en la salud de las personas son graves. “La
contaminación sonora es permanente y genera mucho estrés que
deviene en enfermedades. Por las noches los niños no duermen por los
ruidos y además por la actividad tiemblan las casas. Es terrible”,
señaló Álvarez. Desde la Asamblea continuaron el listado:
“Problemas en los riñones, en el páncreas, hígado y diálisis.
También la leucemia en los chicos. La media nacional es de cinco
cada 100.000, pero en Allen de 38.000 habitantes hay doce niños
enfermos. “Desde el hospital nos dijeron que esta enfermedad es
consecuencia de la contaminación del agua por los derivados de los
hidrocarburos”. Desde OPSur también agregaron: “Las emisiones de
gases de efecto invernadero son muchas”.
En
el barrio también hay una escuela y un geriátrico. Cuando las
personas se movilizan y les cortan las rutas, las empresas “tratan
de compensarlas con dinero”. En Allen, en el hospital, “regalan
broncodilatadores porque saben que los chicos los necesitan por la
contaminación”, afirmó Campos. Y agregó: “La Justicia es
cómplice”.
La
falta de estudios sobre la contaminación tiene sus consecuencias.
“Por ejemplo, en Plottier (Neuquén) un grupo de docentes de
Ciencias Agrarias de la facultad del Comahue realizaron análisis del
suelo y aguas subterráneas. Descubrieron grandes niveles de
contaminación y a partir de ahí la provincia tuvo que proveerlos de
agua potable ya que antes tomaban de los pozos”, contó el
investigador.
Sobre
los estudios de salud de parte del gobierno provincial, “lo más
factible es que no están sistematizando los problemas de salud como
corresponde”.
Otro
problema grave de salud es en los bebés y las embarazadas. “Hay
pérdidas de embarazo entre los tres y cinco meses de gestación. Es
un milagro que te nazca un niño de nueve meses, la mayoría nace a
los seis o siete meses y necesita una incubadora”, explicó
conmovida Campos. Y agregó: “Un médico denunció esta situación
en una sesión del Concejo Deliberante, pero la empresa ya los había
comprado. El especialista luego fue amenazado y se fue a vivir a
Bariloche”.
Según
Lidia Campos: “El fracking no nos conquistó, fue por decreto. Es
una nueva colonización. La petrolera es un beneficio para pocos, los
amigos del poder. Desde la universidad nuestros compañeros de
historia, geografía, ciencias sociales y educación nos enseñaron
que todo esto es decisión del poder mundial, es una fantochada que
votamos cada cuatro años ya que somos el patio trasero de las
potencias mundiales”. Y continuó: “Las empresas que hacen
fracking son de afuera, los CEO roban con todo lo que ganan y
despilfarran. Dan asco”.
Sabrina Pozzi, Periodista, Fellow of Climate Tracker | @sabrinapozzi
Fuente:
Sabrina Pozzi @sabrinapozzi, Allen: precarización laboral, “zonas de sacrificio” y contaminación, 7 diciembre 2019, La Izquierda Diario. Consultado 10 diciembre 2019.
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