Entrevista
con Enrique Viale, abogado ambientalista y asesor legislativo del
senador nacional Fernando "Pino" Solanas.
por
Bernardita Ponce Mora
Hace
dos semanas el Senado de la Nación, por unanimidad, dio media
sanción a la Ley de Presupuestos mínimos de adaptación y
mitigación al cambio climático global. Este proyecto, presentado
por el senador nacional Fernando “Pino” Solanas (Proyecto Sur),
establece herramientas para que el país enfrente uno de los
problemas más urgentes de la humanidad, y fija obligaciones
concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El
mismo día, la Cámara Alta declaró la emergencia climática y
ecológica, un proyecto que presentó Solanas y que fue propuesto por
la agrupación Jóvenes por el Clima y la AlianzaXelClima. La
Argentina es el decimoséptimo país en lograr esta declaración y el
primero en Latinoamérica.
“Para
enfrentar un problema, lo primero que hay que hacer es reconocerlo”,
expresó Enrique Viale, abogado ambientalista y asesor legislativo de
Solanas, al hablar con El Tribuno. Desde hace muchos años acompaña
como letrado distintas luchas socioambientales que se dan en el país.
Como asesor del senador nacional, impulsa normas y legislaciones
relacionadas con la protección de la naturaleza.
Viale
reflexionó sobre la importancia de que la Argentina cambiara sus
modelos productivos, para que fueran compatibles con los ciclos de la
naturaleza, y los modelos de generación de energía, para dejar
atrás los combustibles fósiles y pasar a un paradigma de energías
renovables. “Hay que repensar todo”, aseguró.
¿En
qué consiste el proyecto de ley de presupuestos mínimos de
adaptación y mitigación al cambio climático global?
El
proyecto empezó hace un poco mas de tres años, cuando lo
presentamos con el senador Pino Solanas, que es el autor. Venimos
desde entonces tratando de lograr dar este debate. Pasó por
asesores, se mejoró y terminó con esta media sanción. Como fue por
unanimidad, tenemos confianza de que se pueda votar en Diputados.
¿Por
qué decidieron hacer este proyecto?
Uno
de los mayores desafíos de la humanidad y, por supuesto de la
Argentina también, es el cambio climático. Está trastocando todas
las variables y tiene que ser tratado de manera transversal. El
cambio climático genera eventos climáticos extremos: sequías,
inundaciones, cambios de clima y necesita urgente tener políticas de
Estado que trasciendan las administraciones de turno. Por eso nos
parecía fundamental una ley, que hace que se convierta en una
verdadera política de Estado. Incluso que las provincias tengan su
política. Esta es una ley de presupuestos mínimos de protección
ambiental, que está basada en el artículo 41 de la Constitución
Nacional y establece su obligatoriedad también para las provincias.
Si sale esta ley van a tener que tener sí o sí políticas sobre el
cambio climático.
¿Qué
significa que sea de presupuestos mínimos?
El
segundo párrafo del artículo 41 de la Constitución es el que, a
partir de la reforma de 1994, estableció este tipo de normas.
Presupuesto no hay que confundirlo con dinero, sino con una especie
de estándares mínimos. Es un tipo de norma que es aplicable en todo
el país y que es un piso de protección. Las provincias no pueden
hacer leyes menos protectoras, sino más protectoras. La ley de
bosques es una ley de presupuestos mínimos; la ley de glaciares
también.
En
el NOA y en Salta, en particular, ¿tienen detectados los problemas
más urgentes en materia ambiental?
Sí,
hay problemas muy graves, pero creo que, por excelencia, la
deforestación. Salta tiene gravísimos problemas con el desmonte y
la deforestación para la actividad ganadera o agrícola. La soja u
otros cultivos terminan desplazando el bosque nativo y generando un
impacto que es terrible. Esto es gravísimo en materia ambiental. La
zona del Gran Chaco argentino, que incluye a Salta, es una de las
zonas con mayor deforestación a nivel mundial. Es el hábitat del
yaguareté, del cual en esa región quedan menos de 20 ejemplares:
una muestra de la ruptura de los ecosistemas.
Este
proyecto puede generar oposición de las empresas que dicen que
necesitan producir más o generar más trabajo o desarrollo...
Creemos
que es mentira el enfrentamiento entre ambiente y trabajo. Nosotros
decimos: sin justicia ecológica no hay justicia social, y viceversa.
Los mayores afectados por la degradación de los ecosistemas y de la
naturaleza son los sectores más vulnerables de la sociedad. Son los
que más sufren los embates de la sequía o de una inundación. Si
queremos justicia social hay que también tener justicia ecológica.
Hay que empezar a tener modelos productivos que sean compatibles con
los ciclos de la naturaleza. Eso es fundamental, porque siguen siendo
los sectores más excluidos los más perjudicados por la degradación
ambiental.
¿Qué
implica para la Argentina declarar la Emergencia Climática y
Ecológica?
Para
enfrentar un problema lo primero que hay que hacer es reconocerlo. El
proyecto de declaración exhorta al Poder Ejecutivo a reducir los
gases de efecto invernadero que produce la Argentina sobre la base de
los lineamientos de un ente formado por miles de científicos de todo
el mundo, que es el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático), que en 2018 hizo un documento muy crítico,
diciendo que hay que reducir los gases de efecto invernadero del
mundo. Si no, vamos a una situación de absoluto descontrol, en la
que el clima será totalmente impredecible. Las consecuencias las
sufrirán miles de millones de personas... Hay que empezar a tomar
medidas mucho mas drásticas en relación con el cambio climático.
¿Qué
camino debe tomar la Argentina para disminuir los problemas
relacionados con el cambio climático?
Tiene
que repensar sus modelos productivos, para que sean compatibles con
los ciclos de la naturaleza. Repensar el modelo de agronegocio, que
avanza sobre bosques nativos, sobre territorio indígena y sobre
territorio campesino, y empezar a producir. Volver a una agricultura
con agricultores, salir de los agroquímicos, empezar a producir
alimentos sanos, seguros y baratos. Repensar el modelo productivo en
relación con la energía y empezar a pensar en una política de
Estado muy fuerte en relación con las energías renovables, que no
solo son compatibles con la naturaleza, sino que también puede
generar cientos de miles de puestos de trabajo: una verdadera
revolución de trabajo, pero, bueno, hay que repensar todo.
¿Cuál
es su postura en relación con Vaca Muerta?
Yo
soy muy crítico de Vaca Muerta desde hace mucho tiempo. Fuimos de
los primeros que empezaron a señalar -ya por 2013- lo que
significaba. Son hidrocarburos no convencionales que necesitan el
“fracking”, la fractura hidráulica, una técnica muy
controvertida y muy cuestionada en todo el mundo, prohibida en otras
partes del planeta por lo altamente contaminante. Por el cambio
climático, hay una tendencia mundial a empezar a salir de los
combustibles fósiles y Vaca Muerta significa más quema de
combustibles fósiles. Somos muy críticos por esas dos razones y,
además, porque creemos que es una gran burbuja. Vaca Muerta no
cierra ni ambiental ni económicamente. Está enormemente subsidiada.
Las petroleras que están ahí reciben subsidios que podrían ir a
las energías renovables o a otras zonas de la economía, lo que
sería mucho más redituable.
Fuente:
Bernardita Ponce Mora, “El cambio climático trastoca todas las variables y tiene que ser tratado de manera transversal”, 28 julio 2019, El Tribuno. Consultado 29 julio 2019.
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