La
referente ambientan Greta Thunberg denunció al país ante UNICEF,
pero el Gobierno nacional relativizó la gravedad de la situación.
Qué dicen las cifras oficiales.
por
Laura Rocha
“La
Argentina contamina muy poco en términos comparativos con los demás
países. Tenemos menos de 0,7 % de impacto en el calentamiento
global”, dijo el canciller Jorge Faurie después de que se
conociera la denuncia que los jóvenes hicieron frente a Unicef por
no combatir la crisis climática. Sin embargo, ese porcentaje
relativo que señaló el diplomático está muy lejos de exculpar a
nuestro país.
Primero,
lo primero: la Argentina está entre los 30 países más
contaminantes del mundo. Está 29 entre 220 países y tercero,
después de Brasil y México en América Latina. Así lo aseguran
varios estudios recientes, incluido un trabajo realizado por la ONG
internacional Climate Transparency que analiza la performance de los
países del G20.
Y,
si bien se encuentra dentro del lote de países que generan menos del
1 % de la contaminación global (entre los que están Italia o
Francia, por ejemplo), cuando la cuenta se hace per capita es de 8
toneladas de CO2 equivalente anuales, algo similar a lo que aporta
cada europeo.
Andrés
Nápoli, director ejecutivo de la Fundación Ambiente y Recursos
Naturales (FARN), sostuvo: “Decir que Argentina no contamina es
caer en una teoría errónea y peligrosa. No es verdad porque en
términos regionales y per cápita tenemos una contribución
importante y tenemos una proyección aún más importante con la
explotación de Vaca Muerta que supuestamente será uno de los
grandes yacimientos del mundo”.
La
energía, el sector más contaminante
En
relación a los diferentes sectores productivos, la energía encabeza
las emisiones de gases contaminantes en el país y lo siguen la
agricultura y ganadería. Lo cual surge de las propias cifras
oficiales, a pesar de que Faurie haya dicho que no estaba comprobado
el peso que las vacas tienen en el balance local.
En
Argentina, el sector energético es el que más contribuye a las
emisiones de gases de efecto invernadero (GEI): un 53 %, según datos
del último inventario elaborado por la Dirección Nacional de Cambio
Climático. Sin embargo, las políticas actuales resultan
contradictorias para su reducción en esta área de la economía. Por
un lado, se promueven las energías renovables (mediante el programa
RenovAr), pero al mismo tiempo se subsidia a la industria de los
hidrocarburos.
La
Secretaría de Ambiente de la Nación incluso emitió un comunicado
en el que sostiene que esto no es correcto: “Desde los comienzos de
la gestión, encaramos la lucha contra el cambio climático como una
prioridad a nivel nacional. Cuenta de ello es la creación en 2016
del Gabinete Nacional de Cambio Climático. Y si bien aún nos queda
un año de plazo de cara a la presentación oficial de la estrategia
de largo plazo, ya contamos con la aprobación del plan de trabajo
que hemos presentado a través del mencionado gabinete. En dicha
estrategia al 2050, se abordan los puntos referentes al subsidio a
los combustibles fósiles y la ganadería con miras a lograr
desacoplar definitivamente las emisiones de gases de efecto
invernadero del crecimiento productivo”. No hay más detalles.
Para
Nápoli, otro de los riesgo de hablar en términos porcentuales de
los aportes contaminantes es peligroso: “Como somos chicos no
hacemos nada, no hacemos esfuerzo y hasta es contradictorio con lo
que el propio Gobierno admite”.
Vaca
Muerta
La
gran promesa que este yacimiento de shale y oil gas representa para
la Argentina podría poner en peligro el cumplimiento de los
compromisos que Argentina realizó ante la ONU en el Acuerdo de
París, firmado en diciembre de 2015. No sólo por la performance
local sino por lo que implica en términos globales.
Para
poder detener el aumento de la temperatura global promedio en 1,5ºC
no se pueden sacar del subsuelo todos los recursos de combustibles
fósiles. Muchos de esos recursos deberán quedar bajo tierra, según
los expertos del IPCC. En ese sentido, el Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales de la ONU, exhortó a la Argentina
el año pasado a “reconsiderar la explotación a gran escala de
combustibles fósiles no convencionales mediante el fracking en la
región de Vaca Muerta”.
El
Comité manifestó su “preocupación por los planes de explotación
a gran escala de combustibles fósiles no convencionales (gas de
esquisto y petróleo de esquisto), considerando que la explotación
total de las reservas consumiría un porcentaje significativo del
presupuesto mundial de carbono para alcanzar el objetivo de un
calentamiento de 1,5 grados estipulado en el Acuerdo de París”.
Las cifras hablan de hasta un 11 % de ese presupuesto mundial.
Deforestación
y avance de la frontera agropecuaria
La
deforestación en la Argentina es otro de los problemas más graves
en términos ambientales. Especialmente porque se produce debido al
cambio en el uso de los suelos, es decir para poder hacer ampliar las
zonas destinadas a la ganadería y agricultura.
En
ese sentido, el país cuenta con una ley de protección de bosques.
La mala noticia es que se acaba de conocer el proyecto de presupuesto
para 2020 y, como sucede desde su sanción hace casi 10 años, el
porcentaje de financiamiento para proteger el bosque nativo no se
corresponde con lo que dice la ley. El proyecto de presupuesto asigna
al Fondo de la Ley de Bosques un monto de $ 584.829.000, en tanto que
para el Programa Nacional de Protección de los Bosques Nativos
otorga $ 25.000.000. Esto supone un total de $609.829.000, lo que
equivale a sólo el 3,25 % del mandato legal y significa que por cada
hectárea de bosque nativo que posee en 2020 Argentina invertirá
apenas $10,20, según un estudio realizado por FARN.
Fuente:
Laura Rocha, Cuánto contamina realmente la Argentina, 24 septiembre 2019, Infobae. Consultado 1 octubre 2019.
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