Este
17 de agosto, Stop Uranio llama a la movilización para reafirmar el
compromiso del Campo Charro contra la minería de uranio. Tras varios
años que han conseguido frenar las ambiciones de la australiana
Berkeley, aún se echa en falta que la clase política proteja los
intereses de la ciudadanía frente al ánimo de lucro que esta
empresa persigue a costa de la especulación minera mientras juega
con la seguridad de las personas y el medio ambiente.
por José
Ramón Barrueco Sánchez
El
próximo sábado 17 de agosto la Plataforma Stop Uranio convoca una
concentración en La Fuente de San Esteban para mostrar el rechazo de
la población del Campo Charro a los proyectos de minería de uranio
de la empresa Berkeley Minera en la provincia de Salamanca. Se trata
de la quinta convocatoria anual que realizamos en el cruce de la
antigua carretera nacional Nº 620 con la carretera comarcal que une
Tamames con Vitigudino.
Stop
Uranio se fundó en el año 2013 y en las Navidades de ese mismo año
convocamos una ruta senderista reivindicativa que dio inicio a seis
años de movilización contante contra la multinacional australiana.
Hemos convocado o secundado múltiples acciones para visibilizar la
oposición de buena parte de la población del oeste de la provincia
de Salamanca a la apertura de la minería de uranio. Gracias a esa
oposición la empresa minera tiene más difícil conseguir su
objetivo, pero aún no hemos conseguido que Berkeley abandone
definitivamente sus proyectos o que las administraciones implicadas
le abran la puerta de salida de nuestra provincia.
Ahora
que el Gobierno socialista se reúne con organizaciones de la
sociedad civil para elaborar un programa con el que pueda gobernar
España, nosotros le pedimos que le niegue definitivamente la
autorización de construcción de la planta de tratamiento de uranio
de Retortillo, pendiente de un informe del Consejo de Seguridad
Nuclear, pero que no es vinculante en el caso de que haya una
decisión política de rechazo a la apertura de dicha planta.
Este
verano se ha producido un incendio en el recinto de la mina y planta
de Saelices el Chico, también en la provincia de Salamanca,
explotada por la empresa pública ENUSA hasta el año 2000. Si
diecinueve años después esa zona requiere vigilancia y las
instalaciones que allí se encuentran pueden ocasionar peligro para
la población circundante, nosotros nos preguntamos, como se lo
preguntaron los técnicos del CSN, quién puede garantizar que una
empresa privada extranjera vaya a seguir gastando dinero en las
instalaciones de Retortillo una vez finalice su explotación.
Más
suerte que nosotros ha tenido la plataforma homóloga a la nuestra en
Badajoz, Dehesa Sin Uranio, que en seis meses de lucha ha conseguido
que la Junta de Extremadura anule el permiso de investigación
otorgado a la empresa Qbis Resources S.L. para reabrir la minería de
uranio en esa Comunidad Autónoma. En Castilla y León no ha cambiado
nada en los últimos treinta años, ni creemos que cambie a pesar de
que el Partido Popular ya no gobierna solo en nuestra región.
Berkeley sigue investigando y explorando nuestra tierra para hallar
el uranio que necesita para rentabilizar su ruinoso negocio
especulativo minero.
Seis
años de lucha desgastan a cualquier movimiento social, pero a pesar
de ello seguimos teniendo claro el objetivo que hizo que nos
agrupáramos en torno a la Plataforma Ciudadana Stop Uranio:
Salamanca no va a ser la excepción del continente europeo
permitiendo la explotación de un mineral que conlleva notables
riesgos para la población, produce un daño medioambiental
considerable y alimenta una industria nuclear que debiera ser
abandonada tras desastres tan descomunales como Chernobyl o Fukusima.
Fuente:
José Ramón Barrueco Sánchez, Hacia el 17 de agosto: Campo Charro dice no a la mina, 12 agosto 2019, El Salto Diario. Consultado 12 agosto 2019.
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