Central Nuclear Atucha II. |
En el marco de la serie Chernobyl, la sociedad argentina ha puesto la lupa en la situación de nuestras centrales nucleares. Los antecedentes de nuestro país en materia de energía nuclear y los testimonios de los referentes del Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA) indican que nunca estamos exentos de padecer accidentes.
La
serie Chernobyl de HBO llegó hace un poco más de un mes a las
pantallas y ya se posicionó como la mejor en el ranking de IMDB.
Esta
miniserie de cinco capítulos que narra cómo se produjo el mayor
desastre nuclear de Europa, viralizó la duda: ¿Podría ocurrir un
accidente similar en Argentina?
Hoy
en día, y a partir del acontecimiento de Chernóbyl, todas las
centrales del mundo han tomado medidas para que no suceda lo mismo.
Sin
embargo, el referente del Movimiento Antinuclear Zárate, Agustín
Saiz opina que siempre existen riesgos de accidentes.
Al
ser consultado por el caso Chernóbyl, Saiz dijo: “No creo que se
pueda producir un accidente exactamente por las mismas fallas
técnicas que ocurrieron en Chernóbyl porque entiendo que después
de Chernóbyl, la industria nuclear en todo el mundo, incluso en
Argentina, ha tomado precauciones para que no pase exactamente lo
mismo, pero sí el riesgo de accidentes está presente
permanentemente, que haya un accidente no quiere decir que explote
necesariamente”.
El
biólogo y presidente de la Fundación para la Defensa del Medio
Ambiente (FUNAM), Raúl Montenegro, al respecto aseguró: “Cualquier
reactor nuclear en cualquier país del mundo puede sufrir el peor
accidente posible en la Escala Internacional de Eventos Nucleares
(INES)”.
La
escala INES es un instrumento para cuantificar la gravedad de un
suceso nuclear y radiológico. El peor accidente posible, por ejemplo
un accidente como el de Fukushima o el propio de Chernóbiy son de
nivel 7.
Para
el Premio Nobel Alternativo 2004, Montenegro, la Comisión Nacional
de Energía Atómica (CNEA) y Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA)
han incurrido en una serie de figuras para reducir de alguna forma el
temor de que suceda un evento nuclear similar en Argentina. “Indican
que la central nuclear Chernóbyl 4, que es la que sufrió ese
accidente nivel 7, tenía una estructura distinta, que en lugar de
utilizar como moderador agua pesada -que es el caso del reactor de
Argentina- tenía grafito, que además era combustible, etc. En
realidad no importan los sistemas de seguridad, obviamente cuantos
más sistemas de retención enhorabuena, pero ningún reactor nuclear
del mundo está exento de sufrir el peor accidente o evento posible”,
explicó.
¿Cuáles
con las centrales nucleares que están en nuestro país?
En
Argentina contamos con tres centrales de potencia actualmente: Atucha
I, Embalse y Atucha II.
Atucha
I fue la primera central nuclear de América Latina. Se conectó al
Sistema Eléctrico Nacional en 1974. Está ubicada sobre la margen
derecha del Río Paraná de las Palmas, a 100 km de la ciudad de
Buenos Aires en la localidad de Lima, Partido de Zárate.
Embalse
es la segunda planta nuclear construida en Argentina. La instalación
está situada en la costa sur del embalse de río Tercero en la
provincia de Córdoba. Su construcción se inició en 1974. Luego de
completar el proyecto de Extensión de Vida, la central alcanzó con
éxito la puesta a crítico de su reactor en 2019, iniciando el
segundo ciclo operativo por un ciclo de 30 años.
Por
último, Atucha II se encuentra sobre la margen derecha del Río
Paraná, en la localidad de Lima, partido de Zárate, a 100
kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. La construcción de la
Central Nuclear Atucha II comenzó en 1982.
Las
tres centrales son operadas por Nucleoeléctrica Argentina S.A.
(NASA), una empresa generadora de energía eléctrica, y encargada de
la gestión de los proyectos nucleares del país.
La
compañía produce energía nucleoeléctrica mediante la operación
de las centrales. La potencia instalada total de sus tres plantas es
de 1790 MW.
NASA
es una sociedad anónima cuyo capital social accionario se encuentra
distribuido de la siguiente manera: Ministerio de Hacienda 79 %; CNEA
20%, y Emprendimientos Energéticos Binacionales 1 %.
Según
NASA, todas las centrales nucleares argentinas cuentan con la
Licencia de Operación por parte de la Autoridad Regulatoria Nuclear
(ARN).
En
referencia, Agustín Saiz dijo “Atucha I, Embalse, y Atucha II se
encuentran actualmente en un estado que les permite operar”.
Pese
a que las centrales están en condiciones de operar, Saiz advirtió:
“El problema es que se hizo una extensión de vida útil
recientemente en Embalse (Córdoba) y Atucha I, de lo cual muchos
técnicos e ingenieros entienden que el mix de componentes de la
década del ‘70 con los actuales aumenta aún más la probabilidad
de riesgo”.
En
este sentido, el referente de del Movimiento Antinuclear de Zárate
detalló: “Lo que ya ocurrió muchísimo en Atucha I y en Embalse
son descargas de contaminación radiactiva al lago de Embalse y al
río Paraná. Entonces los accidentes nucleares pueden ocurrir y han
ocurrido en muchas situaciones más de lo que la gente piensa”.
Saiz
sostiene que el riesgo de accidente está presente en cualquier
momento porque hay múltiples circunstancias que lo pueden
desencadenar, ya sea por causas humanas o históricas. “En el ‘82
la Central de Atucha I fue un blanco de guerra durante la Guerra de
Malvinas, entonces esas son las circunstancias históricas que en el
año ‘74 ‘76 cuando hicieron Atucha I no estaban contempladas”,
ejemplificó. Y continuó: “Después hay otros procesos humanos,
en las últimas décadas, ha ocurrido fracking en la Argentina y
existe la técnica del monocultivo de soja. Esas han tenido
consecuencias casi directas sobre Atucha. En el año 2016 quisieron
hacer fracking en Entre Ríos, entonces la tierra fracking podría
haber generado un temblor sobre Atucha que está en la provincia de
Buenos Aires en frente de Entre Ríos. Ese fue uno de los motivos por
los que no se llegó hacer fracking en esa provincia”.
Además,
se refirió a otros causales que podrían desencadenar accidentes
nucleares en las centrales argentinas. “Cuando hablamos del
monocultivo de soja, hablamos de que los cauces del río, en el caso
del río Paraná por ejemplo, el agua escurre de una manera muy
distinta a la de hace muchos años, donde los canales aumentan
notablemente porque los suelos están estériles y absorben menos
agua, entonces también una posible inundación tranquilamente puede
desactivar o poner en jaque a una central nuclear”, explicó.
“Entonces las situaciones nunca están contempladas desde lo
teórico, lo que sí ocurre en la realidad son múltiples situaciones
que pueden desencadenar un accidente”, sintetizó Saiz.
Por
su parte, el Dr. Raúl Montenegro, sostuvo que: “Cualquier reactor
de potencia puede sufrir el peor accidente posible porque puede
tratarse de una falla interna o de un evento que venga del exterior”.
“En el caso de las centrales nucleares tanto como Atucha 1, Atucha
2, o Embalse, el combustible nuclear agotado que es material
altamente radiactivo se coloca en silos. Por ejemplo, en el caso de
Embalse en los silos secos hay 30 años de acumulación de residuos
radiactivos de alta actividad, por lo tanto, si un avión de gran
porte golpea contra un grupo de silos, (que no están preparados para
recibir el impacto de un avión comercial), en ese caso lo que se
generaría a partir de ese evento sería algo equivalente a un
Chernóbyl o algo equivalente por lo menos a veinte Chernóbyl”,
expuso.
“El
impacto sería enorme y esto es algo que muchas personas no saben,
que no solamente está el riesgo del reactor nuclear en operación,
sino que también está el riesgo de los silos, en este caso son
silos secos los de Embalse, en donde se almacenan las barras
combustible con residuos radiactivas de alta actividad”, sintetizó.
Argentina:
el país latinoamericano récord en materia de accidentes nucleares
La
referente del Movimiento Antinuclear Rionegrino (M.A.R.), Fabiana
Vega contó que el primer accidente nuclear o evento en Argentina,
ocurrió el 30 de junio de 1983 pero en nuestro país se conoció
recién en 1987 (cuando lo publicó la revista alemana Der Spiegel).
Según Vega, luego sucedieron muchos otros.
En
este sentido, el biólogo, Raúl Montenegro resaltó que nuestro país
es el único de América Latina y Caribe que tiene los peores récords
en materia de eventos nucleares. “Argentina sufrió el peor
accidente de la región en un reactor nuclear de investigación: el
RA-2 en Constituyentes, eso ocurrió en septiembre de 1983”. “Ese
accidente que sufrió el RA-2 en Constituyentes fue nivel 4 en la
Escala INES”.
El
profesor titular de Biología Evolutiva Humana en la Universidad
Nacional de Córdoba, Montenegro, además subrayó: “Argentina
también tiene otro récord; es el primer país de América Latina y
Caribe que tuvo una víctima por accidente nuclear, fue la persona
irradiada por radiación gamma y neutrones en el RA-2 de
Constituyentes y que por culpa de esa exposición murió”. “Al
mismo tiempo es el primer accidente nuclear de reactor en
funcionamiento en donde además de la víctima fatal hubo 17 personas
contaminadas con radiación gamma y con neutrones y que por lo menos
-hasta donde está la información porque se mantuvo en total
secreto-, no se ha sabido qué es lo que ha pasado con la vida de
estas personas”, explicó.
Además,
el Premio Nobel Alternativo 2004, Raúl Montenegro agregó: “No
terminan ahí los récords, el reactor RA-2 después de ese fatídico
accidente por error humano que mostró la impericia de la propia
Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) de quien dependía el
reactor RA-2, fue el primer reactor nuclear de investigación
desarmado y decomisado en Argentina”.
“Como
vemos, Argentina tiene el peor récord de todos los países de la
región en el tema de materia nuclear”, afirmó.
Siguiendo
la línea de eventos nucleares en nuestro país, el Dr. Raúl
Montenegro, el año pasado durante un encuentro de galardonados en la
Universidad de California, indicó que “el 17 de noviembre de 2017
se produjo el salto de varios sellos de contención en el Área de
Operaciones del reactor nuclear de Embalse, lo que permitió la
liberación de vapor con tritio 3 radiactivo en el Área de
Operaciones donde se encontraban unas 50 personas. Durante las cinco
horas que duró el episodio hubo registros altos de tritio radiactivo
al mediodía y a las 14 horas, situación que forzó la evacuación
total del área contaminada. Según datos proporcionados por un
informante de FUNAM hubo cinco trabajadores contaminados. La persona
más impactada recibió 12 mSv en dos horas de exposición. El
Sievert es la unidad de medición de la radiación ionizante
absorbida por un organismo vivo. Aunque la persona contaminada estuvo
por debajo de este límite, las autoridades nucleares de Argentina no
dicen que cualquier valor de radiación ionizante es cancerígeno, y
que el desarrollo de cáncer en personas expuestas puede demorarse
años”.
Por
otra parte, Montenegro aclaró que en Argentina la población no está
preparada para el peor accidente posible. “En los reactores
nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse solamente se hace lo que se
llama ‘Simulacro para accidente menor’, ese simulacro se hace 10
km alrededor de las centrales nucleares de potencia, bastante
mediocres por otro lado e incompletos pero en ningún caso se ha
querido preparar a la población para el peor accidente posible nivel
7 ¿Por qué siendo que a cualquier reactor nuclear puede pasarle
este accidente o evento nivel 7? No lo han querido hacer porque al
hacerlo la población que es preparada se da cuenta de que puede
ocurrir. Y tanto la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA),
como la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), y como NASA, no quieren
que las personas se den cuenta que esos reactores nucleares pueden
sufrir el peor accidente posible”, manifestó el biólogo.
Montenegro
explicó que el área de impacto de un reactor nuclear de potencia si
sufre el peor accidente posible, por ejemplo el caso de Chernóbil,
se considera entre 500 y 700 km alrededor de las centrales. “Entonces
se darán cuenta ustedes lo absurdo que sucede en Argentina, se
prepara a la gente 10 km alrededor de las centrales y se deja sin
protección, sin consignas a todo lo que tienen que ver con el radio
de los 500 km”, denunció.
Además,
Montenegro explica que no sólo no se prepara a la gente, sino que
además “tampoco tenemos preparados hospitales, ni médicos o
personal de la salud, para tratar las miles de víctimas que
generaría el peor accidente posible, que insisto puede pasar en
Argentina como puede pasar en Francia, como puede pasar en cualquier
otro país que tenga reactores nucleares en potencia”.
Siguiendo
esta línea, Montenegro contó a El Panorámico que en el año 2011
al ver que la Comisión Nacional de la Energía Atómica (CNEA), la
Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y NASA, no preparaba a la gente,
desde FUNAM hicieron el ‘Plan ciudadano para actuar en caso de
accidente nuclear’, que se puede consultar en internet.
Posibilidades
de una nueva central en Argentina y sus repercusiones
Recientemente,
el gobierno nacional anunció la firma del acuerdo definitivo con
China para construir una cuarta central nuclear de potencia en la
provincia de Buenos Aires, a 100 Km. del mayor conglomerado urbano
del país.
Este
avance para la construcción de Atucha III generó el rechazo del
Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA),
organizaciones, asambleas, comunidades originarias y ciudadanos/as de
todo el país.
MARA
presentó un comunicado de prensa, el pasado 24 de junio, donde
manifestó su repudio al accionar ilegal del gobierno, alertó a la
población sobre los peligros de la central, y denunció que no tiene
sentido la construcción de otra planta nuclear por sus altos costos
que podrían ser reemplazados por energías renovables.
“Chernobyl
nos recuerda en estos días que un desastre nuclear es la condena de
muerte para las poblaciones y los territorios. El ex subsecretario de
energía nuclear de la nación, Julián Gadano, reconoció en 2017
que de producirse un accidente nuclear ‘nos moriríamos de hambre,
porque no podríamos vender alimentos a nadie’. Tres centrales
nucleares juntas a 100 Km. de Capital Federal y a 80 Km. de Uruguay
conforman un Chernobyl en potencia”, explica el comunicado.
Agustín
Saiz, del Movimiento Antinuclear Zárate/Campana (Buenos Aires), dijo
a El Panorámico que la consecuencia negativa de esta cuarta central
es primeramente para nosotros, porque tenemos que vivir con un riesgo
nuclear más. “En la operatividad de la central nuclear por lo
general es un poco inevitable que haya contaminación radiactiva,
derrame de agua y otro tipo de situaciones que hacen que estemos
expuestos”, explicó. “Zárate está ubicado a 100 km de Capital
Federal y Gran Buenos Aires, que es la ciudad más densamente poblada
en la Argentina y sería una catástrofe”, sentenció.
Además
destacó: “El convenio es sobre un reactor que no tiene
experiencias previas de esa tecnología, seríamos el conejito de
indias de China”.
Asimismo,
Fabiana Vega del Movimiento Antinuclear Rionegrino (M.A.R.) coincidió
en que uno de los principales puntos negativos de la nueva central
que se espera construir es su carácter experimental, es decir, no
hay ninguna central de potencia con esas características en ningún
lugar del mundo.
Por
otra parte, también señaló que el acuerdo con China es una pérdida
de soberanía territorial y energética. Y remarcó la poca
participación que tiene Argentina en este tipo de acuerdos. «Se
evidencia en la base espacial China que fue instalada en Neuquén,
que tan pronto los obreros de la construcción terminaron de hacer su
trabajo no quedó ningún argentino dentro. Y también nosotros como
rionegrinos lo hemos vivido en la minera de Sierra Grande que hace
muchos años está concesionada por los chinos en zona limítrofe y
en donde el compromiso o la oferta laboral inicial fue paupérrima;
no quedó ningún argentino trabajando dentro y a los chinos que
tienen trabajando dentro están con condiciones de esclavitud»,
manifestó.
Siguiendo
esta línea, Vega insiste en que la energía nuclear es la más
nociva porque conlleva la explotación de uranio, y deja residuos
radiactivos que persisten durante años afectando a la salud y el
medioambiente. «Los costos que tiene la energía nuclear comparables
con otras energías son inimaginables», declaró.
Por
último, Fabiana Vega invita a tener en cuenta las energías
alternativas, como la solar, la eólica, la mareomotriz, la biomasa,
etc.
Balance:
la situación de la energía nuclear en Argentina
Tanto
los referentes del Movimiento Antinuclear de la República Argentina
(MARA), como los antecedentes de accidentes nucleares en nuestro
país, demuestran que si bien las centrales Atucha I, Atucha II y
Embalse se encuentran en condiciones de operar, la energía nuclear
es la tecnología más nociva que se desarrolló hasta ahora. “La
energía nuclear es la más cara de todas, es la que deja un pasivo
imposible de tratar que es el combustible usado, y necesita de la
minería de uranio”, finalizó Agustín Saiz.
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