Las
consecuencias del cambio climático ya son visibles en América
Latina, aunque no las identifiquemos como tal.
por
Stefania Gozzer
La
temperatura de la Tierra ha aumentado en 1,1ºC desde el periodo
anterior a la Revolución Industrial y no deja de subir, al punto en
que el último lustro (2015-2019) va en camino de convertirse en el
más cálido desde que hay registros, según datos de la Organización
Meteorológica Mundial (OMM) publicados este martes.
Continuamos
emitiendo más dióxido de carbono del que deberíamos y, en 2018, su
concentración en la atmósfera alcanzó un nuevo máximo histórico:
407,8 partes por millón. Este gas es capaz de permanecer allí
durante siglos, y el que está en los océanos aún más,
"perpetuando" así el calentamiento global, según la OMM.
Con
motivo de la celebración de la cumbre del clima (COP-25) en Madrid
esta semana, BBC Mundo hace un repaso de cinco consecuencias del
cambio climático que ya son visibles en América Latina.
1.
Inundaciones
Uno
de los efectos del calentamiento global que ya se puede notar son las
inundaciones.
No
son nuevas en América Latina: entre 1970 y 2013, constituyeron el
desastre natural más frecuente, según el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID). Sin embargo, los expertos advierten que cada vez se
vuelven más usuales e intensas.
Zonas
como la parte meridional de Sudamérica vivieron fuertes lluvias en
enero del año pasado. En Uruguay y Argentina, por ejemplo, llegaron
a causar daños por un valor de US$2.500 millones, según la OMM.
En
este último país, las poblaciones del norte vivieron un verano
lleno de precipitaciones "extraordinarias" y el Servicio
Meteorológico Nacional registró eventos "significativos"
y "bastantes inusuales para la época", según su página
web.
Ese
mes, ciudades como Resistencia, la capital de la provincia del Chaco,
en Argentina, batieron récord de lluvias con 556,8 milímetros en
este caso. Centenares de vecinos tuvieron que ser evacuados, ya que
entre el 40 % y el 50 % de la localidad acabó inundada.
En
Uruguay, más de 5.000 personas también tuvieron que dejar sus casas
por las fuertes lluvias.
"Lo
que está ocurriendo con el cambio del clima es que todos los
fenómenos se van exacerbando en su magnitud y en su frecuencia",
le explicó a BBC Mundo Gabriel Blanco, ingeniero de la Universidad
Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
"Esto
quiere decir que donde antes llovía un poco y de vez en tanto había
un problema de abundancia de lluvia, bueno, ahora eso se exacerba:
ocurre más seguido y con más violencia".
Un
mes después, le llegó el turno a Perú, donde las autoridades
declararon a un tercio de los distritos del país en emergencia ante
los daños que dejaron las intensa lluvias, que por esos lares no
solo causa inundaciones sino que aumenta los riesgos de "huaycos"
o deslizamientos de tierras.
A
esto se suma el derretimiento de los glaciares.
Perú,
por ejemplo, tiene la cadena de glaciares tropicales más grande del
mundo, la Cordillera Blanca, y muchos de ellos yacen cerca de zonas
agrícolas y pobladas que corren el peligro de acabar inundadas.
Es
el caso de la ciudad de Huaraz, donde las lagunas que se forman a su
alrededor con el agua de los glaciares han multiplicado su volumen.
El
volumen de una de esas lagunas, Palcacocha, se ha multiplicado por 34
desde la década de los 70.
2.
Sequías
Mientras
en algunas áreas llueve a cántaros, en otras, muchas veces dentro
del mismo país, pasa lo contrario: sequías.
Uno
de los ejemplos más claros es Chile, donde antes de las protestas
era otro el tema que ocupaba portadas de periódicos cada semana: la
megasequía que el país arrastra tras una década de escasez de
lluvias.
La
nación del sur vive su peor crisis hídrica de los últimos 50 años,
según las autoridades. Una situación que afecta a siete de sus 16
regiones, donde varios sistemas de riego colapsaron y más de 30.000
animales perecieron.
"Es
brutal, más de la mitad del país fue declarada en emergencia
hídrica", le dijo a BBC Mundo Florencia Ortúzar, la abogada
del Programa de Cambio Climático de la Asociación Interamericana
para la Defensa del Ambiente (AIDA). "Hay zonas completas que
dependen de que las autoridades les envíen un camión con agua".
La
Oficina de Cambio Climático de Chile calcula que las precipitaciones
se han reducido en un promedio de 23 milímetros por década entre
1961 y 2018 y diversos estudios atribuyen entre el 12 % y el 25 % de
la responsabilidad de este fenómeno al cambio climático causado por
el hombre.
Algo
a lo que Ortúzar suma el "mal manejo" de los recursos
hídricos, cuyo uso se prioriza para una agricultura "no
sostenible": "No se está garantizando que el agua sea
primero para las personas".
Algunos,
como el periodista chileno John Müller, mencionan la megasequía
como una de las motivaciones de las protestas que tienen al país en
vilo desde hace varias semanas, como le dijo a BBC Mundo en una
entrevista reciente.
Pero
no solo Chile vive un estrés hídrico. Otra zona especialmente
vulnerable al cambio climático que ya está sufriendo sus
consecuencias es Centroamérica.
El
Corredor Seco es un área costera aledaña al océano Pacífico donde
vive el 90 % de la población de Centroamérica. Se extiende a lo
largo de 1.600 kilómetros, desde Chiapas (México), pasando por
Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y parte de Costa Rica
hasta llegar a Panamá.
Si
bien está acostumbrado a ser escenario de sequías a principios de
año debido al fenómeno de El Niño, el cambio climático lo ha
sumido en una situación "verdaderamente insostenible",
según le dijo Gustavo Máñez, coordinador de cambio climático para
Latinoamérica de ONU Medio Ambiente, a la agencia de noticias Efe en
septiembre.
Constituye
una zona esencialmente agrícola donde sequías más prolongadas de
lo usual, pero también lluvias torrenciales, están arruinando las
cosechas.
"Las
condiciones adversas de la sequía hacen que una parte importante de
esa ola migratoria (hacia Estados Unidos) tenga que ver con el
fenómeno del cambio climático", aseguró Máñez.
Los
glaciares también juegan un papel en las sequías, ya que concentran
agua en época de lluvia, la congelan y la reparten a lo largo del
año a través de los ríos a medida que esta se va derritiendo.
Si
el hielo retrocede, este ciclo se pierde o disminuye.
3.
Huracanes más intensos
Según
un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio
Climático (IPCC por sus siglas en inglés), el hecho de que América
Latina sea escenario de otros "fenómenos complejos" hace
que su interacción con el calentamiento global pueda contribuir a
crear las "condiciones apropiadas" para que sus impactos
sean "desastrosos".
Y
entre estos impactos desastrosos están los huracanes.
La
comunidad científica no se ha puesto de acuerdo en cuanto a si el
cambio climático ha incrementado la frecuencia de los huracanes.
Pero
sí hay más concierto a la hora de afirmar que efectos del
calentamiento global como el incremento de la temperatura de los
océanos y la subida de los niveles del mar, llevan a prever que
serán más fuertes y devastadores.
Expertos
de la agencia espacial de Estados Unidos (NASA) y de la
Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus
siglas en inglés) de ese mismo país advierten de una tendencia
peligrosa: los ciclones son cada vez más lentos, lo que aumenta las
posibilidades de daños en un lugar determinado.
De
los 66 ciclones que se detuvieron o ralentizaron su movimiento en los
últimos 70 años, casi la mitad lo hizo en las últimas tres
décadas, según un informe de ambos entes publicado en junio en la
revista Nature.
De
acuerdo al estudio, los ciclones tropicales se han hecho más
propensos a "detenerse" cerca de la costa y a pasar muchas
horas sobre dichas regiones desde mediados del siglo XX.
Su
velocidad promedio se redujo en un 17 % entre 1944 y 2017: de los
15,4 kilómetros por hora a los 18,5 kilómetros por hora.
Como
explica en su página web el Centro de Soluciones para el Clima y la
Energía, una superficie del mar más caliente puede intensificar la
velocidad de las tormentas tropicales y la cantidad de lluvia.
El
aumento de los niveles del mar puede incrementar la intensidad de las
tormentas que se den en el litoral y las posibilidades de marejadas.
Esto
se pudo ver este año con el huracán Dorian, que causó grandes
destrozos materiales y humanos en las Bahamas.
Pero
si nos restringimos a América Latina, Puerto Rico es una de las
áreas más afectadas, donde todavía hay zonas que no han conseguido
volver a la normalidad que perdieron en septiembre de 2017 con el
paso del huracán María, que dejó más de 4.600 muertos.
4.
Subida del nivel del mar
El
calentamiento global ha hecho que el nivel del mar aumente
notablemente desde 1993.
Esto
se debe, por un lado, al derretimiento de los hielos en los polos.
Pero, como apuntó Gabriel Blanco: "El principal motivo es que
aumenta la temperatura de los océanos y cuando esto ocurre, el agua
se expande. Eso es lo que produce que el nivel del mar suba".
"En
parte de la costa de Argentina y en parte de la costa este de Estados
Unidos y algunos otros lugares donde las costas son bajas, su impacto
es tremendo", añadió.
El
archipiélago de San Blas es una de las principales atracciones
turísticas de Panamá, pero también el hogar de gente que ve de
primera mano cómo sube el nivel del mar.
En
Panamá, por ejemplo, ya hay zonas que están sufriendo las
consecuencias.
En
Gardi Sugdub, mejor conocida como isla Cangrejo, existe desde hace
algunos años un programa voluntario de traslado a tierra firme.
Muchos
de sus más de mil habitantes de la etnia guna, al menos los que
viven más cerca de la costa, ven el agua colarse en casa en algún
momento del año.
Ubicada
en el archipiélago de San Blas, que es una de las principales
atracciones turísticas del país centroamericano, a la isla aún le
quedan años para cederle territorio al agua.
Pero
sus habitantes ya son conscientes de que un futuro allí a largo
plazo no será posible.
Las
consecuencias del cambio climático ya se pueden ver en América
Latina.
Fuente:
Stefania Gozzer, 4 efectos del cambio climático que ya se pueden ver en América Latina, 4 diciembre 2019, BBC Mundo.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "La inundación" de Gustavo Cochet.
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