En
Justiniano Posse, el 70 por ciento de sus vecinos separa los desechos
en sus hogares. Acaba de inaugurar una planta de tratamiento propia y
reciclará la mitad de lo que genera.
por
Fernando Colautti
La
mayoría de los pueblos y ciudades de Córdoba mantiene modelos de
gestión de sus residuos urbanos que atrasan. En muchos casos, son
fuente de contaminación y de riesgo sanitario. Según datos
oficiales, por ejemplo, más de 600 localidades aún destinan sus
desechos a vetustos basurales a cielo abierto, sin tratamiento
alguno.
En
ese marco, desde hace una década, sobresalen dos experiencias de
pueblos que decidieron avanzar en el sentido que el primer mundo
ambiental más aconseja: separar y reciclar, en el ámbito local y
con participación activa de los vecinos, para reducir el volumen
final por enterrar.
Una
localidad en esa línea es La Para, en el departamento Río Primero.
La otra es Justiniano Posse, a punto de ser reconocida como ciudad
por superar los 10 mil habitantes, en el departamento Unión, cerca
de Bell Ville.
El
caso Posse
El
municipio de Justiniano Posse inauguró el pasado viernes su nueva
planta de tratamiento y reciclado, que le demandó una inversión de
26 millones de pesos. Gerardo Zuin, intendente recientemente
reelecto, apuntó que el 90 por ciento del monto invertido corrió
por cuenta del municipio y el resto llegó por aportes nacionales y
provinciales.
“Empezamos
hace 10 años con un proyecto que incluía la separación de residuos
en cada hogar y el reciclado. Se fue avanzando y hoy el 70 por ciento
de los vecinos ya retira su basura separada, entre orgánica e
inorgánica, según los días. Pero la planta de tratamiento era
manual, casi artesanal. Ahora inauguramos una nueva, toda mecanizada,
con prensas, cintas, rotuladoras, enfardadoras, para hacer más ágil
y eficiente la tarea y reciclar un mayor porcentaje”, señaló Zuin
a La Voz.
La
planta está diseñada para tratar los residuos que generen 30 mil
vecinos, el triple de los que hoy cuenta Posse.
“Ahora,
queremos acercarnos al 100 por ciento de vecinos que clasifiquen sus
desechos. Volveremos a hacer campañas”, anticipó.
Hace
unos años, el pueblo fue noticia por la acción de un grupo de
jóvenes nucleados en el Foro de la Juventud, que bajo el rótulo de
“embajadores ambientales” recorría las calles para constatar -y
agasajar- a los vecinos que mejor separaban sus desechos.
Posse
separa para reciclar y vende plásticos, papeles, vidrios, metales y
aceites. Con los restos orgánicos produce compost, un abono
fertilizante natural para la tierra, que el municipio usa en sus
espacios verdes y que además regala a todos los vecinos que lo
demanden para sus patios. Los restos de podas se “chipean” y se
suman al proceso de compostaje.
El
punto aún pendiente es qué se hace con lo que no tiene chances de
reutilización. Hasta hoy, esa mitad terminaba en un basural
municipal.
“La
Provincia está planificando un vertedero regional para todas las
localidades del departamento Unión. Si se concreta, enviaremos allí
esos restos, y ya nada quedaría en Posse”, apunta Zuin. Pero a
diferencia de otros pueblos o ciudades, sólo debería fletar y pagar
por la mitad, o menos ya, de los desechos que genera.
Reducir
impactos
Sebastián
Bruno, del área ambiental del municipio, detalla que la nueva planta
optimizará también el destino final de lo no reciclable. “Lo que
no sea recuperable, se compactará también, en grandes bolsas
herméticas, extrayendo antes los líquidos lixiviados, que son
contaminantes. Esos fardos cerrados irán a otro terreno municipal,
pero ya sin afectar los suelos. Mientras, vamos a remediar el viejo
basural”, señala.
“Hoy
andamos por el 36 por ciento que se recupera y buscamos llegar al 50
por ciento del total de los desechos. Sería un muy buen número; no
debe haber ciudades en el país que superen eso hoy”, apunta Bruno.
La
planta de tratamiento ocupa a 12 personas y la recolección a seis
más, según indicó.
Clave:
reducir el volumen de lo que no se recicla
Los
avances de los que buscan una salida más sustentable.
En
la provincia de Córdoba, sólo avanzaron en procesos de menor
impacto ambiental en los últimos años los municipios que cuentan,
en sus zonas, con vertederos regionales para derivar sus desechos.
Pero son la minoría aún, y en pocas regiones. Hay, además, algunos
intentos locales recientes de apostar a la separación en origen,
como los casos de Marcos Juárez, Villa Dolores, Almafuerte o Jesús
María, entre otros. O el citado y más avanzado de La Para.
Desde
las organizaciones ambientalistas, en general, se plantea como la
solución más aconsejable para reducir la contaminación que cada
localidad procure por su cuenta separar, reciclar y reducir
volúmenes, sin apelar a grandes plantas regionales que concentren
toneladas e impactos. El peor escenario, de todos modos, son los
basurales con nulo tratamiento. Que en Córdoba aún pululan.
Fuente:
Fernando Colautti, Un pueblo cordobés, modelo en la gestión de residuos urbanos, 11 septiembre 2019, La Voz del Interior. Consultado 12 septiembre 2019.
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